Capítulo 33.

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Amy.

Por momentos todo parecía irreal, se que en un mes pasó de todo pero en verdad no me imaginaba que un embarazo coronaría nuestra relación. Cuando salimos esa mañana de casa mis dudas incrementaron a notar que definitivamente mi periodo no bajó en todas esas semanas y me tenían muy alarmada porque sabía que esa noche en que concebimos a este nuevo bebé eran altas las probabilidades que esto suceda.
No voy a negarlo estaba nerviosa cuando me hice ese test de embarazo en la habitación del hotel, tenía miedo por lo que vendría y llevaba tener que hablar con Alexander sobre este tema, se que las cosas entre nosotros eran muy diferentes a lo que fué cuatro años atrás pero sentía un poco de miedo a su reacción.

- ¿Qué crees que será? - su voz me saca de mis pensamientos.

Ambos estábamos acostados en la cama, él acariciando mi plano vientre mientras yo me acurrucaba en su pecho.

- No lo sé, sea niña o niño lo amaremos igual - respondí suspirando.

- ¿Existe la posibilidad que sean dos, no? - me consulta pensativo.

- Por el lado de mi herencia Meitzner podría ser, mis tíos y bueno mis primos Lorenzo y Maddie tuvieron gemelos, todo podría ser pero hasta no ver a mi ginecóloga no sabremos - contesto.

- Toda tu familia tienen ese hermoso color de ojos y Matheo no los sacó - acota riendo.

- Creo que tú genética es más fuerte que la mía después de todo, tu mamá es colorada de ojos verdes y ni tu o tus hermanos sacaron algo de ella - comento divertida.

- Salimos igual que papá hasta el carácter es una copia exacta de él - dice negando su cabeza divertido.

- Matheo salió más a tu lado que el mío - agrego recordando cuando conocí a nuestro hijo por primera vez, todo de él me recordaba a Alexander.

- Es parecido a mí pero tiene la combinación explosiva de nuestro carácter - asegura él.

- Eso es cierto por eso nos cuesta tanto que nos haga caso peleamos con nuestra mini versión - declaro sonriendo pensando en mi pequeño hijo que dormía en la habitación continua a la nuestra.

- Estará muy feliz cuando se entere del bebé - afirma Alex.

- Se le cumplió uno de sus sueños - digo abrazándome más fuerte a su cuerpo.

Siento sus caricias en mi cabello. - ¿Cuándo se lo diremos? - inquiere ansioso.

- Después que veamos a la doctora, quiero asegurar que todo esté bien antes de contarle a nuestro hijo y a la familia - contesto bostezando.

- Estoy muy ansioso - murmura dejando un beso en mi cabeza.

- Lo sé Alex pero tenemos muchos meses por delante así que debes calmar esa ansiedad tuya - le pido cerrando los ojos.

Me acurruco más sintiendo como sus brazos me envuelven, estaba muy cansada entre el viaje, el estrés y las emociones que había vivido en estas horas me agotaron, no tarde nada en quedarme dormida por completo.

- ¡Mamiiiii! - el grito de Matheo me obliga a levantarme asustada.

Mi hijo salta a la cama y empieza a rebotar entre nosotros eufórico pidiendo que nos levantemos porque debemos ir al castillo de Mickey Mouse.

Un día larguísima nos esperaba.

- Cuidado hijo - dice Alexander al verlo tirarse encima mío.

- Lo siento, mami - murmura al abrazarme y dejar un beso en mi mejilla.

Sonrío porque no podía empezar mejor mi día que con ellos dos a mi lado, en unos meses seremos cuatro y veremos cómo nos organizamos porque un nene de cuatro años, un bebé recién nacido sumado a nuestra rutina de horarios laborales se nos hará bastante complicado pero buscaremos la fórmula para poder llevarlo.

Alguien tiene que ceder (11° SAI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora