Capítulo 36.

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Amy.

Este embarazo se me hizo bastante largo, capas por el simple hecho que estuve haciendo reposo todas las semanas eran muy pocas la veces que podía a levantarme de la cama porque tenía una fisura en la bolsa amniótica lo que me tenía haciendo reposo casi todo el día pero gracias a ese cuidado llegué a las treinta y seis semanas de gestación, el bebé estaba próximo a nacer solo esperaba que sea pronto porque en verdad no encontraba más una posición correcta en la cama para poder descansar.

- Mami - dice Matheo entrando a la habitación.

- ¿Qué sucede cariño? - pregunto marcando para que suba a la cama para que me haga compañía.

- Nada solo quería estar contigo - acota recostando su cabeza en mi gran vientre.

- Puedes quedarte todo el tiempo que quieras conmigo - aseguro aprovechando para acariciar su cabello.

El día que le contamos sobre la llegada de su hermanito se volvió completamente loco de la felicidad, es lo que más quería y nos pedía que fuera un niño para que pueda jugar con él siempre pero todavía no sabíamos que iba a ser el nuevo bebé.

- Ya bebé - murmura Matheo acariciando mi vientre donde el pequeño no dejaba de dar sus fuertes patadas.

- Por favor - musito al sentir una fuerte contracción que se hace presente.

- ¿Estás bien, mami? - me pregunta mi hijo preocupado.

- Si cariño el bebé está pronto a nacer y se mueve de más - digo tratando que no esté tan preocupado.

- Tranquilo hermanito que a mamá le duele - le dice a la panza y deja un beso ahí para después seguir acariciando.

Matheo es tan dulce pero cuando se enoja agarrate porque tiene un carácter de los mil demonios, linda combinación saco mía y de Alex.

- Hola - murmura Alex al entrar a la habitación después de pasar todo el día trabajando.

- Mi amor - digo esperando su beso.

- Traje la comida - comenta dejando un beso en mis labios y rápidamente sus manos van a mi vientre donde lo acaricia provocando que otra vez el bebé empiece a moverse demasiado fuerte.

- Creo que está feliz de verte - acoto con dolor.

Alex sonríe y deja de acariciar mi vientre para ahora pasar su mano por el rostro de Matheo que dormía a mi lado, no había nada más lindo que verlo con nuestro hijo.

- Hoy fue el juicio - me cuenta mirando cómo nuestro hijo seguía durmiendo.

- ¿Cómo salió todo? - pregunto algo nerviosa.

- Muchos y largos años, todas las chicas lo acusaron sumado el intento de asesinato, todo sumó - me cuenta soltando un largo suspiro.

Que Bianco esté preso de por vida sin goce a salir en libertad era una gran alivio para todos, sobre todo después del gran susto que nos hizo llevar cuando apareció meses atrás en el bufete con la intención de dañar a Alexander, una bala, la cicatriz en su abdomen nos recordaría eso siempre.

- Justicia por todas las chicas - comento sonríendo.

- Ellas te mandan un gran saludo y están felices que hayas sido la primera de muchas en denunciarlo - acota Alex centrando sus ojos en mi.

- La justicia es lenta pero cuando llega todos pagan las consecuencias - aseguro pensativa.

A veces es tan difícil ser abogado, muchas la misma justicia no te ayuda en nada y es como si tuvieras todo en contra pero cuando uno quiere hace de todo y eso le hago saber a mis clientes que todo puede tardar pero todo llega.

Alguien tiene que ceder (11° SAI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora