Julian y Catalina.

20.7K 1.4K 87
                                    

Sabía que algo le pasaba, llevaba más de treinta años de casado al lado de esta loca mujer y que esté loca en su atelier mirando telas, rebuscando hilos y con su cuaderno diseñando solo significaba que con algo quería distraerse para dejar de pensar en eso que la tenía muy preocupada.

Mi esposa tenía esa costumbre de preocuparse por todo.

- Cariño - captó su atención para que me observé.

- Julian - exclama aliviada de verme y no tarda en abrazarme, definitivamente su preocupación está superando sus límites.

- No debes estar tan alterada, todavía tienes que recuperarte - le recuerdo mientras la estrecho entre mis brazos.

Hace un par de semanas atrás había sufrido una conmoción demasiado fuerte que le ocasionó un tremendo desvanecimiento que casi me causó un infarto a mí al verla de esa forma por eso debía cuidarse un poco más y dejar de alterarse por cosas tan pequeñas, ya no éramos jóvenes y aunque nos cueste aceptarlo estábamos viejos por lo que nuestra salud debía tener más cuidado de lo normal.

- Lo sé - suspira sin soltarme.

- ¿Qué te pasa, cariño? - consulto dejando un beso en su cabeza.

- Estoy preocupada - musita suspirando.

¡Bingo!

- ¿Por qué? - agrego observando como esos preciosos ojos me miran a mi con cierta preocupación.

- Nuestros hijos - responde.

Tenía un leve presentimiento que su preocupación se debía a ellos, Cata no hablaba de nuestra hija Jazmín sino de mis dos incontrolables hijos, Alexander y Bautista.

Esos dos si ya no nos mataron con sus cosas ya no lo harían ahora.

Tomo la mano de mi esposa para llevarla al sillón más cercano de su atelier, corriendo un par de telas me acomodo y la siento entre mis piernas para buscar que se tranquilice un poco, no quería que nada malo le vuelva a suceder.

- ¿Qué con ellos? - pregunto acariciando su rojizo cabello.

Ella podía tener cincuenta y seis años pero su intenso color rojizo de su cabello nunca se había modificado y seguía siendo esa pelirroja preciosa que había conocido hace más de treinta años, mi única pelirroja. La dueña absoluta de mi corazón.

- Bueno - suspira y se acurruca más en mí pecho. - Sabes que mi preocupación no entra Jaz porque ella es independiente, y con Demian hacen un gran equipo cuidando a sus hijos. No sé cómo lo hace pero resuelve todo con rapidez. Estoy sumamente orgullosa de ella - dice sonriendo.

Jazmín es nuestra hija más grande, ella tiene treinta y dos años, está casada hace diez años con Demian, el hijo de nuestros mejores amigos y juntos habían formado una bella y grandísima familia. En verdad es de admirar como se manejan con sus cinco hijos, el trabajo y el estar juntos. Son un ejemplo.

- Pero Alex y Bauti, me tienen muy preocupada - afirma mordiendo su labio inferior.

Tenía razón, esos dos siempre eran motivos de su preocupación.

- ¿Qué han hecho ahora? - inquiero suspirando.

- Nada malo, solo me preocupo. Alex es tan parco, obstinado, odio que no me deje entrar más allá, es como si fuera un témpano de hielo y definitivamente amo a mi hijo pero su carácter me saca de quicio - argumenta mi bella esposa.

- Alex es así, es una mini versión mía antes que te conozca - comento riendo.

Alexander es mi hijo del medio, tiene treinta años, es abogado y es el más parecido a mí en todo sobre todo en el carácter por eso muchas veces nos dificultaba la comunicación entre ambos, o nos entendíamos bien o nos íbamos al otro extremo dónde nos enojamos y terminamos peleados por algo tan simple.

- Tu dices que le falta una esposa - afirma pensativa.

- Yo no me dí cuenta que necesitaba una compañera de vida hasta que nos conocimos en en el hospital, sabes que me enamoré a primera vista de ti - digo sonriendo, recordando ese maravilloso momento.

- Estás romántico, cariño - acota divertida robándome un beso.

- Estoy enamorado de tí hace más de treinta y dos años - sentencio tomando su rostro entre mis manos para juntar nuestros labios en un suave beso.

Ella se separa y sonríe. - Creo que Alex le falta amor pero de una mujer - dice.

- Él está cambiando desde que se enteró de su paternidad, Matheo lo está haciendo cambiar. Ya no trabaja hasta altas horas en el bufete, va lo busca al colegio y trata de pasar mucho tiempo a su lado - comento porque en verdad nuestro hijo había hecho un cambio radical en su vida desde la llegada de ese niño.

- ¿Cómo no iba a cambiar? Si Matheo es puro amor, me encanta verlo de esa forma por lo menos se que no tiene un corazón de hielo como pensaba - acota riendo.

- Será un gran padre - afirmo.

- Es un gran padre - contraataca mi esposa. - Quiero que tenga una esposa - agrega decidida.

- En eso no podemos meternos - le recuerdo más conociendo lo arisco que es Alex cuando nos entrometemos en su tan secreta vida.

- Creo que Amy es la mujer indicada, deberían rever lo suyo además Matheo estará feliz de ver a sus padres juntos - exclama emocionada.

- Diga lo que diga igual vas hacer lo que quieras - suspiro resignado.

- Ya me conoces, Julian - responde con una hermosa sonrisa.

- Bueno ya casi resolviste el problema de uno de nuestros hijos ahora falta el otro casanova - comento divertido.

- Mi pequeño Bau - hace un mohin - creo que está enamorado de esa chica - agrega no muy feliz de eso.

- ¿Estás celosa? -

- No, solo que esa chica es muy problemática y no se si es la indicada para mi pequeño - comenta con su ceño fruncido.

Bautista es nuestro hijo más chico por así decirlo, tiene veintiocho años y él es la combinación entre Cata y yo, saco un poco de cada uno pero como todo casanova le había llegado el momento de enamorarse, solo que las condiciones de Ariel no eran las ideales para una relación estaba huyendo de una no creo que quiera meterse en otra, no es una chica problemática como adjudica Catalina solo una simple chica que no sabe que hacer con su vida porque ella había ideado algo pero eso se esfumó y estaba pérdida.

- No debemos meternos - repito.

- Le va a romper el corazón a Bautista - gruñe molesta.

- Él es grande - acoto chasquendo la lengua.

- No me cae bien esa chica - afirma rodando sus ojos.

- Hay que conocerla más antes de asegurar eso - digo tratando de hacerla entrar en razón.

Bufa cruzada de brazos. - Lo intentaré pero no dejaré que le rompa el corazón a mi bebé - sentencia con convicción.

- Diga lo que diga igual harás lo que quieras - afirmo negando mi cabeza divertido.

- Ya me conoces mucho, Julian - repite riendo.

Definitivamente la conocía de más y hasta no lograr su objetivo no pararía.

Veremos hasta donde le dejan llegar nuestros dos hijos varones, esos dos debían prepararse porque la intromisión de su madre podría cambiar sus vidas por completo, yo no me iba a meter dejaría que ella haga lo que quiera, capas tenía razón.
























¿Qué les pareció el capítulo?

¿Extrañaban a Juli y Cata?

Alguien tiene que ceder (11° SAI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora