BSD || BungouTober 2O19

DÍA 2: Blood | Flower

♦ Trama:
Una flor que no recibe luz jamás podrá florecer.
Entonces... ¿Cómo debería vivir ella?

♦ Personajes:
• Kouyou Ozaki

♦♦♦

Siempre se la enseñó que una flor que nace en la oscuridad solo puede florecer en dicho lugar… Pero Kyouka le había enseñado que no tenía que ser así porque sí, al igual que hace años un hombre también intentó enseñárselo.

Recuerda vagamente cómo ambos corrían por las calles oscuras de Yokohama, escapando de los “dueños de la noche”. La niña llevaba aferrada a su mano una linda rosa banca que le había regalado el otro día el hombre que ahora tiraba de ella. 

—¡Necesitas ser libre, Kouyou! ¡La mafia no es lugar para personas como tú!

—¡Pero no tengo a dónde ir!

—¡Cualquier sitio es mejor que esos edificios! ¡Además, yo estaré contigo!

La niña apretó con fuerza la flor en su pecho.

—¿En serio alguien como yo puede vivir en el mundo de la luz? —preguntó con un hilo de voz.

El hombre se detuvo y la observó.

—¿Por qué dices eso?

—¡¿Y si me quemo?! ¡¿Y si no soporto la cálida luz?! ¡Siempre se me enseñó que alguien que nace en las sombras debe permanecer en ella!

—¡Eso no es cierto! —la tomó de las manos para tranquilizarla—. Kouyou, recuerda esto siempre: una flor siempre necesitará sol para florecer. Si no, siempre será una semilla sin germinar.

La niña se sorprendió ante tales palabras llenas de lógica. Terminó sonriendo entre sus lágrimas.

—¿Me prometes que estarás conmigo siempre?

—Te lo prometo.

Pero las tragedias siempre ocurren… Y el otoño siempre llega con la caída de las hojas y la muerte de las flores. En aquel mismo lugar donde se prometieron no separarse nunca, fue donde se separaron para siempre…

Un enorme charco de sangre bañaba las losas… Sobre él, yacía el cuerpo de aquel hombre… La niña era arrastrada por varios hombres trajeados de vuelta a la oscuridad, a las sombras…

A aquel infierno.

Sus gritos se callaron tras observar que el hombre no se movía para ayudarla… Con sus últimas fuerzas, antes de perder el conocimiento por el sedante que le habían suministrado, tiró la rosa junto al hombre… Esta cayó justamente en el charco de sangre.

—Por favor… No vuelvas a mostrarme la luz…

Mientras la rosa se volvía roja a causa de la sangre, la niña llegó a la conclusión que siempre la perseguiría…

Al igual que aquella rosa blanca se tiñó a roja a causa de la sangre derramada por la mafia, ella también terminaría así: cubierta de sangre inocente, hermosa entre todas aquellas rosas nacidas en la oscuridad...

Su sol sería la luz de la luna y su agua la sangre de sus víctimas.

Pero sabía de antemano que las flores siempre necesitarán la luz para no morir y poder florecer en todo su esplendor, tal y como le dijo aquel hombre.

Una flor que vive en la oscuridad de por vida está condenada a terminar marchitándose...

Kyouka se había vuelto hermosa gracias a poder soportar aquella cálida luz. Había florecido. En cambio, Kouyou jamás sería capaz de florecer hasta tal nivel…

Ella no estaba hecha para vivir en la luz.