DÍA 30: Angst | Fluff

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✒ Trama:
Kaji descubre cómo Higuchi entró en la mafia y conoció a cierto chico con abrigo negro...

✒ Personajes:
• Higuchi
• Kaji
• Ryunosuke Akutagawa
• Ōgai Mori

♦♦♦

Los comienzos siempre son importantes en una historia… Y uno de los mayores misterios de la mafia era cómo alguien como Higuchi pudo terminar en ella. Por esto mismo, el científico Kaji (no había otro) decidió resolver aquel problema de una vez: sen sentó frente a ella en la cafetería y fue directo.

—Oye, Higuchi, todos nos preguntamos cómo conseguiste entrar en la mafia.

—¿Todos? —alzó una ceja molesta la chica.

—Todos. Ya sabes: Tachihara, Gin, Hirotsu, Chuuya, Elise…

—¡¿Incluso Elise?!

—¡Espera, espera, que no he terminado! Ozaki, su escuadrón, el escuadrón de Chuuya, el escuadrón de Akutagawa…

—¡Ya tengo claro que a todos os parece raro que esté en la mafia, gracias!

—Bueno, bueno… No pretendía ofenderte… ¡Pero en serio! ¿Cómo conseguiste entrar en la mafia? El jefe es algo escueto a la hora de escoger al personal…

Higuchi miró su reflejo en el café y recordó lo que le dijo tras aquella misión donde Akutagawa casi muere por culpa del hombre-tigre:

«Higuchi, ¿has pensado que a lo mejor este no es tu trabajo?»

En aquel momento llegó a pensar que su jefe tenía razón, pero su lealtad hacia su senpai pudo más a su miedo de morir asesinada. Esa lealtad se forjó gracias a su primer encuentro con él… 

Justo cuando ella decidió unirse a la mafia.

Fue hace un año… Recuerdo que siempre dependía de mi hermana pequeña para todo, incluso para vestirme. Desde que nuestros padres se divorciaron, no había nada que me llamara la atención… Y era mi querida hermanita la que me sacaba siempre adelante. Recuerdo que tal era mi dependencia hacia ella que casi muero cuando se marchó un día a Tokio para una entrevista de trabajo.

—¿Morir? ¿Cómo?

No sabía cerrar el grifo de la bañera. Bueno, dejando eso aparte, (deja de reírte, imbécil), una noche salimos tarde del restaurante donde cenamos. Mi hermanita fue a pedir un taxi y me mandó esperar en la acera.

—Y no esperaste.

Exactamente. ¡¿Qué iba a hacer yo sola ahí, sin ella?! La ansiedad empezó a hacer mella en mí y corrí a su encuentro, con la mala suerte de perderme. Entré en un callejón y allí lo encontré.

—¿El taxi?

¡A Akutagawa-senpai, idiota!

—¿Y saliste viva de esa y no de la bañera?

¡Cállate! ¡Pues bien, Akutagawa-senpai acababa de terminar una misión y no me había visto aún! Observé que en el suelo reposaban varios cuerpos completamente destrozados y ensangrentados… Su abrigo también chorreaba sangre… Recuerdo que tosía mucho y se quejaba…

—Maldita sea, Dazai-san… ¿Por qué tuviste que irte?

Akutagawa se giró y me observó en ese momento con aquellos fríos ojos que congelarían cualquier alma, pero que se ganaron mi corazón.

—Sinceramente, deberían mirarte la cabeza.

Voy a pasar de tu comentario por tu bien. 

—¿Y tú quién eres? Bueno… Da igual… Debo matar a cualquiera que pille a alguien de la mafia llevando a cabo su trabajo.

—¿L-la mafia? ¡E-espera un momento! ¡Ese abrigo…! ¡Eres Ryunosuke Akutagawa, el perro de la mafia!

Una de las telas de su abrigo zurció con fuerza en la pared.

—¡No vuelvas a llamarme así, ¿entiendes?! ¡Y más si ese traidor ha decidido dejarme tirado por culpa de un error suyo!

En ese momento, cuando escuché aquello, se me saltaron las lágrimas… No sé por qué, pero en aquel momento me vi a mi misma reflejada en Akutagawa-senpai…

Dos personas que dependen de otra para vivir.

—¡¿Y ahora por qué lloras?!

—No lo sé… Creo que es porque te entiendo… Somos tan desgraciados los dos…

—¡¿Desgraciados?! ¡¿Cómo te atreves a…?!

—Te aterra, ¿verdad?

Le miré a los ojos aún con lágrimas en ellos. 

—Aterra depender tanto de una persona.

Recuerdo que Akutagawa-senpai me observó sin decir nada. De pronto, uno de los cuerpos se movió e intentó matarlo. Entonces, saqué mi pistola y lo maté.

—¡¿Pistola?! ¡¿Alguien como tú?!

¡Y me lo dice el que lleva limones encima! Mi padre me había enseñado a disparar, así que lo maté a la primera. Akutagawa me volvió a mirar y analizó mi pistola desde la distancia.

—Tú… ¿Por qué llevas esa arma?

—Porque quiero demostrar algún día a esa persona de la que dependo que sé cuidarme yo sola y que ya no la necesito —le dije mirando la pistola—. Quiero que vea lo que soy capaz de hacer por mí misma.

Cuando alcé la vista, Akutagawa estaba a mi lado. Pasó a mi lado colocándose el abrigo.

—Si tanto quieres demostrarla lo que vales, únete a la mafia. Allí sacarás lo mejor de ti —me dijo sin girarse mientras desaparecía en la oscuridad de la noche.

—Vaya… Y de esa forma, entraste en la mafia… —se rascó la barbilla Kaji.

—Estaba tan contenta que me olvidé de mi hermana y la policía estuvo buscándome durante una semana porque no conseguía regresar a casa —se rio de forma nerviosa Higuchi—. ¿Y tú, Kaji? ¿Cómo entraste en la mafia?

—¡Oh! ¡Muy sencillo! Quería matar al jefe por cerrar nuestro laboratorio, pero mi atentado no sirvió de nada gracias a que Chuuya estaba por allí. Entonces…

—¡Oye! ¡Suena interesante tu habilidad de los limones! ¿Quieres entrar en la mafia?

—¡Por supuesto!

—¡Y me entregó esta bata! —sonrió mientras levantaba su bata raída.

Higuchi se había quedado a cuadros tras escuchar aquello. Esperaba alguna historia trágica… ¡¿Pero aquella historia que parecía una parodia?!

Estaba bastante claro: no conviene hablar con Kaji en los descansos, aunque fuesen de tontería.

BSD || BungouTober 2O19Donde viven las historias. Descúbrelo ahora