DÍA 21: Dress | Undress

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✒ Trama:
Porque nada podía salir mal si Fukuzawa dejaba a los chicos y a las chicas ir solos a unos baños termales... ¿Verdad?

✒ Personajes:
• ADA

♦♦♦

Porque tal y como habían transcurrido las cosas, lo extraño es que aquello no hubiese terminado en tragedia. Por no adelantar acontecimientos, nos remontaremos unas horas antes de la catástrofe ocurrida…

Todo comenzó un día, cuando el presidente Fukuzawa decidió dar el día libre a sus agentes tras todo lo ocurrido durante el Canibalismo. Les pagó y todo un día entero en unos baños termales a las afueras de Yokohama. Él pensaba que dejando solos a los jóvenes por una vez no ocurriría nada (olvidándose por completo que faltó dos días y casi incendian Yokohama mientras peleaban contra la mafia).

El camino del grupo hasta el lugar estuvo plagado de momentos anecdóticos: Ranpo siendo cargado por Kenji, Kunikida escuchando la voz de Dazai desde un río que pasaba a su lado, Atsushi y Kyouka intentando cazar una mariquita, la cual fue traspasada por la katana de la niña para que no se la volviese a escapar, y Naomi y Yosano incomodando a Tanizaki.

—¡Fíjate, hermanito! Esta vez estaremos desnudos todos… —dijo con una sonrisa perversa la joven.

—¡¿P-Pero tú en qué te fijas, Naomi?! —gritó el chico a punto de padecer una hemorragia nasal.

—Podría cortar vuestros cuerpos desnudos y ver cómo salta la sangre —intervino Yosano, haciendo palidecer a todo el séquito.

Tras sacar a Dazai del agua, llegaron al lugar en cuestión. Rápidamente, las chicas y los chicos se dividieron y marcharon a sus respectivos baños. 

Dentro del agua, Atsushi no paraba de observar la pared de bambú que los separaba de las chicas, por donde se oían sus risas.

—Tener a Yosano al otro lado y nosotros tan vulnerables da miedo, ¿verdad, Atsushi? —preguntó Tanizaki intentando contener su temblequera.

El joven albino asintió.

—Mientras nadie la provoque…

Pero ese “nadie” apareció en escena…

Ese “nadie” lleno de vendas se encaramó a la pared de bambúes como si nada y miró al otro lado.

—¡Hola, mis señoritas! ¿He escuchado que nuestra querida doctora quiere matar a alguien?

Los gritos no tardaron en aparecer y Dazai cayó al agua tras el impacto de un cubo de madera en su cabeza. El joven flotaba boca abajo sin conciencia alguna, soltando pequeñas burbujitas.

—Ya ha caído uno… —murmuró Tanizaki.

Sin embargo, la ola que hizo la caída de Dazai en el agua provocó que uno de los patitos de goma de Ranpo saltase al otro lado de la valla. Puede que Ranpo sea un egocéntrico, narcisista, egoísta y vago por naturaleza, pero por sus dulces y por sus patos de goma mata. Así que se encaminó hacia el baño de mujeres con toda la parsimonia del mundo.

En la puerta se encontró a la doctora Yosano, ya ataviada con una toalla. Al contrario que ella, Ranpo iba como Dios le trajo al mundo, sin tapar ni nada.

—¡Ranpo! ¡¿Se puedes saber qué haces?! —le gritó la doctora mientras se tapaba la cara.

—Vengo a rescatar mi patito de goma.

—¿Tu…? ¡¿Qué?! 

—Mi patito de goma —dijo sin más antes de pasar junto a ella.

—¡Ranpo! ¡Es el baño de chicas! —gritó mientras le agarraba del brazo.

—¡Quiero mi patitooo!

Ambos forcejearon y, como se suele decir, uno no puede ir descalzo por unos baños, por lo que la advertencia hizo efecto de la forma más catastrófica posible: ambos resbalaron y la toalla de la doctora salió volando.

En ese momento, Kenji se asomó por la puerta con una sonrisa.

—¡Ranpo-san! ¡He encontrado el patito en uno de los arbustos de…!

Ante el grito de Kenji, todos los presentes, tanto chicos como chicas, se asomaron por la puerta para presenciar una imagen digna de un libro de biología: Ranpo y Yosano, uno encima del otro, completamente desnudos…

Y, de esta forma, terminamos esta historia trágica con un detective menos en la agencia, una doctora buscando casa en el extranjero, un suicida con una brecha en la cabeza, un hermano temblando por las consecuencias que podría tener aquello para la mente sucia de su hermana, un albino traumado de por vida, un exprofesor que se había quedado mudo de por vida, una chica que no había llegado a ver nada porque le habían tapado los ojos y un joven granjero, alegre con su nuevo pato de goma, recibiendo la típica charla biológica por parte del presidente.

Lo único que sacó en claro de aquello Fukuzawa fue que jamás los volvería a dejar solos (y que necesitaba urgentemente un nuevo médico y psicólogo en la Agencia).

BSD || BungouTober 2O19Donde viven las historias. Descúbrelo ahora