DÍA 10: Help | Abuse

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✒ Trama:
Aquellos militares abusaron de su confianza... Utilizaron su habilidad como un arma... ¿Era mucho pedir ayuda cuando ya todo se había perdido?

✒ Personajes:
• Akiko Yosano
• Ōgai Mori

♦♦♦

Por mucho que me abrace a mis rodillas, eso no me impedía seguir oyendo los gritos de angustia de los soldados tras varias explosiones. Ahora sabía lo que venía... Alguien abrirá mi puerta, me llevará ante los mutilados y volveré de nuevo a mi celda tras librarlos de la muerte otra vez... Y así fue.

Jamás presencié en mi vida (y creo que tampoco nadie) tanta gente con más ganas de morir que de vivir. Creí que mi habilidad daba esperanzas para seguir viviendo, pero era exactamente todo lo contrario...

Infundía más ganas de morir.

Mi madre siempre me enseñó que había que ayudar en todo lo que puedas, que jamás te sentirás mal por haber ayudado... Pero ahora me siento peor que mal... Con toda mi buena voluntad, decidí aceptar el trato de los militares para ayudarlos a "salvar" vidas.

No era consciente de lo que ocultaba aquella sonrisa de aquel doctor militar que vino a buscarme...

No tardé en darme cuenta de que yo no estaba ayudando a los soldados, sino que los estaba condenando a una vida llena de mutilaciones y traumas... Estaba alargando su tortura...

Abusaron de mi confianza y ya no podía echarme atrás...

¿Qué diría mi madre si me viese negándome a ayudar a la patria gracias a mi perfecta habilidad?

Me llamaría niña egoísta...

Y yo no quiero defraudarla.

Otra explosión sonó y, como si ya fuese mecánico todo, me levanté y esperé a que abriesen la puerta. La imagen de aquel hombre ahorcado, el hombre que intentó avisarme de la trampa en la que había caído, seguía arraigada en mi mente... Incluso había perdido su broche de mariposa que con tanto cariño me había proporcionado...

Pasó unos minutos y todo quedó en silencio. Apoyé mi oído en la puerta metálica y no aprecié paso ninguno hacia mi celda. Con mano temblorosa, abrí un poco la puerta y observé el pasillo vacío. Aquel podría haber sido el mejor momento para escapar, pero no tenía fuerzas para hacerlo. Es increíble el poder que tiene sobre nosotros la mente humana.

Llegué a un habitáculo y observé que estaba completamente vacío. Recorrí toda la base y seguí sin encontrar pistas de vida humana. Entré en el despacho del doctor Mori por inercia y me encontré con todos sus cajones abiertos y sin ningún tipo de documento a la vista. Estaba todo vacío.

De su escritorio colgaba un teléfono de su cable. Aquel teléfono era el único aparato que teníamos para comunicarnos con el exterior, pero había que vérselas con el doctor para poder usarlo. Yo solo pude una vez hablar con mi madre por él, antes de descubrir toda la trampa en la que estaba atrapada.

Me lo puse en el oído y oí cómo comunicaba... Funcionaba.

Pero, ¿a quién debía llamar?

No soy capaz de llamar a mi madre... No quiero que me vea en estas condiciones...

No tengo a nadie...

Colgué y me senté en el suelo de aquel lugar, acurrucada y llorando. No tenía fuerzas ni para suicidarme...

Pasó un tiempo hasta que volví a tomar el teléfono y marqué una serie de números que me vinieron a la cabeza. Tenía hambre, sed... Estaba agotada... No me quedaba otra...

La voz de un hombre apareció al otro lado del teléfono. Contuve la respiración y, con las fuerzas que me quedaban, dije en un susurro:

-Ayúdeme, por favor...

Muchos dirán que fue la peor elección que hice al pedir ayuda al doctor Mori, pero... ¿Qué me quedaba?

Además, si ahora lo pienso detenidamente, gracias a aquello pude conocer a Fukuzawa y a Ranpo... Y tener un lugar al que pertenecer a pesar de mis crímenes...

Me duele admitirlo, pero Mori fue el paso intermedio para llegar a mi felicidad...

Para recuperar mi broche de mariposa...

Para obtener la verdadera ayuda que siempre ansié.

BSD || BungouTober 2O19Donde viven las historias. Descúbrelo ahora