BSD || BungouTober 2O19

DÍA 11: Lily | Bokura

✒ Trama:
Ante la tumba de Oda, Ango toma la decisión de seguir su propio camino: ayudando a su otro amigo, con la esperanza de volver a brindar juntos en el bar Lupin...

✒ Personajes:
• Ango Sakaguchi
• Taneda

♦♦♦

Supo que era descabellado hacer caso a Dazai, pero también sabía que era la única forma de salir vivos de aquella. Desde su etapa en la Port Mafia, sabía perfectamente que los planes del suicida tenían un porqué siempre, por muy inútiles que parecieran. Por todo esto, decidió ayudarlo cuando La Decadencia de los Ángeles y los Hunting Dogs se echaron al cuello de la Agencia. 

Aún le debía mucho para estar en paz con él…

Por mucho que frecuente el bar Lupin, que pida esas tres bebidas, que visite la tumba de uno de sus amigos, que haya limpiado el expediente más que oscuro de su otro amigo, que le ayude cada vez que se lo pide, jamás conseguirá su perdón. Y ya se lo dejó claro durante la confrontación contra Guild: esos ojos oscuros como la noche no reflejaban el menor atisbo de perdón.

Ango nunca supo que estaba bailando en la palma de la mano del jefe de la mafia, nunca supo que su papel de espía era en realidad un mero juego para aquellos que sabían quién era.

Ni siquiera intenta dudarlo: él fue el causante de la muerte de Oda.

Cuando visitó su tumba tras enterarse de todo lo acaecido, no pudo evitar derrumbarse ante ella. Quería aguantar sus ganas de llorar. Pensaba que alguien como él no merece llorar ante la tumba de su víctima. Si Dazai hubiese estado allí, ahora compartiría tumba con Oda.

—¿Un amigo?

Al oír esa voz, Ango se levantó de un salto y se colocó las gafas. Ante él estaba el jefe de la División de Asuntos Especiales: Taneda.

—No es necesario que respondas —comentó mientras observaba la lápida—. Así que este era el sacrificio de la mafia…

—¿Usted lo sabía?

—Sabía que la mafia no pide algo a cambio por nada. El Permiso no es tan barato como para que valga solo la desarticulación de una organización.

Ango apretó con fuerza el ramo de flores.

—Usted… Siempre lo supo… ¡Siempre supo que este hombre…!

—Sabes perfectamente que salvaría a cualquier inocente, Sakaguchi. Pero no me pidas que sepa qué pasa por la cabeza del jefe de la mafia. Nunca pensé que se llegarían a estos extremos…

El joven desvió la mirada. ¡Si tan solo hubiera sabido el juego que se estaba llevando a cabo, Oda estaría ahora…!

—Supongo que lo has escuchado, pero el ejecutivo Dazai desapareció tras todo lo ocurrido.

—Soy consciente de ello.

—Me lo encontré ayer.

Ango miró sorprendido a su superior. ¡Que uno de los hombres más buscados se persone ante el jefe de la División era un completo suicidio!

—Estaba diferente. Ya no llevaba ese asqueroso abrigo negro. Me pidió trabajo…

—¿Cómo agente del gobierno?

—¿En serio te lo imaginas sentado y haciendo papeleo?

Ango negó con la cabeza, recordando cómo se lo endosaba todo el rato a Akutagawa con la excusa de que se lo agradecerá algún día.

—Me pidió un trabajo donde pudiese salvar vidas.

El joven estaba cada vez más confuso. ¡¿Dazai salvando vidas cuando no valoraba ni la suya?!

—Parece que, de este percance, él ya sacó su respuesta… —miró a su subordinado de reojo—. ¿Cuál es la tuya?

Las gafas se le empañaron cuando bajó la cabeza.

—No lo sé… Me siento tan utilizado que ya no sé ni en quién confiar… No sé nada… —y se tapó la cara mientras sus ojos amenazaban con llorar.

Taneda suspiró y le puso una mano en la cabeza.

—Solo puedo decirte esto: primero llora. Llorar ayuda a relajarse y a despejarse. Cuando lo hagas, estarás listo para dar el siguiente paso.

El joven empezó a temblar bajo la mano del mayor y las lágrimas brotaron de sus ojos sin detenerse.

—Eso es… Después de llorar, uno siempre enfrenta mejor un problema.

Aquella fue la primera vez que Ango mostraba sus sentimientos. La primera vez que rompía a llorar. Gracias a aquello, llegó hasta su respuesta: ayudar a Dazai con su futuro tras destrozarle el pasado. Fue cuando decidió borrar su expediente y ayudarlo continuamente con todos sus problemas. Incluso ahora, que la policía militar los perseguía, se jugaba el cuello por él y por la Agencia.

Simplemente, para volver al Lupin siendo de nuevo “nosotros” y no solo “él”.