Capítulo 2-Enseñanzas y misterios

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Las amigas vieron a la Profesora Encina a lo lejos. Las llamaba con la mano. Se acercaron hacia ella y comenzó a hablar:

-Para empezar, debéis saber que es esto-les dijo mostrándoles una Pokeball.

-Es una Pokeball, Profesora Encina-dijo sarcásticamente Shirley.

-Ya sé que sabéis lo que es, os quiero enseñar para que sirve.

-Sirve para capturar Pokémons-respondió Carelia en el mismo tono que Shirley.

-Ya sé que sabéis para que sirve, querida, pero os voy a enseñar como se usa-les sonrió.

Y así, tras una pequeña enseñanza, bueno, pequeña entre comillas, ya que tuvo que esnseñar como se capturaba un Pokémon unas siete veces(capturando a siete pokémon), pero al final les quedó todo claro, ya sabían capturar y aprendieron algunos trucos para que el Pokémon no rechazaran la Pokeball.

-Os espero en Pueblo Terracota, no está muy lejos de aquí, es el pueblo más próximo, pero podéis tardad el tiempo que querráis, por si queréis capturar algún Pokémon. Aquí tenéis unas pocas-y les dió cinco a cada chica-. Bueno, y con esto y un bizcocho, me despido de vosotras.

Vieron como se alejaba hasta que la perdieron de vista entre las hierbas altas donde los Pokémon se escondían y a veces aparecían y atacaban y otras veces les sorprendías tú.

-Bueno... ¿Qué tal si hacemos una competición?-propuso Malva aumentendo algo la voz. Shirley y Carelia la miraron algo sorprendidas-. Ayyy... Me refiero a hacer un concurso para ver quién captura más Pokémon. Nos separamos ahora, ¿vale?-las demás asintieron.

Al llegar a Pueblo Terracota las tres habían capturado un Pokémon. Shirley un Lillipup, macho, Nivel 4, Carelia un Patrat, hembra, Nivel 2 y Malva un Llillipup, hembra, Nivel 3.

-¿Véis a la Profesora Encina?-preguntó Carelia-. Nos dijo que estaría aquí.

-Quizá esté en alguna casa-pensó Malva en voz alta.

-¿Y ese edificio que es?-preguntó Shirley al ver un edificio de tejado rojo, con la inscripción Póke junto a la entrada.

-Creo que es un Centro Pokémon-respondió Malva-. Carelia, ¿sabes algo?

-No mucho más que vosotras-dijo algo decepcionada-. Pero quizá debamos entrar.

-No es una mala idea, podremos saber que es si lo vemos desde dentro, ¿no creéis?-Shirley las miró suplicante.

-¿Por qué no?-sonrieron.

Entraron en aquella construcción y, para su sorpresa, allí se encontraba la Profesora Encina.

-Oh, ya estáis aquí.

-¡Profesora! Debiste decirnos que se encontraba aquí-murmuró Carelia.

-Lo siento, lo siento. Se me olvidó decíroslo por el Videomisor. Os quería enseñar lo que es esta edificación. Es un Centro Pokémon. Cada vez que algún Pokémon vuestro se debilite podréis traerlo aquí y esta señorita que tengo aquí al lado-señaló a un Enfermera- los curará. Y allí-apuntó a dos mostradores-, podéis comprar artículos para vuestros Pokémons, pocionesm Pokeballs... Os atenderán amablemente siempre que vengáis.

Tras otra explicación por parte de la Profesora Encina, se despidió de ellas.

Shirley compró varias Pokeballs y Carelia tres pociones. Malva, en cambio, prefirió no comprar nada. Cuando salieron del Centro Pokémon, vieron a una gran multitud de gente rodenado la plaza del pueblo. Por siemple curiosidad, decidieron ir a ver que pasaba. Una especie de "soldados" con una vestimenta extravagante escoltaban a un hombre con un traje aún más extraño. El hombre empezó a hablar:

-Me llamo Ghechis. Ghechis, del Equipo Plasma. Hoy me gustaría hablarles a todos ustedes sobre la liberación de los Pokémon.  Nosotros, los humanos, vivimos junto a los Pokémon. Somos compañeros, y, como tales, nos necesitamos los unos a los otros. Supongo que esto es lo que opinan muchos de ustedes. ¿Me equivoco? Sin embargo, ¿es esto verdad? Nosotros, los humanos, hemos estado cegados pensando que era cierto... ¿Nunca se les ha pasado por la cabeza? Los Entrenadores hacen lo que quieren con sus pobres Pokémon, dándoles órdenes y sirviéndose de ellos. Pero, por muy compañeros que sean, seguro que se sienten utilizados. Nadie lo podría negar, ¿no creen? Permítanme que prosiga. Los Pokémon, al ser criaturas distintas a los humanos, poseen una naturaleza que no comprendemos bien. Todavía tenemos mucho que aprender sobre estas criaturas. Entonces, ¿qué es lo que deberíamos hacer?  ¡Eso es! ¡¡Deberíamos liberarlos!! Solo entonces, humanos y Pokémon podrían vivir en igualdad de condiciones. Ahora, damas y caballeros, piensen que es lo que podríamos hacer para que los Pokémon vivan realmente en igualdad. Y, con esto, permítanme que acabe. Ha sido un placer poder dirigirme a ustedes hoy. Muchas gracias. 

Dicho esto, él y sus secuaces se marcharon. También la gente que había allí, poco a poco, hasta que la plaza se quedó prácticamente vacía. Fue entonces cuando alguien se acercó a ellas. Era un chico de edad algo mayor que la suya. De cabello verde, camisa blanca y, bajo ésta, una camiseta negra. Poseía una gorra con el borde negro y la parte delantera blanca. Sus pantalones son color crema, y sus zapatos son verdes. Además, tenía un brazalete en ambas muñecas y un colgante en el cuello con la forma de saturno con los colores negro, celeste y naranja.

-Tu equipo Pokémon... Estaba diciendo... Sí, sí. Los Pokémon hablan. Ah, claro. No podeís entenderles. Pobrecillos. Mi nombre es N. ¿Puedo saber cuál es vuestro nombre?-las saludó.

Las chicas se quedaron inmóviles, la única que pudo hablar fue Carelia, que con voz débil dijo:

-Yo me llamo Carelia, esta es Malva y esta Shirley, un placer conocerle.

N se acercó a Shirley.

-A ver. ¿Tú eras Shirley, verdad? ¡Déjame que escuche un poco más a tu equipo Pokémon!-eran conscientes de que aquello era un reto. 

El chico sacó a un Purrloin y Shirley confió en su primer Pokémon para su primer combate.

-¡Tepig! ¡Placaje!-le ordenó.

-¡Más! ¡Quiero escuchar la voz de tu equipo Pokémon!-sonrió el chico-. ¡Purrloin, Arañazo!

Aquel ataque falló y el Tepig de Shirley pudo contraatacar con otro Placaje.

-¡No sabía que los Pokémon pudieran decir todo eso!-dijo al ser derrotado-. Mientras los Pokémon sean encerrados en las PokeBalls... es imposible que puedan llevar una vida plena. Y yo, como buen amigo de los Pokémons, debo cambiar el mundo-dicho esto se fue.

Las chicas seguían asombradas. Y Shirley hasta se sonrojó. Carelia lo notó.

-Uiui, parece que a alguien le a gustado ese tal N-bromeó.

-No seas tonta-susurró-, tan sólo no me puedo creer que esto esté pasando... ¡Los combates Pokémon son lo más!

-Si claro... a mi me parece que no sólo estas así por eso...-siguió bromeando.

Shirley prefirió no hacerle más caso a Carelia y seguir caminando hasta la próxima ciudad. Malva la siguió.

-¡Eh, esperadme, esperadme!-gritó corriendo.

Y así fue como partieron hacia la siguiente ciudad, con una experiencia llena de misterios y de cosas que estarán por venir...

                                                                                                                                       CONTINUARÁ...


Shirley, la heroína de TeseliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora