Capitulo 20.

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Miro como camina el padre de Apolo de allá para acá, sin saber que hacer.
- ¿Ya sabes a qué hora fue que desapareció? - pregunta AGneta mirando fijamente a Apolo, el cual asiente.
- Desde la mañana...Cuando salió de casa la interceptaron y ay fue - explica a lo que asiente.

- ¿Y tú qué haces aquí? - me mira mi ex suegra, a lo que enarco una ceja.
- Su hijo me ha traído aunque no entiendo para que...Soy solo una simple empleada para estar aquí - Claudico, Apolo me mira significativamente al escuchar mis palabras.
- Pues puedes irte...No eres parte de la familia para que estés aquí - zanja la mujer matandome con la mirada.

- ¡Madre! - reprocha Apolo, más está no quita su mirada neutra.
- Bien, me voy señora - me levanto del sofá individual donde segundos antes estaba sentada y me encaminó a la salida de la tan lujosa sala.
- Una cosa más...Espero de todo corazón encuentren a su nuera - hablo sarcásticamente, mirando de reojo a Apolo quién no hace el amago de detenerme.

Sin más salgo de la propiedad y suspiró cansina.
Le hago señas aún taxi el cual para permitiendome subir.
- Buenas tardes - saluda a lo que respondo con un asentimiento de cabeza.

- ¿A dónde la llevo? - pregunta a lo que sonrió de medio lado.
- A está dirección - pido, entregándole un papel donde está anotada la dirección de donde debo ir.
Sin más que decir se dedica a conducir, a lo que me entretengo mirando por la ventana y sintiendo el aire chocar con mi rostro y parte de mi cabello..

Después de como media hora y calculando que vamos a llegar, saco mi celular al cual le saco la batería, para evitar que me rastreen o algo así.
- Ya hemos llegado señorita - guardo el móvil y veo el panorama de afuera el cual son solo muchos árboles.

- Tenga - le pago a lo que el los sujeta.
- ¿Segura que quiere quedarse aqui sola?, Mira que está en medio de la nada - asiento, saliendo del auto.
- No me pasará nada...Como ha dicho usted no ahí nada aquí - sin más lo despido con mi mano, a lo que sin rechistar da la vuelta y se marcha con rumbo a la ciudad.

Ya viendo que el coche a desaparecido, me interno al "bosque", y camino por unos veinte minutos hasta llegar al centro de este donde se encuentra una gran casa o mejor dicha mansión.
- Al fin...- exclamó encaminándome al portón, entro y camino los últimos pasos que faltan hasta estar frente a la puerta de la mansión donde procedo a tocar.

Escucho pasos acercarse a mi dirección y es cuando abren que lo veo...Un hombre de como treinta años, tez morena, ojos cafés oscuros, facciones endurecidas, labios levemente rosaditos, medio gordito y alto.
- ¿Adalia? - sonrió de medio lado.
- Hola Nicolás - exclamó pasando por a lado de el.

- ¿Cómo...Que haces aquí? - pregunta a lo que me encojo de hombros.
- ¿Es mi casa no?, ¿No puedo venir? - el asiente.
- Es peligroso - me encojo de hombros.
- No importa ahora dime...¿Donde esta la perra esa? - hablo con coraje a lo que él dice algo entre dientes que no logro comprender.

- Ven, te llevo - pide a lo que lo sigo por un largo pasillo.
- Aunque debo advertirte...Despertó antes de tiempo, ya está despierta - asiento aún sabiendo que no me mira, bajamos unas escaleras las cuales llevan al zotano, bajo tierra.

Donde al bajar caminamos como por unos cinco minutos para después detenernos frente a una puerta de metal.
- Veo que siguieron mis órdenes - el asiente al momento de abrir la puerta y sonrió al Verla...

Hecha un ovillo en una esquina de el cuarto con olor a humedad y moo.
- Querida Kerstin...- exclamó a lo que ella al escuchar su nombre voltea y abre los ojos como platos.
- ¡¿Adalia?! - sonrió ante su cara de ingenuidad.
- ¿Está siendo satisfactorio las vacaciones que tienes?, ¡Es un cuarto de mucho lujo! - grito, dando un paso adentrándome en este.

- ¡¿Que rayos te pasa?!, ¡Te exijo que me saques de aquí! - chasqueo mi lengua negando con mi cabeza.
- Eres muy estúpida ¿Verdad? - pongo mi rostro neutro, mirando mis uñas.
- No saldrás de aquí....No viva en realidad - confieso.

- ¿Que...Que dices? - tartamudea con temor, lo que me saca una sonrisa descarada, levanto mi mirada hasta conectarla con su ojos llenos de temor.
- Que te mataré querida Kerstin - declaró con una sonrisa adornando mis labios...

MI DESPERTARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora