Park ChanYeol

XXIV

La noche en Ciudad Morgue lucía tranquila bajo un cielo plomizo. La patrulla que llevaba a ChanYeol de regreso a la casa presidencial transitaba por la avenida vacía. Sentado en el asiento trasero, ChanYeol cerró los ojos, para ponerse en contacto con sus abismos internos. En esas profundidades de sí mismo podía hablar con su guía Aiwass. Pero en esta ocasión no lo encontró. Buscó en los laberintos de su psique, y los recuerdos de sus encarnaciones pasadas. Aiwass no le respondió. ChanYeol sentía que los pensamientos del mundo material lo arrancaban de su estado interno. No recordaba alguna vez en que le hubiera sido difícil mantenerse en el lado obscuro.

Algo interfería. Aiwass se lo había advertido: "Obtén la gema, pero no rompas las leyes eternas".

"Mas el amor no debe ser entre ustedes, sino la lujuria, y la lujuria por el conocimiento". Aquel versículo del Evangelio de los Vampiros daba vueltas en su mente. El amor en un simple mortal podía convertirse en una fuerza. Más en un vampiro del linaje superior, como él, que podía salir a la luz del sol, el amor podía ser un cáncer del espíritu, una fuerza completamente destructiva.

Aún podía oler el perfume de KyungSoo. La imagen del Hombre Escarlata llenó su campo mental y lo arrancó de sus abismos. Visualizó su cabello castaño, sus hermosas facciones. ¿No era así como los enamorados evocaban el objeto de sus desvelos?

Lo peligroso del amor consistía en ser una forma de CREENCIA. Él tenía que manipular con creencias, absorberlas para obtener energía, pero no debía creer. Su fuerza debía ser la melancolía, la lujuria, incluso el odio, todo aquello que fuera anti-creencia. Pero KyungSoo era tan especial. Un digno enemigo. Alguien a quien admirar por su maldad. ¿Y si en lugar de destruirlo lo uniera a él? ¿Si juntos...?

—¡No! —exclamó ChanYeol abriendo los ojos.

El soldado que manejaba la patrulla lo miró por el retrovisor. ChanYeol alzó la vista al cielo. No, el Vagabundo de la Desolación no podía cometer errores si quería reestablecer el Orden Obscuro.

Los ejemplares de los periódicos se agotaron en las primeras horas de la mañana siguiente. KyungSoo había logrado en parte su objetivo. Algunos titulares mencionaban a ChanYeol como "¿UN PROFETA EN MORGUENIA?", y los pocos periódicos más o menos combativos se referían al vídeo, con frases como "EL GOBIERNO MIENTE". Canal Azur bombardeó a la audiencia con la segunda noticia, y el vídeo volvió a transmitirse en el noticiero de la mañana por instrucciones de KyungSoo. Lo curioso era que SiWon, el presidente del canal, no daba señales de tomar las riendas de la empresa. La anarquía parecía reinar en Canal Azur, y KyungSoo lo aprovechaba.

Pero el caos no sólo se daba en la televisión. SeHun tuvo que citar a los medios a una conferencia de prensa, donde cuestionó la autenticidad del vídeo y culpó a KyungSoo de proporcionar información falsa. La fisura entre televisión y gobierno se estaba convirtiendo en una enorme grieta. Durante todo el día hubo una guerra de declaraciones entre SeHun y KyungSoo, más conveniente para este último, al menos por el momento. ¿Que por qué? Porque conseguía desviar la atención del tema de ChanYeol, aunque era como tratar de reparar la grieta abriendo otro boquete.

En la casa presidencial, SeHun aprobó la manera como JunMyeon acabó con el forense. Su perro fiel le demostraba que no tenía complicidad en el asunto. Claro que SeHun no dio importancia a la confesión firmada de la víctima. La confesión bajo tortura era para SeHun tan rutinaria como lavarse los dientes. Cómo rutinarias fueron las ejecuciones de todo el personal de la morgue, sin que ninguno de ellos reconociera su culpabilidad en el filtrado de información.

Por la tarde, SeHun de reunió en su oficina con ChanYeol y JunMyeon. SeHun apagó las luces, lo cual lo hacía cuando tenía que tomar decisiones trascendentales. ChanYeol ya había pasado su primera noche en una lujosa recámara de la casa presidencial y, la verdad, se sentía muy a gusto.