IX

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En este capítulo hay una referencia que, espero, muchos entiendan y rían un poco con ella e incluso, si quieren, señalenla. ♥️🍐 Disfruten la lectura.











JunMyeon sabía que cuando SeHun se quedaba callado, mirando al frente como en ese momento, lo mejor era no interrumpirlo. Así que se mantuvo a prudente distancia de la silla de ruedas. Cuando vio salir a KyungSoo, no tuvo duda de que SeHun se le insinuó. ¿Y quién podría culparlo? Aquel lindo hijo de puta estaba hecho un bombón. Hasta entonces, JunMyeon no le conocía ningún desliz. ¿Heterosexual? Probable, o ya habría buscado el poder de SeHun. O simplemente era estúpido.

—¿Qué se está creyendo? —masculló finalmente SeHun.

JunMyeon no dijo nada. Esperó a que su jefe siguiera desahogándose.

—Tiene que ser mío, no hay otro camino —SeHun miró a JunMyeon—. ¿Es cierto que el gobierno solo tiene el veinte por ciento de Canal Azur?

—Me parece que sí.

—Pues hay que corregir eso. El gobierno tiene que ser el dueño absoluto.

—Recuerda que en Canal Azur hay un fuerte capital extranjero...

—¡No me importa! —manoteó SeHun en los brazos de la silla—. Algo me dice que sólo así podrá aflorar el espíritu de mi...

—¿De tu qué?

—Nada —corrigió SeHun. No quería hablar de su madre con ese sujeto.

—Podríamos chantajearlo. Recuerda que su padre está en un asilo, internado.

—No, no podemos exhibirlo como un mal hijo ante la opinión pública. ¿No recuerdas que el muy imbécil entrevistó a su padre en el asilo y dijo que era la mejor institución para ancianos en el mundo?

—Sólo quería ayudar.

—KyungSoo cree que manda en Morguenia, cuando el que manda soy yo. Y se lo voy a demostrar. ¡Es cuestión de principios!

JunMyeon suspiró. Se quitó los lentes obscuros y dejó ver sus ojos. Tenía uno café y uno azul. JunMyeon provenía de una familia cuyos antepasados solían tener relaciones entre hermanos, y de ahí ese pequeño defecto por el que, sin embargo, recibió tantas burlas en su adolescencia. A Kim JunMyeon le acomplejaba terriblemente su defecto, y sólo se lo mostraba a SeHun.

—Lo voy a hacer —continuó SeHun sin darle importancia a sus ojos—. Reúne mañana a la junta de gobierno. Vamos a ver cómo expropiar Canal Azur.

—No crees que es algo ¿peligroso? ¿Por qué no lo consideras? No te precipites.

—Ya, ya, vete. Yo sabré lo que hago.

JunMyeon salió, volviéndose a colocar los lentes. SeHun se quedó pensativo, viendo la imagen de mamá-KyungSoo en los monitores.

Casi a media noche, el anciano llegó ante la puerta de Futtura, el club más exclusivo de Morguenia. El calor húmedo incitaba a salir de fiesta. Claro que únicamente los jóvenes de buenas familias podían hacerlo, a pesar del toque de queda. Bastaba con mostrar a los vigilantes su Carnet de Ciudadanos de Primera, para disponer de Ciudad Morgue a su antojo. De esta forma, se evitaba que los jóvenes pobres y negros contaminasen las vidas de los que si tenían derecho a divertirse.

Lo que resultaba un atrevimiento era que un viejo pretendiera entrar a un lugar para jóvenes. Y peor aún, vestido como iba. Su ropa negra lo hacía tan sospechoso como la capa sobre sus hombros y el Tetragrammaton en su pecho.

Dos guardaespaldas lo detuvieron a la entrada.

—Alto, Drácula —dijo burlón uno de ellos—. ¿A dónde crees que vas? ¿Y qué es lo que llevas ahí?

Park ChanYeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora