XXV

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SeHun presidía la reunión en la sala de juntas. Vestía con su casaca tapizada de medallas. Sentados en torno a él se hallaban cuatro importantes inversionistas extranjeros procedentes de Japón, Estados Unidos, Francia y Canadá, además de SiWon, el líder de Canal Azur. De pie detrás de SeHun, escuchaban con atención JunMyeon y ChanYeol. SeHun llevaba veinte minutos explicando los beneficios de la expropiación de Canal Azur.

—Yo no veo los beneficios para nosotros —explicó el japonés.

SeHun oprimió un botón de su control remoto y en una pantalla apareció una gráfica que mostraba las industrias eléctrica y petrolera divididas en segmentos, como rebanadas de pastel.

—Lo que les propongo —dijo SeHun— es cambiar sus inversiones, de Canal Azur, al petróleo y la industria eléctrica de Morguenia.

—¿Las está abriendo a la inversión extranjera? —se sorprendió el estadounidense.

—SeHun... —trató de intervenir JunMyeon.

SeHun lo calló alzando la mano. ChanYeol miraba alternadamente a los inversionistas, encontrando fácilmente sus creencias. Poder, ambición, conquista. SiWon no contaba. Él ya estaba dominado.

—No las estoy abriendo a todos los inversionistas —aclaró SeHun—. Las estoy poniendo en sus manos, y se los estoy comunicando antes que a nadie. Canal Azur por electricidad y petróleo. ¿No es una buena oferta?

Los extranjeros se miraron unos a otros sin poder disimular su emoción.

—Yo quiero el mayor porcentaje —exigió el estadounidense.

—¡De ninguna manera! —protestó el canadiense—. ¡Morguenia sabrá respetar nuestros compromisos comerciales!

—Caballeros —calmó SeHun—. Todo se repartirá en las mejores condiciones.

JunMyeon recibió una llamada en su celular.

—Ahora quiero que pasen al comedor —invitó SeHun—, donde los espera una deliciosa cena con champagne, y mi secretario de Comercio con los documentos, para que los firmen.

JunMyeon le susurró algo al oído. SeHun sonrió.

—Quiero darles otra primicia. Esto es algo que traerá estabilidad social y política para que, a partir de hoy, ustedes inviertan con más confianza en Morguenia. Les comunico que el líder de los comunistas satánicos, "El Marqués", ha sido capturado.

Los extranjeros aplaudieron entusiasmados. SeHun inclinó la cabeza, agradeciendo como un histrión minusválido.

—Ahora, si me disculpan, voy a darle la bienvenida a "El Marqués" —bromeó—, pero no precisamente con champagne.

Los inversionistas fueron de buena gana. SeHun accionó su silla de ruedas y salió seguido de JunMyeon y ChanYeol, entre los aplausos de los extranjeros.

Dos paramilitares condujeron a KyungSoo a una confortable y amplia celda que más parecía un departamento, a no ser por los barrotes en la puerta. Pero tenía televisor, reproductor de dvd, cama matrimonial, escritorio y baño.

—¡No pueden encerrarme! —KyungSoo apretaba las manos en los barrotes, sin importarle las comodidades—. ¡Exijo ver al general Oh! ¡Exijo llamar a Canal Azur!

Los paramilitares se alejaron por el pasillo. Cerraron la puerta de hierro de la sección y lo dejaron solo.

—¡Imbéciles! ¡Déjenme salir!

Estaba despeinado, sucio y sudoroso. Se había quitado su saco dejándose su camisa Hugo Boss. De su perfume de mil dólares ya no quedaba rastro. Miró su celda con desagrado. Tomó una jarra de plástico vacía que estaba sobre el escritorio y la arrojó a los barrotes. Sentía ganas de romper en llanto, pero debía resistir. ¿Cómo iba a saber que su informante era ni más ni menos que "El Marqués"?

Park ChanYeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora