XXII

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Para cuando la patrulla se detuvo ante el portón de Canal Azur, cientos de pobres y negros, y hasta algunos blancos, esperaban la llegada de ChanYeol. Éste los saludó desde el asiento trasero, haciendo un signo con el índice y el meñique.

—¡ChanYeol, ChanYeol, ChanYeol! —coreaban.

Incluso había algunas pancartas: DIOS TE BENDIGA, CHANYEOL; MORGUENIA AMA A CHANYEOL. Curioso, pensó él. ¿No se trataban de las mismas pancartas que apoyaban a SeHun el día de su segunda toma de posesión?

Policías y guardias del canal salieron para replegar a la gente, mientras se abría el portón. La patrulla entró y los guardias tuvieron que golpear a algunos manifestantes.

—Ya llegó —informó el apuntador a KyungSoo, quien terminaba de dar una información acerca de un accidente aéreo.

—Vamos a anuncios —dijo él—. Regreso en unos minutos, amigos.

En cuanto salió del aire, KyungSoo se levantó de su asiento.

—¡HeeChul! ¿Ya está todo listo?

—Todavía no... —respondió su productor.

—¡Pues apúrate!

KyungSoo volvió a sentarse. Escuchó voces provenientes de la entrada del foro. Se llevo una mano a la nuca, en gesto de ansiedad, y luego entrelazó las manos sobre el escritorio. Miró de reojo al monitor donde podía checar su imagen. Lucía más atractivo que de costumbre, pero él quería lucir profesional.

ChanYeol entró al foro, rodeado por personal de seguridad. Aún llevaba puesta esa ropa blanca y se mostraba confiado. Tal vez sólo fingía. A KyungSoo le pareció más alto y guapo que en el templo. El tono de sus ojos cafés era tan intenso como el de él.

ChanYeol subió los escalones de acrílico que conducían al escritorio y le ofreció su mano. KyungSoo la estrechó con firmeza, sin levantarse.

—Bienvenido, ChanYeol —lo saludó con sarcasmo—. Vienes muy bien recomendado. Espero que llenes las expectativas del presidente.

—No voy a decepcionarlo —aseguró él.

—En este momento tenemos cuarenta y cinco puntos de rating —informó KyungSoo, mientras ChanYeol se sentaba y le colocaban el micrófono—. En parte se debe a ti.

—Eso me halaga —ChanYeol lo miraba de manera penetrante, y KyungSoo recordó a alguien que una vez lo miró así. El anciano... ¿por qué pensaba en él otra vez?

—Te advierto que la entrevista puede ser muy contraproducente —KyungSoo intentaba ponerlo nervioso—. Soy muy incisivo y puedo derribarte de tu pedestal en dos minutos.

—Me encanta tu franqueza...

ChanYeol lo veía con la lujuria de todos los hombres y mujeres. ¿Qué tenía él de especial? Sólo era uno más, con las mismas hormonas.

—¿Te gustan mis labios? —dijo él enojado ante su descaro—. Mejor concéntrate en lo que vas a decir. Canal Azur tiene cuentas pendientes contigo, por lo que hiciste en el Gran Tesoro. Yo mismo promoveré una demanda en tu contra, por fraude, y puede que por asesinato.

—¿Prosperaría una demanda así? —ChanYeol mantuvo la vista fija en su rostro.

—Puedes apostar tu culo. Y antes de que entremos al aire, voy a dejar algo en claro. Yo no creo en ti, ni en tus jodidos milagros. No sé cómo embaucaste a SeHun, pero te voy a desenmascarar frente a Morguenia, como el farsante que eres.

—Diez segundos para entrar al aire —anunció el floor manager.

—Que disfrutes de la entrevista —agregó KyungSoo, sintiéndose como el gato que tiene acorralado al ratón. ChanYeol, en cambio, sonreía.

Park ChanYeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora