Ya pasaban de las nueve de la noche cuando DongHee salió del templo, rodeado por sus monaguillos. En el exterior lo esperaba una docena de periodistas de radio y medios impresos. Apenas lo vieron salir, lo rodearon.
—¿Fue usted quién invitó a ChanYeol a participar?
—¿Desde cuándo lo conoce?
—¿Realmente hace milagros?
—¿Qué nexos tiene con usted y la iglesia morgueniana?
—¡Sin comentarios! —DongHee apuró el paso hacia su limusina.
Más allá de la nube de reporteros, escuchó a uno de los vendedores:
—¡Llévese el póster de "ChanYol"!
—¡Llaveros milagrosos!
—¡Tazas consagradas con su imagen!
—¿Qué? —protestó incrédulo Shin.
Rompió como pudo el cerco al que se hallaba sometido y le indicó a un monaguillo que le arrebatara la mercancía a uno de los vendedores. El póster, llavero y taza mostraban a ChanYeol con los brazos extendidos tras el altar.
—¿Cómo los hicieron tan rápido? —preguntó DongHee—. ¡Maldita tecnología!
—¡Bendiga nuestra mercancía, señor obispo! —clamaron los vendedores.
—¿Bendecir? —protestó él, dirigiéndose a otro monaguillo—. Llama a la policía. ¡Qué encierren a estos tipos!
El chófer de la limusina esperaba en el estacionamiento. DongHee subió con sus monaguillos. Los periodistas se pegaron literalmente a su ventanilla.
—¡Declare algo, señor obispo!
—¿Es ChanYeol el mesías?
DongHee bajó el vidrio electrónico de su ventanilla. De inmediato le acercaron los micrófonos.
—¿El mesías? —el rostro de Shin enrojeció de furia—. ¿Cómo pueden pensar eso?
—¡ChanYeol dijo que el espíritu de Dios estaba sobre él!
—¡No dijo Dios, dijo "I was", o sea, yo fui, en inglés... supongo! En fin ¡váyanse va su casa a descansar!
La limusina arrancó. Shin encendió su celular.
—Esto no debe crecer —murmuró nervioso.
Marcó el número de Canal Azur. La pantalla del celular indicó batería baja.
—¡Basuras modernas! —arrojó el teléfono al piso del auto y miró a sus monaguillos—. ¡Alguien deme un celular con buena batería! ¡Tengo que llamar a Do KyungSoo!
ChanYeol estaba a punto de "contactar" a la madre de SeHun cuando dieron unos golpes a la puerta.
—¿Quién es, maldición? —protestó SeHun.
—Yo, SeHun —respondió JunMyeon—. ¿Todo bien?
—¡Lárgate! ¡Déjanos en paz!
Las pisadas de JunMyeon resonaron en el pasillo, alejándose.
—Hazlo, ChanYeol —SeHun lo miró con ansiedad—. Llama a mamá. Pero te advierto, le haré preguntas cuyas respuestas sólo ella y yo conocemos...
—¿Aún no cree en mí? —dijo ChanYeol con fingido enojo—. ¿Después de los portentos y señales que le he mostrado? Quizás no sea conveniente llamar a SeoHyun...
—¿Cómo sabes su nombre?
—Ella me lo dijo. Pero mejor no sigo adelante...
ChanYeol se sentó, de mala gana, en la silla eléctrica.

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Park ChanYeol
HorrorChanYeol está por enfrentarse, al menos, a dos enemigos muy poderosos, mucho más que un profesor que había enfrentado antes, el profesor Kang. El primero de ellos es Do KyungSoo, el rey de los medios de comunicación en el país, un hombre hermoso, hi...