XI

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El zumbido del interfono sacó de sus reflexiones a SeHun, quien se hallaba en su oficina, frente a la computadora.

-Dije que nadie me molestara -respondió. SeHun lucía demacrado.

-Me parecía importante -alegó JunMyeon, al otro lado de la línea-. Do KyungSoo exige hablar contigo, y se oye furioso. Dice que el teniente Choi le impidió el acceso.

-Bien hecho.

-Disculpa que insista -la voz de JunMyeon parecía un molesto zumbido-. Pero ¿por qué no seguir el procedimiento acostumbrado? KyungSoo podría sernos de ayuda, o si no quieres que él se encargue, podemos ordenar a Canal Blanco...

-A su debido momento -interrumpió SeHun viendo el monitor con súbita preocupación-. Ahora déjame en paz.

La luz roja del interfono se apagó. SeHun se dedicó a leer el texto que aparecía en la pantalla. Finalmente había encontrado el dato que buscaba. El texto que tenía ante sí, provenía del Des Cultes Vampiiris, del conde d'Erlette, edición del siglo dieciséis, traducido por la Sociedad Mitológica Internacional con sede en Brooklyn:

MOROII. - Vampiro de origen rumano. El término proviene de una voz autóctona que significa "no muerto". Se alimentan no sólo de sangre, sino de juventud y belleza. Se organizan en pequeños grupos en cementerios, donde comulgan con sus ancestros obscuros. Tienen gran poder. Son capaces de metamorfosearse y alterar su entorno. Puede darse el caso, incluso, de que un solo moroii domine los laberintos del tiempo y la muerte, y someta a reyes y príncipes a sus deseos. A lo largo de la historia...

SeHun hizo retroceder la silla de ruedas, apartando la vista de la pantalla. Miró la efigie de Napoleón, pero el gran corso no podía ayudarlo. Rodeó el escritorio y se acercó a la imagen de Santa Sirena cuyo rostro reflejaba una profunda paz.

-Ayúdame, santa señora...

SeHun entrelazó sus manos. ¿Sería esa la explicación de lo ocurrido? ¿Sería posible que un moroii se hubiera manifestado en Morguenia? En el país, los antecedentes vampíricos eran escasos y poco notables. Así que, si había realmente un vampiro, forzosamente tenía que venir de otro lugar. SeHun confirmó que fue un acierto de su parte el impedir el acceso a los medios de comunicación. ¿Cómo explicarle a otros lo que acababa de hallar? Una cosa era que la gente creyera en la religión, y otra en la existencia de los vampiros, lo cual entraba en polémicos terrenos ocultistas. El presidente de Morguenia no podía salirle a la nación con ese tipo de declaraciones. Aún si muchos le creyeran, sería peor, porque se desencadenaría el pánico, y con él, vendrían saqueos, suicidios, y mayor inestabilidad social. Él no debía permitirlo.

-Santa señora...

Se quitó la cadena de oro con la medalla de Santa Sirena que llevaba al cuello y la deslizó entre sus dedos buscando protección y guía. De pronto se sentía un niño otra vez. Si tan sólo mamá estuviera con él. Podría estarlo si en verdad fuese KyungSoo.

¿Lo era? ¿No sería que mamá, o su espíritu, se hallaba prisionera en ese hombre? Tantas preguntas... pero tenía que concentrarse en la amenaza sobre su país, que podía ser peor que algunos muertos de hambre pidiendo pan en las calles. ¿Y si él o los moroiis se aliaban con ellos, o con "El Marqués"?

-Te necesito, Santa Sirena... muéstrame el camino...

Aquella larga noche, las cosas se estaban complicando tanto, que SeHun sentía perder el control de sí mismo y del país. Había gobernado hasta entonces con mano firme y ahora, en una sola noche, todo parecía estarse yendo al carajo. Pensaba en lo que vendría. Problemas con los influyentes padres de las víctimas, conflicto de intereses con Canal Azur y el propio KyungSoo. Y el eje de todo se concentraba en el moroii. Si a algo le temía, era a los vampiros. Ni siquiera soportaba las películas. Esa fue una de las razones por las que prohibió las películas de terror en el país. Pero aquello se le presentaba real, no ficticio como en el cine.

Park ChanYeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora