XII

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Los siete días siguientes al siniestro de Futtura fueron muy agitados. El secretario de Diplomacia leyó, a la mañana siguiente, la versión oficial: una bomba estalló en uno de los baños del club y provocó la pérdida de tantas jóvenes y nobles vidas. La ira de KyungSoo, al que privaron de la exclusiva, no fue lo único que SeHun tuvo que capotear. En una conferencia de prensa, explicó a los padres de las víctimas que los cuerpos de sus hijos quedaron irreconocibles, por el fuego intenso, y que por ese motivo no se les permitió el acceso. Los padres y la opinión pública tenían que comprender que el gobierno se hacía cargo de la situación.

Por fortuna para SeHun, las cosas le salieron bien. En primer lugar, recordó a KyungSoo el status quo de Morguenia y, a regañadientes, él tuvo que aceptar que tenía que trabajar por los intereses de los poderosos, él incluido. De otra forma, el sistema peligraría. JunMyeon veía en él un inconveniente para el gobierno de SeHun. Al tener control sobre millones de televidentes, KyungSoo adquiría un poder cada vez mayor. Si no fuera por el interés que SeHun tenía por ese bastardo, JunMyeon ya lo hubiera tratado de convencer para "sacarlo del aire".

KyungSoo cumplió con su labor. La consigna fue culpar a los comunistas satánicos. Todo el aparato mediático morgueniano bombardeó a la opinión pública con esa pública con esa explicación durante los siguientes días. El furor de la sociedad se volcó en contra de los rebeldes que comandaba "El Marqués", del cual aún no se sabía nada, sólo que ocultaba su rostro tras diferentes máscaras, como la de Ronald Reagan o Freddy Krueger. No hacía falta descubrir el verdadero rostro de "El Marqués". Bastarían unas docenas de chivos expiatorios. Se realizaron operativos militares en los barrios más pobres de Ciudad Morgue. Los heróicos vigilantes arrestaron y torturaron a los hombres y mujeres "más feos". Sí, la consigna fue detener a las personas de aspecto más desagradable, aunque fueran inocentes. KyungSoo ya se encargaría de hacerlos culpables.

Y así lo hizo. Los morguenianos vieron con odio a aquellos seres pobres, gordos, andrajosos o viejos, a quienes el propio SeHun presentó durante una conferencia de prensa, en vivo a toda la nación. Los vigilantes los formaron en tres filas, en el patio de la Casa Presidencial, mientras el presidente pronunciaba un iracundo discurso en el que aseguraba se haría justicia contra los asesinos. KyungSoo remató la brillante actuación con una encuesta manipulada en la que pedía a los televidentes su opinión acerca de la pena de muerte para los comunistas satánicos. La encuesta fue un éxito. El 100% se pronunció a favor de la pena capital, aún antes de comenzar a recibir telefonemas.

Los ricos padres de las víctimas se sentaron en las primeras filas del público, el día de las ejecuciones mientras, en grupos de doce, los "culpables" eran ejecutados en sillas eléctricas. Cómo premio de consolación por no tener acceso al incendio. KyungSoo recibió la exclusiva de esa transmisión, que superó todos los récords de ratings y de patrocinadores. Así, los padres de las familias pudieron resignarse. Los funerales de sus hijos se llevaron a cabo con solemnidad militar, y banderas de Morguenia cubrieron sus ataúdes.

SeHun tenía un motivo menos de preocupación, pero aún no podía dormir tranquilo. "El Marqués" envió un comunicado a los medios internacionales, en que se deslindaba de cualquier responsabilidad en el atentado, y denunciaba las atroces violaciones a los derechos humanos que se cometían a diario en Morguenia. Solo que "El Marqués" olvidaba que en el Nuevo Orden Mundial, la forma de gobernar y procurar justicia tenía menos importancia que las variables macroeconómicas. Si la macroeconomía era sana, los grandes capitales mundiales podían tolerar algunos males necesarios. Y por si eso no fuera suficiente, SeHun ordenó una campaña de descalificación contra "El Marqués".

Uno a uno, los incendios de iban apagando, pero la amenaza verdadera seguía. SeHun conocía la verdadera causa del desastre, y en sus pesadillas se le aparecía una sombra, el moroii, un ser vestido de negro y de ojos abismales. Sehun sólo esperaba que el salvador apareciera pronto.

Park ChanYeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora