cap. 54: Egoísta

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Esa mañana había un alboroto en el hospital cuando bajo Seungyeon al primer piso al área de urgencias para dejar unos informes, las enfermeras estaban molestas cuchicheando, al parecer un automóvil tuvo un accidente y habían varios lesionados, pero uno estaba dando mucha lata, no se dejaba realizar la curación y era impertinente con todos, ninguna de ellas quería acercarse y hacer el intento siquiera para ver si se dejaba

-¿Qué pasa?

-Un idiota – bufó una de las chicas – Se cree creado por dioses y no quiere que le hagamos la curación sin que le duela ¡Es peor que un niño! Si, será todo lo guapo que quiera, pero no le quita lo imbécil.

-¿Podrías ayudarnos Seongyoun? – le dijo una de ellas

-A lo mejor tú lo convences…

-O le doy un puñetazo – sonrió Seongyoun – No quiero problemas, no soy de esta área

-Por favor, has el intento…

-Está bien, pero me deben un almuerzo

-¡Gracias! – aplaudieron todas y señalaron el área donde estaba aquel paciente malhumorado

Seungyeon fue decidido a someter a ese sujeto caprichoso, preparando sus puños por si fuera necesario, pero al correr la cortina, se quedó helado… aquel paciente, al sentir que la cortina se abría se volvió molesto

-¿A qué hora me piensan atend…? – y se quedó en silencio

Kang Minhee

Seungyeon hizo un esfuerzo sobrehumano, titánico, mientras su corazón se partía en dos… así que… él estaba ahí, en la ciudad… y no se había interesado siquiera en buscarlo… perfecto, así era de idiota extrañando a quien ni siquiera le importas, pero se mantuvo firmes y esbozo una sonrisa, mientras que Minhee permanecía serio y absorto

Minhee seguía tan hermoso o quizás más de cómo lo recordaba, la madurez habia asentado más sus finas facciones, era todo un bomboncito, no dudo que donde sea que estuviera, fuese rodeado por hombres y mujeres dispuestos a conquistarlo… seguramente, por su cama habrían desfilado muchos o muchas… eso dolió… y mucho

-Me dijeron que había un paciente pendejo aquí… no sabía que eras tú – bromeó… aunque en su interior llorara - ¿Vas a dejarte que te haga la curación o tengo que ponerte camisa de fuerza? – le decía mientras arrimaba el carrito de curaciones y se preparaba

-Eres… enfermero…

-Ajá – Se alzó de hombros sin dejar de sonreír… claro, ni siquiera sabía nada de él, obvio ¿Por qué podría importarle? Cuando en su colegio inglés, seguramente rodeado siempre de chicos deliciosos, podría interesarse o recordarse que había dejado un corazón roto en corea

Minhee no sabía que decir, más que contemplarlo

-Escucha… voy a hacerte una curación, es una suerte que lo tuyo solo fueran raspones y pequeñas heridas… esto ardera un poco, pero después ya no sentirás nada…
¿Estamos?

Minhee asintió

Se mantuvo calmado todo lo que pudo, aguanto el ardor de la anestesia y miró atentamente el modo en que Seungyeon le curaba su pierna, no duro más de media hora, con un silencio pesado, no le pregunto absolutamente nada de su vida, ni que desde cuando estaba en Corea, hasta que terminó y le miró sonriente

-¡Listo! – Le dijo – Que buen paciente, si fueras pediátrico, te daría una paleta

-¡El doctor está aquí! – interrumpió la enfermera

-¡Ya estuvo! – Afirmo Seungyeon - ¡Que estés bien! – se despidió de Minhee y salió corriendo antes que el médico de urgencias le viera y llamara la atención

Losing my VirginityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora