Cap. 83: Mi querido esposo

1.4K 159 8
                                    

Seungwoo estaba en la empresa donde laboraba, miraba el documento con la orden, se le hacía raro, pero el CEO había tenido una reunión especial con él, ya que quería quedar bien con aquel banquete lujoso que se iba a preparar.

-Sé que no es tu trabajo, pero no puedo confiar en nadie más que en ti, tiene que salir perfecto

-No es un banquete muy grande

-Sé que no, pero deseo quedar bien con ella y nos pidieron explícitamente un banquete especial para esa reunión, serán menos de 100 personas, pero quieren lo mejor… tendrás un bono especial por acudir a supervisar, no quiero que nada salga mal, tendrías que estar ahí, desde que los chef empiecen a elaborar los alimentos, no es una tarea fácil, porque serán varias horas

-Está bien, no se preocupe, estaré supervisando esto

-Gracias, sabía que podía contar contigo

Pyo al enterarse hizo un gesto, él había pensado salir esa tarde con él y dar una vuelta, comer en la calle y divertirse un poco disfrutando de su vida de casados, ya que como los dos trabajaban, pues solo tenían unas pocas tardes para estar juntos, así que esa noche, hacia pucheros al enterarse que su esposo, tenía que trabajar.

-¡Entonces yo voy contigo! – Chilló haciendo pucheros

-Pero bebé, te vas a aburrir, es una cena de personas que ni conocemos

-¡No me quedaré solo aquí! Yo voy contigo

-Dong Pyo, podrías quedarte con alguno de nuestros amigos si no quieres estar solo

-Bueno, quizás con Hyeong Jun y sacarle la sopa pero… ¡No! Yo quiero ir contigo cariño, no me importa que me quede sentado en una esquina todo el tiempo, pero quiero estar contigo mi amor ¿Me vas a llevar verdad?

-Caprichoso – sonrió Seungwoo

-Solo un poquito – murmuró mientras desabotonaba la camisa de Seungwoo

Los ojitos de Dong Pyo se desviaron del precioso y atractivo rostro de su marido, para posarse en ese abdomen firme y trabajado con sensuales abdominales, sus manitas acariciaron y delinearon cada cuadrito abdominal y pensaba que todo eso era suyo, de repente jaló el resorte del pantalón de pijama y miró la virilidad de su Seungwoo, mas despierto que dormido, jugueteó con el resorte y lo dejo en paz, llevándose las manos a la carita en tono de travesura

-¿Qué haces amor?

-¡Eres tan hermoso! – Suspiró sin dejar de admirar esos abs

-Mis ojos están aquí arriba – Señaló Seungwoo

-Pero no puedo comerme tus ojos – sonrió e hizo un gesto curioso al negarlo – Pero si puedo comerme otras partes de tu cuerpo… debo agradecer, que lo mantienes en forma para agradar a tu esposito

-Mi esposito es un flojo que no quiere hacer ejercicio – Respondió solemne

-¡No quiero levantarme a las seis para hacer ejercicio! – Chilló

-Bueno, no importa – suspiró Seungwoo – Te amo tal y como eres

Dong Pyo no resistió y se arrimó para alcanzar sus labios y darle un beso dulce y tierno

Lo tumbo a la cama y se le trepó encima, Pyo parecía iguana en piedra, porque pues, estaba menudito sobre tremendo varón que era Seungwoo, pero eso no lo intimidaba, se le prendió a sus carnosos labios y los besos pasaron de tiernos a calientes, ya solo se escuchaba el sonido de sus respiraciones y el chupeteo de labios

Seungwoo rodeo con sus brazos el cuerpo esbelto y pequeño de su esposito, acariciando su espalda y su trasero, sintiendo como poco a poco aquel cuerpecito menudo, comenzaba a encenderse y su rigidez chocaba con su abdomen… obvio, ese hombrecito tenía la capacidad de ponérsela dura a él también, sobre todo por la sensualidad de sus besos y el modo tan sensual que tenía para besarlo… Obvio, ese marido era un Dios para Pyo

Rápidamente, Dong Pyo se quitó de esos labios suculentos y se deslizó por su cuello, por su torso y llegando al maravilloso abdomen firme, si, era una delicia recorrerlo con su lengua y sus labios, adoraba esas abdominales tan marcadas y perfectas, pero no se detuvo ahí, siguió por el vientre plano hasta bajar los pantalones de pijama y descubrir los tesoros de Seungwoo

Sus ojitos se maravillaron y se sonrojó un poco, aquello estaba firmes, duro y deseoso por la humedad de la boquita de Pyo, obviamente que no dudó mucho y atacó con fiereza aquel instrumento de placer que poseía su marido, chupó ávidamente hasta donde pudo, porque podría estar muy bembón pero pues su boca era pequeña, se excitaba más, cuando su esposo gemía placenteramente, le fascinaba no perder el toquecito para enloquecerlo y hacerlo jadear escandalosamente

Ya no se detenía solamente en comerse aquel miembro duro y vigoroso, si no también, ya le daba masajitos en los webitos, lo cual es muy importante porque le da harto placer al hombre (según me han contado, no son experiencias) así que hacía todo lo posible por dejárselas bien chupadas y ensalivadas, él disfrutaba haciendo esto, porque pues le gustaba atender muy bien a su marido, aparte, la vida de casados no era fácil, a veces llegaban tan cansados que se dormían sin follar y pues bueno, Dong Pyo procuraba masajear a Seungwoo, porque era su deber marital, evitar que sus ojos se desviaran para otros lados

Seungwoo lo apartó de su extenuante labor para volver a besarlo con avidez, recorrió su cuerpecito con sus manos grandes y esos dedos cosquilleando su piel, le apretó sus nalgas e invadió su interior, haciendo que el pequeño cuerpo de Pyo se estremeciera y emitiera un jadeo excitante, Seungwoo salivó un dedo, para proceder a preparar el pequeño esfínter, a recibirlo, Pyo se aferró al cuello de su esposo y exhalaba continuamente ante la invasión

-Seungwooo – murmuró excitado, así como lo tenía, su penecito duro, chocaba con insistencia en el vientre

-Tranquilo amor… un poco más…

-Métela ya – Jadeaba impaciente

-Aún no…

-Ardo en deseos de ser tuyo ahora – Chilló arqueando su espalda – Quiero tenerte dentro de mí

-Mi esposo es muy impaciente

-No sé quién sea tu esposo ahora… yo soy tu puta – Le dijo en un arrebato apasionado

Bueno, pa que se lo dijo, eso termino de incendiar la sangre de Seungwoo quien lo volteó y lo recostó en la cama, con su traserito al aire y pues ni modos, a tronarle esas nalguitas si ya quería que los dos se fundieran en uno solo y comenzara aquella danza sexual

Pýo se mordió los labios hasta casi sangrarlos, pero no se quejó una sola vez, cuando Seungwoo le empujó todo su poderío (Bueeeeeno) dentro de Pyo y comenzó a moverse con ritmo y con seguridad, disfrutando como apretaban su miembro al entrar una y otra vez, si, procuraba lubricar, pero con Pyo diciéndole cositas sucias, no podía detenerse…  Aquellos momentos lujuriosos en la que los dos se entregaban mutuamente, eran los que más valoraban, porque no era rutina, era el deseo creciente entre los dos…

No le importó si el trasero le dolía después, ni siquiera sintió lo duro, sino lo tupido, finalmente, su cuerpo le pertenecía a su hombre (oilooooo) su alma, su vida, su corazón, su todo, él solo vivía para complacer sus deseos… y era mutuo, también Seungwoo estaba todo pendejo y enamorado de Dong Pyo, así que era mutuo el nivel de amor que se tenían los dos… por algo Seungwoo le pidió matrimonio  a su tachuelita, lo adoraba demasiado como para dejarlo libre… y Pyo no quería ser libre, quería tener a su señor a su lado siempre, o sea, a Seungwoo

Cuando terminaron, sudados, más que bien venidos, enredados en sus abrazos y besos, Pyo se veía todo bañadito en sudor, con el pelito relamido y pegado a su cráneo, con los ojos hundidos y los labios hinchados por tanto beso, era una cosita tan frágil, que eso enternecía a Seungwoo, era su muñequito, al que adoraba y deseaba tener siempre dentro de una caja de cristal, para que nada ni nadie le hiciera daño

-Otra vez – jadeó Dong Pyo…

-Amor, hay que trabajar mañana…

-No me importa, otra vez – casi ordenó

-Como gustes mi amor – Murmuró Seungwoo con los ojos oscuros por el deseo, tener a un esposo insaciable era simplemente excitante.

Como resultado, al día siguiente, Dong Pyo estuvo todo pendejo en el trabajo, pero bueno, le gustaba la mala vida, por así decirlo. Seungwoo fresco como una lechuga estuvo, ya estaba acostumbrado a la actividad física extenuante, sobre todo, por su hora de gym por las mañanas, mientras que Pyo roncaba a pierna suelta

Seungyeon lo encontró comprando un café a media mañana

-Dong Pyo, te ves terrible ¿Qué paso?

-Anoche tuve mucho sexo con Seungwoo y estoy agotado, él y yo somos insaciables cuando comenzamos a gozarnos

-Eso es bueno, significa que el matrimonio no ha terminado con las ganas de gozarse mutuamente

-¿Y tú como vas con Minhee?

-Perfecto, no sabes cómo disfruto de tener a mi hombre perfecto esperándome en casa todos los días

-Ya ponlo a trabajar – Hizo Pyo un gesto – se puede aburrir

-Mi príncipe aún no decide que hacer, mientras tanto, se ha dedicado a aprender cocina con Eunsang

-¿Y lo has dejado? – Casi chilló

-¡Oye, Eunsang y Minhee se están esmerando! Así que no han quemado ninguna cocina… aunque la dejan echa un desmadre, son un poco huevoncitos para lavar lo que ensucian… y eso que hay lavatrastes en la casa… por eso mismo deje que Minhee se entretenga en eso, lo último que han cocinado les ha salido bueno

-Bueno – suspiró – Es tu estómago

-Le diré que preparen una comida sabrosa para todos nosotros y comerlos juntos el fin de semana – sonrió Seungyeon

-Gracias, llevaré mi sándwich

-¡Hombre de poca fe!

-Soy demasiado joven y bello para morir por una indigestión y tengo un marido sabroso como para dejarlo viudo y que otro se coma lo que yo me disfruto

-Exageras – suspiró

-Oye ¿Y ya no haremos nada con lo de Hyeong Jun? Ahora está de masoquista en la misma habitación de Hangyul y Suset

-Ahí hay algo raro – apuntó Seungyeon – Creo que esos tres ocultan algo… así que será mejor que no hagamos nada, por algo Hyeong Jun sigue aferrado con ellos, ya sea durante la boda o después de la boda, sabremos la verdad

-Ya será éste fin de semana y que sea lo que Dios quiera – Se alzó de hombros Seungyeon

-Tienes toda la razón – y chocaron sus cafés

Losing my VirginityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora