cap. 4: sedúceme cabrón

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Pyo estaba ahí, esperando a Seungwoo en la cancha, sentado en la silla del aguador, meciendo sus piecitos de modo inocente y tierno, cuando el entrenador lo vio, no pudo evitar sonreír, era como una cosita linda, de sonrisa reluciente y ojos brillantes, tan menudito y tan picioso, digo, precioso, Pyo lo saludo aleteando sus deditos y le miró coquetamente… porque Pyo no pierde el tiempo

-Buenos días entrenador Seungwoo

-Hola, llegaste temprano, falta media hora

-Usted también – y se cruzó de piernas en pose seductora

-Tengo que revisar que el equipo esté completo, antes de empezar con el entrenamiento

-¿quiere que le revise las pelotas? – se inclinó Pyo preguntando y ampliando la sonrisa y eso turbó a Seungwoo

-¿Disculpa?

-Las pelotas de basquetbol – apuntó al verlo absorto

-¡Ah! – suspiró y saco el aire

-¿Pues a que pelotas pensaba que me refería? – Preguntó de modo tierno y casi, casi ingenuo, haciendo un puchero con esos labios bemboncitos que tenia

-¡A nada! – Sacudió la cabeza el entrenador, ya no sabía si Pyo pecaba de inocente o… simplemente el inocente era él – Puedes ir a contar los balones

-¡En seguida! – Brincó y se alejó caminando moneándose, consciente de que Seungwoo no le quitaba la vista de encima, probablemente él no era tan acuerpado como Hyeong Jun, pero lo poquito que tenía, era suficiente para enloquecer a cualquiera

Dong Pyo regreso con una pelota en sus manos y le dijo la cantidad que había y comenzó a botarla, mal, porque se le iba mucho de las manos, Seungwoo, simplemente lo seguía a todos lados, en una de esas el balón rebotó tan mal que casi le da en la nariz a Pyo, quien estaba un poco frustrado ¿Tan difícil era manejar ese balón?

-¡No puedo! – Gimoteó y se dejó caer en el piso, teatralmente, como heroína de libro romántico – Ese balón y yo, no nos llevamos

-Claro que si puedes – se acercó Seungwoo alargando la mano donde Pyo se sujetó, pensando que esas manotas debían hacer maravillas, aparte de fuertes, venudas y tan seductoramente masculinas – vamos, levántate y te enseño como botarla apropiadamente

-¡Sí! – salto de gusto y sujeto el balón, Seungwoo se puso atrás de él y se inclinó un poco… Pyo luego pensó que era demasiado alto para él… ¿A poco podría con tanto cuerpo sobre el suyo?

Seungwoo puso sus manos sobre la de él para ayudarle a botar el balón, Pyo estaba encantado de la vida que ese hombre estuviera casi sobre él, con sus manotas agarrando las suyas, se lo imaginó manoseándolo… y eso le dio harta calors… hasta el amiguito en sus pantalones, brincó de emoción al imaginarse siendo aplastado por el cuerpazo de ese chico

-Lo sujetas así y la botas así – le indicaba, al principio todo bien, pero Dong Pyo, aprovechaba para inclinarse, y arrimarle sus insulsas nalguitas a Seungwoo, a veces se erguía y subía su cara hacia la de él, casi al punto del beso y le mostraba una sonrisa coqueta y sensual,  fruncía su boquita en forma de corazón

¡Eso era tan incómodo para Seungwoo! Porque no sabía si Pyo jugaba con él, o en verdad lo estaba seduciendo, pero lo veía tan chiquito, tan tierno, tan inocente, que a veces no podía creer que tuviera otros pensamientos…. Ajajaja, inocente pobre amigo… claro que el encanto terminó cuando los demás comenzaron a llegar y Seungwoo decidió soltarlo, pero lo había dejado muy nervioso, tomando en cuenta que era más chico en edad…

No debía ver a Pyo con otros ojos, definitivamente, debía ser puesto en un cerco con un letrero de “Peligro, no se acerque, cuerpo peligroso” pero en unos cuantos días, todo el equipo de basquetbol estaba de cabeza, por culpa de él, quien se decía así mismo, que si no podía agarrarle las pelotas… de básquet, por lo menos, podría servir de aguador o mascota, a todos les gustaba verlo liderando el grupo, mientras corrían alrededor de la cancha.

En tanto

En el entrenamiento de natación, los chicos seguían practicando, ya sin ahogarse en el caso de Hyeong Jun, no se había vuelto a acalambrar, Hangyul seguía midiendo el tiempo y la fuerza de sus brazadas, cuando llego uno de sus amigos a verlo

-¿Cómo vas?

-Bien, algunos chicos nadan en verdad, muy bien, otros, ni cómo ayudarlos

-¿Ese quién es? – señaló a Hyeong Jun quien lucía muy bien con el traje todo pegadito, pegadito, pegadito

-Hyeong Jun…

-Es lindo – susurró su amigo

-¿Te parece?

-Mira esos cachetes regordetes – dijo el amigo – y ese cuerpecito, que lindo trasero… Yo que tú, ya le hubiera echado los perros, a ver que resultaba, a lo mejor y son de los que aflojan ese hermoso trasero

-No estoy aquí para fijarme en los alumnos – carraspeó Hangyul

-Pero yo sí, preséntamelo cuando puedas ¿No?

-Lárgate con tus alumnos – le dijo Hangyul negado con una sonrisa y su amigo se marchó, mientras que éste, no pudo evitar mirar de nuevo a Hyeong Jun, quien estaba listo para aventarse al agua, y tuvo que admitir que era delgado, pero curvilíneo y pues bueno, estaba en la flor de la edad… luego se dijo así mismo, que se dejara de pendejadas y se centrara, por lo que hizo la señal para continuar con el entrenamiento

Pero era evidente que… una vez que te has fijado demasiado en una flor de belleza y aroma irresistible, no podría parar hasta arrancarla… Solo que aún, ese macho alfa aún no sabía que debido a su amigo, estaba a punto de apendejarse muy feo

Otro que estaba así, era Yohan…

Eunsang lo llamaba por lo menos 10 veces durante las prácticas, la última vez, fue porque se le había roto su uña preciosa de manicura perfecta (porque macho que se respeta, se hace la manicura casi diario) prácticamente Yohan estaba cantando: “¿Qué es lo que quiere la reina, que va a pedir la princesa, que desea mi niño fresa?”

-¡Hyung, Hyung! – lo llamó con sus manitas y esa sonrisa radiante fresca e ingenua

-¿Qué pasa ahora Eunsang?

-¿Lo hacemos juntos?

Y todos se volvieron a ver…

-¿Hacer qué?

-Pues eso…

-¿Qué es eso?

-Eso que le gusta hacer a todos los hombres – Dijo en voz alta como si nada

-Eh – por la mente de Yohan pasaron muchas cosas que hacían los hombres muy hombres, entre ellos el delicioso, pero no lo dijo, solo miró la carita sonriente de Eunsang, que parecía un angelito, escondiendo los malditos cuernos

-¿De qué estás hablando Eunsang? – le pregunto uno de los chismosos

-De flexiones en el piso, quiero que Hyung sostenga mis piernas para que yo haga el calentamiento adecuadamente

-AAAAAAH – gimieron todos y volvieron a sus ejercicios

El alma le volvió al cuerpo a Yohan, malvado niñato, le estaba sacando… puros sustos

Yohan se acomodó en el piso junto a Eunsang, sosteniendo sus piernas con fuerza, para que así el chico pudiera comenzar con los ejercicios, pero el problema era… que Eunsang no le quitaba los ojos de encima a Yohan mientras subía y bajaba, logrando ponerlo nervioso, así que el instructor estaba nervioso y molesto ¿Por qué un niñito de 17 le estaba poniendo de nervios?

Odiaba profundamente que Eunsang le estuviera penetrando… con la mirada, hasta pensaba que podría adivinar sus más profundos secretos, así que evitaba verlo a los ojos pero, era inevitable que sus ojos se giraran a verlo, más aún que lucía adorable con las mejillas a punto de explotar por el esfuerzo, ya estaba terminando con dificultad, las diez sesiones de 10, pero en la penúltima, al levantarse, perdió el equilibrio y no pudo evitar intentar sostenerse del cuello de Yohan y lo jaló hacia él

Yohan se fue hacia delante… quedando entre las piernas de Eunsang, con todo su cuerpo sobre él y cara a cara, el entrenador solo abrió los ojotes al tenerlo al borde de un beso, el chico solo sonrió apenado, mordiéndose los labios de modo natural… por un momento, hasta un poco sordo se puso Yohan, mientras que a su alrededor, todos miraban atentamente de nuevo…

-Ups, lo siento – dijo Eunsang mientras que al reaccionar, Yohan se puso de pie como resorte

Maldito escuincle… seductor…

El que no era un escuincle seductor, era Minhee… el cual se había quedado petrificado cuando vio a Seung Yeon, cargando su chancla como llavero, colgando de su mochila… ¿Por qué en el nombre del cielo, SeungYeon iba con esa chancla de un lado a otro? ¿Esperaba que el dueño lo reclamara después de que se sabía en toda la escuela  que un depravado sexual había querido abusar de tan noble doncello?

-¿Así que quisieron abusar de ti, SeungYeon? – Preguntaba Wooseok intrigado

-Si – dijo en un suspiro – El dueño de la chancla

-¿Y porque la traes? ¿A poco crees que el dueño de la chancla lo va a reclamar?

-No, pero al menos, no faltará que alguien me dé una pista sobre quien es mi acosador

-¿Lo crees así?

-Estoy casi seguro, que el dueño, ya la vio, es más  voy a ofrecer una recompensa para quien me dé una pista segura

-¿De cuánto estamos hablando? – preguntó Wooseok para poner la noticia en la página escolar

De pronto…

-¡Oh! – señaló alguien y SeungYeon se volvió a ver con Wooseok

Era Eunsang, Minhee lo vio y casi se le caen los hue…rfanos

-Yo conozco esa chancla – susurro sin dejar de señalar

¡Oh! Y ahora ¿Quién chingados podrá ayudarme? Pensaba Minhee quien ya se imaginaba en la dirección, llorando, explicando lo de la chancla, lo del acoso, la lista que tenía que cumplir para que Pyo no contara sus secretos… y teniendo que confesar esos secretos a otra persona que no se los iba a callar

-¿De quién es? ¡Dime! – exigió Seungyeon
Eunsang pareció reaccionar y le miro a los ojos

-No… me equivoqué…. – Le dijo y se iba a ir pero Seungyeon le cerró el paso

-¡Ah, no, tú no te vas, ahora me dices de quien es! – le exigió.

-¡Eh, tu! – Apareció Yohan - ¿Qué pasa aquí? – y se interpuso entre Eunsang y Seungyeon

-Hola hyung – le saludo alegremente

-¿Por qué no has ido por el encargo? – pregunto molesto

-¡Enseguida hyung, lo siento! – y se alejó rápidamente, los huevitos de Minhee bajaron de su garganta y decidió huir de ese lugar, por si las dudas. Mientras que Yohan parecía gallo de pelea, mirando retadoramente a Seungyeon.

Losing my VirginityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora