Corto

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"Tauro"

Días antes...

-¿Y entonces qué?- Escorpio estaba descolocado.

-Entonces el imbécil se cayó de cara sobre las gradas y Tara fue y le pateó el culo, hubieran visto- Tauro reía dejando la vida en ello.

-¿Estaban fumando marihuana en la universidad?- Aries tenía los ojos brillando.

-No vas a probarla, asi que vete olvidando de idea, mocoso de mierda- Sagitario le veía con enojo -Ya muchas veces tuve que ir a buscarte- y bufó.

-Pero si nunca atrapan a nadie- se quejó el ariano dispuesto a declararle una guerra a su hermano mayor.

-Pero a vos mijo, no te da la cabecita, y siempre querés llevarlo al extremo de todo. Te van a agarrar, y donde te agarran a vos también agarran a Leo. Y no voy a sacar a dos cabezas de la policía otra vez, me van a sacar la custodia- Sagitario acomodó sus pies sobre la mesa y se recostó.

-Deberíamos haberlo hecho antes- la voz de Leo invadió la sala, siempre tan amoroso.

-Leo, no de vuelta, nos cagan a pedo a los dos por tu culpa- se quejó Aries asegurándose de que Sagitario no se levantaba.

-¿Y acaso me importa?-.

-Ya, ya, no peleen, estamos para descansar- Tauro le sacudió el pelo a ambos y sonrió con calma.

-Escucha a Tau-li, dejá de hacer lío- Aries se colgó del cuello del mayor y sonrió con su característica dulzura de niño.

-Iscichi i Tii-li, te podes ir bien a la mierda- contestó Leo saliendo por la puerta trasera hacia el patio selvático de la casa.

-Alguien está enojado- comentó Tauro, recibiendo una mirada de obviedad y molestia por parte de todos los presentes.

El silencio se quedó estático por unos segundos, hasta que el sonido de las patas de uno de los asientos cortó la racha.

-¿Quién cocina?- Escorpio se apeó de su silla y tomó de asiento la mesada -Me estoy muriendo de hambre- protestó con tono demandante mientras esfumaba el ambiente tenso que se había formado.

-Piscis, ¿quién más?- contestó Sagitario algo cabreado, Aries se había aventado desde la mesa hasta sus brazos, y ya no era ningún bebé.

-¡Piscis!, ¡tengo hambre!- Escorpio se bajó de la mesada y salió corriendo en busca del menor -¡Vení para acá motherfucker!-.

-Vaya la dependencia de ese dúo- comentó Tauro sonriendo, en cierto punto le recordaba a él y Libra, se bajó de la mesa -Chicos, me voy a hacer algo, ya vuelvo- y en acto seguido fue a la pieza del librano.

Abrió la puerta despacio y se asomó a la habitación, buscando el cuerpo del menor, pero no le halló.

-¿Libra?- murmuró sin querer llamar la atención a sabiendas de que Leo se encontraba abajo.

Nadie contestó. Sin dudarlo mucho se metió por completo y cerró la puerta, tal vez Libra se estaba bañando. Miro su cama, estaba perfectamente ordenada, sin ninguna arruga.

Tauro sonrió inconscientemente y acarició el edredón, pensando en el menor.

-Leo- Tauro levantó la cabeza, esa era la pequeña vocecita de su niño.

Pero no estaba en el cuarto, estaba afuera.

El toro se acercó hasta la enorme ventana que permanecía abierta y se asomó al balcón.

El león cargaba al signo de aire sobre su espalda y avanzaban con cuidado por entre los altos yuyos que se alzaban imponentes, queriendo impedir la intromisión de ambos chicos.

-Deja de chillar, vamos a ir- soltó Leo, ajustando el agarre de su mejor amigo.

-Bien, pero, esperame un segundo- Libra se cubrió el pelo con una capucha y luego se abrazó al león, tapando su melena con su cuerpo, ya que el chico no tenía una campera.

Tauro apretó los labios, y frunció el ceño, a penas un poquito. Soltó un resoplo y salió de allí, dispuesto a encerrarse en su habitación.

630 palabras

Asesino zodiacalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora