El conductor asintió y frenó pocos metros después, estaba aliviado de que aquél extraño ser se bajara por fin del vehículo. Tenía la frente ligeramente transpirada y sentía que el miedo iba trepándole las piernas, poco a poco le ingresaba por el estómago y le impedía respirar correctamente. El coche permanecía parado en la esquina desolada, y el chico no daba muestra alguna de bajarse en los próximos segundos.
Comenzó a tamborilear sobre el volante, respiró profundo dos o tres veces y miro la zapatilla de su pequepa hija que colgaba del espejo retrovisor. El chico tosió ligeramente, indicando que le pagaría. Ambos se miraron por medio de la base refulgente del espejo. Con la mano apenas temblorosa recibió el dinero arrugado y respiró otra vez, pensando en que aquél martirio acabaría pronto.
-Jamás me has visto, ¿bien, dulzura?- indicó el chico sonriendo.
El conductor asintió, queriendo vomitar.
-Así me gusta-.
El chico bajó y se apeó del auto, caminando despacio.
Lo único de lo que aquél chofer estaba seguro es de que iba vestido con un uniforme de delivery de pizza, pero enseguida lo borró de su cabeza, quería ver a su familia.
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Asesino zodiacal
HorrorNecesitaban respirar, ya. Entonces sus sueños se hicieron realidad: las vacaciones de invierno estaban a la vuelta de la esquina y una cómoda casa con estadía gratis les esperaba. "No todo lo que brilla es oro". ... Atención: hay una SERIA difamaci...