El anuncio previo al capítulo

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LO QUE ESTÁ EN NEGRITA AL FINAL ES PARA TODOS.

Estos son mis problemas, sino queres leer, pasa de capítulo.

...

Primero que nada, agradecerles a todos. Soy un poco incompleto, tengo problemas y tengo inconstancia. Una parte de mí no quiere ver esto ni mucho menos hacerlo, pero la otra insiste en dejar una huella, luchando. Luchando por algo que, espero, se revierta en algún tiempo.

En estos últimos meses donde solo puedo permanecer encerrado siento que la locura me está jugando una mala pasada, el silencio de la casa, la ausencia pero también la tangibilidad de lo que rodea. Las amenazas y la imposibilidad de protesta o de cambio.

A veces pienso que no voy a llegar a cuando termine, a veces creo que soy demasiado cínico y otras que soy incapaz de comprender a los demás. No sé, no tengo idea de quién soy o de a dónde voy, no sé cómo expresarme y me siento impedido a ser quien debería. Me colocan títulos y muchos me dan aire de grandeza, pero sigo pudriéndome en un rincón del cuarto rojo; me siento enfermo y estoy enfermo, pero no mi cuerpo, sino mi cabeza. Cada día empeora y me sustrae durante horas y horas en mares de delirios. En casa nadie sabe porque nadie habla, pero todos están al tanto de que estamos locos, locos y enfermos. Mi escritura, mis pensamientos, y yo.

Yo y mis demonios, yo y mis personalidades. Yo, todo yo. Porque soy egoísta y al mismo tiempo porque soy un niño que nunca halló el consuelo en los humanos, sino en las hojas. ¿Acaso soy un monstruo?, no es normal. Ninguno de mis comportamientos fue normal nunca porque estoy roto y contagié a los de mi entorno. Estamos todos rotos y enfermos, soñando con cosas que no existen y rogando misericordia a un dios al que hacemos poco eco. Arrepintiéndonos de una vida que no elegimos pero que estamos obligados a vivir para "encajar", ¿encajar?, sí, encajar. Encajar en la vida de un lunático que se reprime y que nos obliga a todos a ser como él, encajar en una sociedad que nos desprecia por el lugar de donde venimos y los apellidos que cargamos.

Todo el sufrimiento se trata de encajar, al final siempre es así. Mi problema es que no quiero encajar porque no puedo, porque me salgo del molde, porque estoy enfermo y me niego en pasar mi depresiva vida atado a una cruz que no es mía, sino de él. Enfermo reprimido.

Y a vista de muchos yo soy el cruel, el malo, el monstruo pero nadie vive mi vida, ¿ah?, nadie quiere vivir mi vida. Nadie quiere ponerse en mi lugar y mucho menos sentir mi dolor ni mi falta, porque todos son mucho más felices cuando saben que no corren peligro de que alguien los mate, cuando saben que llegan a casa y pueden ver a sus madres a los ojos sin que estas oculten su odio, cuando saben que tienen amigos que los escuchan a cualquier hora del día.

Yo estoy solo, y como yo debe haber otros tantos millones que somos señalados y murmurados cada día de nuestra vida. Porque soy raro, porque no hablo, porque soy excéntrico, porque escribo, porque dibujo, porque no socializo, porque no me reprimo. Porque no soy como él.

De vuelta me dejé llevar. Pero, qué se yo. Sé que necesito ayuda psicológica, pero me falta un largo trecho para acceder a ella.



¡¡LÉEME!!

Hola chicos, a todos, solo tengo que ofrecerles una disculpa porque este libro no pude desarrollarlo como quería, no alcancé -de vuelta- ese punto de realización que quería. Pero voy a corregirlo y sorprendentemente decidí que no lo cancelaría, como había previsto.

Eso es todo, sigan leyendo que yo también estoy intrigado en cómo carajos hice para arreglar esto.

Asesino zodiacalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora