Seis

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-¿Que estará pasando abajo?- Libra aún temblaba por los recientes golpes que se habían oído desde el piso inferior.

Una serie de quejidos y chillidos habían escalado hasta ellos, como de quien trata de huir de algo que no puede.

-Nada, seguro deben estar bien Libra- Acuario se mantenía parado, pegado a la puerta de la habitación, trataba de lucir seguro pero no veía la forma de escapar de allí y mucho menos de tener idea alguna de lo que había sucedido en la sala.

-¿A sí?, ¿y cuándo vamos a verte tranquilo?, porque por tu postura puedo decir que estás igual que Lib- Acuario respiró profundo y pensó en que Leo era el hermano menor de su novio. Y, además, era ¡menor!, no podía golpearlo. Aunque no iban a hacerle ningún daño un par de golpes.

-¿Y cuándo diablos vas a callarte?- Géminis estaba rojo de cólera y lo miraba retador, listo para agarrárselas con el león -¡Estoy harto de oír tus quejas!-.

-¿¡Estás harto de oírme o estás harto de que pelee a Acuario!?- el castaño se paró y le devolvió la mirada al signo de los gemelos quien permaneció mudo ante aquello, oero con la misma mirada iracunda de quien se autopresiona para calmarse -¡Ah!, ¡y ahora te callas!-.

-Leo, ¡basta!- Aries se paró junto a su mejor amigo y apretó sus manos, no sería la primera vez que se golpeaban -Deja de decir patrañas y púdrete-.

-¡Tú no te metas!, ¡tú tampoco Géminis!, ¡estaba hablando con Acuario!, ¿¡acaso no ves, Aries, que el idiota no confía en Sagitario!?, ¡creen que van a matarlo por ser delgado!- dirigió su mirada al mayor -¿¡Acaso crees que es la primera vez que tiene anorexia!?, ¡no mierda!, ¡toda su vida fue muy delgado!, ¡y aún así nunca nadie pudo herirlo!-.

Acuario no respondió, tenía los ojos entrecerrados y los cables se unieron. Por eso el centauro no se movía tanto y evitaba el contacto, incluso su estilo de ropa había cambiado.

-¡Crees que es débil!, ¡y no lo es!, ¡pero lo peor es que ni siquiera te habías dado cuenta de lo que él tenía!, ¡absolutamente ninguno de sus novios se daba cuenta!, ¡porque solo buscan sexo, igual que tú!- el león tenía las venas marcadas en su frente, la saliva se le acumulaba en la comisura de los labios y su cuerpo temblaba por completo.

Entonces se dio cuenta de lo que dijo y cerró la boca. El sonrojo invadió sus mejillas y antes de que pudiera excusarse o decir algo más los golpes en morse volvieron, pero, desde el suelo.

-¿Separarnos?- murmuró Aries -Pero hace menos de cuarenta minu- los golpes dieron una orden directa.

Todo comenzaba a acelerarse, igual que el pulso de Libra, quien se mantenía aferrado al león.

-No, por favor- rogó, tenía los músculos endurecidos y sentía que iba a tener un desmayo (o algo peor) en cualquier momento -No quiero separarme-.

Los golpes volvieron, la secuencia fue rápida y concisa.

-¿¡Qué!?- Leo miraba al suelo con el ceño fruncido -No quiero- espetó y tomó la mano de Libra con fuerza.

-¿Qué está diciendo?- interrogó Acuario mirando a ambos mellizos.

-Nosotros dos nos quedamos- intervino Aries antes de que su hermano comenzara con la pantomina de vuelta -Y ustedes tres se van- concluyó, con la vista totalmente abajo.

Aries tampoco quería que Géminis se fuera. Estaba aterrado.

Asesino zodiacalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora