Once

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-¿Por qué está Sagitario acá?- Virgo miraba al arquero que nuevamente tenía una cadena en su cuello y permanecía tirado en el suelo, incapaz de levantarse. Otra vez el miedo se hacía presente, se estaba asfixiando.

-¿Estás bien?- Escorpio permanecía a su lado, tomándole la mano al centauro y Virgo trataba de calmar a Libra mientras lo abrazaba.

-¿Qué?, no- el centauro se removía ligeramente contra el suelo mientras lloraba en silencio, temblaba a penas un poco, pero su cabeza seguía repitiendo la secuencia de lo había sucedido en el otro cuarto.

-¿Solo quedamos tres?- murmuró Virgo, y luego levantó la voz -¿Solo nosotros?- miraba al arquero, a juzgar por su cara era muy probable que esa fuese la repuesta correcta, pero ni él ni ninguno de los otros dos estaba muy seguro de querer estar al tanto de ello.

-Así, es, solo nosotros- afirmó Escorpio, adelantándose a cualquier comentario de parte del chico que estaba al borde del desmayo.

Los tres sabía que no había modo alguno de sobrevivir y, de todas formas, ninguno se sentía en condiciones de continuar con su vida luego de ello.

-Esto es mi culpa- Virgo se sentó -Nunca debí haberlos traído- sollozó, desconsolado, odiándose -No debí haberle dicho que sí a Acuario- agregó.

-¿Eh?- Escorpio de repente lo miro, alejó de sí todos los malos pensamientos y su cabeza se volvió en frío, como si estuviera en uno de esos juegos que tanto le gustaban -¿No eran Cáncer y Géminis quienes te habían dicho?- arrugó el entrecejo, apretó con ligereza la mano del chico que permanecía en el suelo y en cierto modo trató de reemplazar la falta de Piscis con la presencia de Sagitario. Eran parecidos.

-El primero fue Acuario, y luego Cáncer y Géminis se enteraron y me convencieron...- Virgo continuaba llorando, sintiendo el pesar de su elección. Escorpio frunció el ceño, con un poco de pena, sabiendo que el chico jamás se perdonaría, Virgo era muy riguroso consigo mismo, al punto de guardarse rencor.

-¿A qué te refieres con que Acuario te pidió?- el signo de agua subió la cabeza del arquero y lo sentó -Sag, ¿desde cuándo Acuario está al tanto de esta casa?-.

Sagitario no dijo nada, solo negó, abriendo los ojos.

-Desde...- Virgo levantó la cabeza de repente, sorprendido, no había notado ese detalle -Desde nunca- puntualizó, advirtiendo que él jamás podría haber estado al tanto de la existencia de esa casa.

-Mierda- de repente el arquero golpeó el piso -Sabía que había algo, él parecía saber el plano de toda la casa- murmuró, recordando la soltura con la que el acuariano había demostrado recorrer el lugar -Yo ni siquiera estaba seguro de a dónde diablos conducía la escalera-.

Ninguno dijo nada, los tres miraban el centro de la habitación, estancados.

Asesino zodiacalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora