Asesino zodiacal

Cuatro

Había decidido que lo mejor era quedarse quietos y juntos. Los doce permanecían en silencio, con la mente en blanco y las expectativas de lo que sucedería con ellos a tope. Cualquier cosa era posible, ¿no?

De repente un sonido se oyó arriba. Se miraron entre sí y lentamente levantaron sus cabezas.

"Hora de jugar" todos estaban pasmados, ¿acaso aquella inscripción  roja había estado todo el tiempo alli?

Un golpe seguido de otro con distinta frecuencia y duración comenzó a oirse.

-Es código morse- murmuró Virgo.

Todos voltearon hacia él, esperando a que traduciera.

-Yo no sé, Aries sabe descifrarlo- las miradas viajaron al signo de fuego, provocando que una repentina sorpresa lo invadiera, aun temblaba después de aquella escena que había tenido con Capricornio.

El ariano levantó la vista al techo, como si aquello le hiciera más fácil oír los ruidos y comprender las palabras

-Si hacen algo estupido, electrocutaré a Escorpio- hizo una pausa -Revisen en sofá- y el mensaje acabó.

Tauro se paró, alejándose de su lugar a un lado de Libra y comenzó a sacudir las almohadas, buscando cualquier cosa que le llegase primero.

-Espera, mira- el pequeño mocoso que llevaba con él a todos lados le frenó -Un papel se cayó- y lo tomó -2011, no dice nada más-.

Todos los menores de edad se mostraron confundidos.

-¿Qué pasa con ese número?- interrogó Acuario al ver el rostro aterrado de los otros tres mayores.

Sagitario solo se limitaba a negar con la cara cubierta por sus manos. Escorpio tenía la vista en el suelo y se mantenía serio, como si algo muy malo estuviera ocurriendo. Y Tauro tenía las manos sobre la cabeza y repetía la palabra mierda.

-¿Qué es lo que está pasando?- Leo los miro a todos con el rostro rojo en rabia -¿Es culpa de ustedes tres esto?, ¿¡estoy encerrado por culpa de ustedes!?- dio un golpe al suelo provocando una sensación de temblor en el suelo de madera.

-Basta Leo- Capricornio le colocó el mano sobre el hombro y le dio un apretón -¿Qué sucede?- interrogó, manteniendo la calma a duras penas.

Pero ninguno de los tres le dio la más mínima atención, solo se limitaban a hablar consigo mismos en medio de varios ataques de ansiedad y rabia.

-Se suponía que esto se acabaría- contestó Escorpio, pero no a los menores, sino a quien estaba arriba -¡Se suponía que acabaría y que no volverían con esas mierdas!-.

-Ya no existe, ¿acaso nadie comprende eso?, ya no está- murmuró Sagitario lo suficientemente bajo como para que no oyeran arriba pero sí como para que los diez restantes captaran sus palabras -No sabía que eso iba a pasar, ¿cómo se suponía que lo supiera?, era un crío estúpido, eso es el pasado, ya está-.

-¿Por qué cuernos tuvimos que hablarle?, ¿acaso no podía dejarnos fuera de sus mierdas?, ¿por qué nosotros?, ¡ya perdimos suficiente tiempo con este tema!- Tauro se había sentado en sofá y solo se masajeaba la cabeza -¿¡Por qué de vuelta!?, ¡ocurrió hace ocho años!, ya tuve suficiente para toda mi vida de interrogatorios-.