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¿Cómo describir las ansias que tengo por saber de él? Todos lo miraban cómo si fuese un bicho raro, y claro, para mí también lo era. Pero un dulce bicho. Sus gafas cayeron al suelo cuando Hwang decidió golpearlo. Sonreí al ver la cara de Minho, sabía que le desagradaba la sangre.

La abertura en su labio los hacía ver aún más apetitosos. Pero claro, su religión tenía que arruinar todo. Su gran alabanza a Dios era tan grande que seguía cada uno de los mandamientos de la iglesia católica. Uno de ellos y que seguía al pie de la letra más que los otros era No desearás a la mujer de tu prójimo. Y por lo tanto, ni siquiera miraba a una chica si no era la maldita de su madre, aquella que a cada salida iba por su querido hijo, y me veía como si fuera alguien fuera de este mundo. Me despreciaba aquella mujer, pero vamos, ella tampoco es una santa, entonces ¿porqué tiene un hijo? Así es, porque la lujuria ganó una vez más y se metió con la mujer que decía ser pura más que la madre de Dios, si ella pudo tan siquiera una miserable vez experimentar lo que es el sexo, ¿porqué su hijo no?

—Te ves tan patético Han, no eres más que un simple campesino por estos rumbos.

—Vamos Hwang —dije entre risas— Él no tiene la culpa ¿cierto Han? —me acerqué lentamente hacia él y pasé mi dedo índice por su mandíbula, deje salir un suspiro cuando cerró los ojos y giró su rostro— Toda la culpa es de la jodida de su madre, dime ¿porqué te convirtió en esto, Han? Tú podrías ser uno de nosotros, de no ser por esa estúpida religión.

—Dios no tiene nada que ver, ni mi madre, ella me ama. —murmuró.

—Que estupidez. —dijo Minho.

Giré a mirar a Lee y le dije mantuviera su boca cerrada.

—Estoy segura de ello querido Han, pero algo me hace dudar. Si te amara, no te obligaría a alabar a Dios, ¿eso es lo que tú quieres? ¿Ser un miserable sacerdote y destruir tu vida? Cuando puedes unirtenos y disfrutar de todo aquello que más desees.

—Lo que más deseo es convertirme en un gran sacerdote, y si no fuera así, ustedes jamás me aceptarían en su grupo, sólo son ustedes y ya, nadie más.

—Que lástima —Hwang me alejó de Han y pasó su brazo por mi cintura, pude ver como Han abría los ojos y nos observaba, con la manga de su suéter blanco limpió la sangre de su labio y suspiró— Podrías disfrutar de cualquier chica, dime algo Han, ¿te gusta Hye?

—¿Qué? No. —tartamudeo.

Sonreí por inercia y mordí mi labio cuando me miró por accidente y rápidamente agachó la mirada.

—Oh, lo siento, lo siento —rió Hyunjin— Quería decir, ¿alguna vez te ha gustado alguna chica? ¿O eres gay?

—Si, es lo más probable —bromeó Minho— y el idiota que le gusta eres tú Hwang.

—Jódete Lee.

Reí ante aquella situación.

—Entonces, ¿no te gusto? —hice un puchero y me acerqué a él, dirigió su mirada a mis labios y relamió los suyos, cerró los ojos con fuerza y sus labios se entreabrieron— Eso me pone triste Han, ¿lo sabías? —susurré a milímetros de su rostro.

Hwang tiró de mi y me apego a su cuerpo.

—¿Qué crees que haces?

—Quería jugar. —sonreí y pasé mis manos por su cuello.

—Es una pena Jisung —los ojos del contrario se abrieron y se toparon con los míos— No podrás disfrutar de los labios de Hye, que por cierto, son exquisitos.

Sus labios atraparon los míos y con la rapidez de un rayo su lengua ya exploraba mi cavidad. Seguía mirando a Jisung y él a mí. Hasta que suspiró y se agachó por sus gafas y mochila. Pasó a lado de Hwang y empujó su hombro haciendo que nos separáramos.

Sonreí cuando lo ví irse.

—¡Eres un imbécil Han Jisung, ni siquiera tu Dios podrá otorgarte el placer que da Hye en la cama!

—Cierra la boca Hwang. —golpeé su hombro y retiré el exceso de saliva de mi labio, tomé mi mochila y me fui del baño— A ver si Dios te quita lo imbécil Hyunjin.

Pude escuchar reír a Minho y me contagió haciéndome sonreír.

—¿Acaso miento hermosa?

Me giré mientras seguía mi caminata y mostré el dedo de en medio y le mandé un beso para después girarme.

—¡Sólo mira ese trasero, con ganas de azotarla en mi cama! ¿¡Para cuándo un privado princesa!?

—¡Ve y pídeselo a tu abuela, Hwang!

Minho rió aún más porque ambos sabíamos que Hwang odiaba a su abuela.

Minho rió aún más porque ambos sabíamos que Hwang odiaba a su abuela

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HEAVEN¹ | HAN JISUNG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora