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—Recuerda, es tu vida Hye, tienes que vivirla como tú desees, no tienes que ser como nuestra madre, incluso te odiaría si fueras como ella. Solamente mantente fuerte.

—Es mi vida. —contesté burlona— Y me controla una bruja desquiciada. Mamá nunca ha estado, nunca estuvo ni una sola noche cuando lloraba por Hyunjin, nunca supo lo terrible que lloré cuando me entregué a él, ¿y ahora quiere aparentar el papel de buena madre? —reí.

—HyeRi... —Jisung, al parecer estaba escuchando detrás de la puerta— Tu madre te busca.

Miré a Chris y él parecía estarse lamentando de algo, sabía que no era su culpa, sí claro, él solamente hizo lo que tenía que hacer, porque sí, mi madre tarde o temprano se enteraría de lo que hice.

Chris dejó un beso en mi frente y me abrazó sabía que a Chris le costaba mucho las despedidas y por ello las odiaba.

Salí con Jisung, fuimos directo a mi habitación, quería despedirme de él, en verdad lo extrañaría demasiado.

—Lástima que en el convento no aceptan cartas, o algún dispositivo para llamarte.

—Sí, es una lástima. Te extrañaré demasiado.

—Yo a ti.

—¿Cómo es posible que mi madre sea tan cruel?

Jisung rió.

—Y me lo dices a mí.

Escuché a mi madre gritar mi nombre desde la sala, tomé mi maleta y suspiré.

—Esto es ridículo.

Jisung me tomó de la cintura y me besó. Sabía que iba a extrañar esto, a él.

Su cuerpo, sus labios, su toque. Y ahí es cuando me maldije por haber echo eso en el colegio, si tan solo hubiéramos esperado nada de esto estuviera pasando.

El taxi había llegado, Chris no quiso llevarnos, porque tuvo dos buenas razones.

En primera, como ya dije, odiaba las despedidas.

Y en segunda, dijo que no iba a ser el que me llevara al infierno.

Él y Jisung vieron como me metí a ese taxi a regañadientes.

Ahora sabía que Dios me odiaba, castigarme con una madre así es una tortura, juraba que no la quería ni un poco, ni a ella, ni a mi padre.

Al llegar al aeropuerto mi madre me entregó mi boleto.

Lo miré detalladamente, directo a Inglaterra.

—Lo hago por tu bien, HyeRi.

Oh, que divertida eres, madre.

Reí y tomé mi maleta.

—Las monjas estarán allí para cuando llegues, no huyas, recuerda que la última vez no te salió bien el plan Hye.

—Debo irme.

Tomé mi maleta y caminé hacia el avión.

Al llegar las monjas ya esperaban mi llegada, y con rapidez una de ellas se me acercó

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Al llegar las monjas ya esperaban mi llegada, y con rapidez una de ellas se me acercó.

—Nam, ¿Cómo has estado? —tomó mi brazo enrollandolo con el suyo y me jaló hacia la otra monja— Tu habitación está exactamente como la dejaste.

—¿Tan horrorosa está? —balbucé.

—¿Qué dijiste?

—Nada. —sonreí.

La otra monja me saludó con una sonrisa y ella se encargó de tomar mi maleta.

Lo sé, por el momento podrían portarse lindas, pero sabía que estaban esperando el momento perfecto para encerrarme en el sótano.

—Hay algunos cambios, el padre Anh falleció, así que hay uno nuevo, es igual de Corea, y supongo que eso ayudará a tu comportamiento. Es mucho más joven que el padre Anh, que ojalá dios lo tenga en su gloria —fruncí el ceño al escucharla— El nuevo padre se apellida Kim, un apellido de gran prestigio por supuesto, un hombre elegante y dispuesto a alabar a dios, como todos deberían. Dime algo HyeRi, ¿ya te has confesado en las últimas semanas? Tu madre me dijo que hiciste algo muy malo y que para cuando llegaras debías de implorar el perdón de Jesucristo, seguramente hiciste algo malo como de costumbre. ¿Haz rezado? Unas plegarias del Ave María no te vendrían mal, y quizás dos padres nuestros. —rió— Pero que cosas digo; al llegar deberás confesarte al padre Kim y él te pondrá una buena penitencia.

Dios me libre.

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HEAVEN¹ | HAN JISUNG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora