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Recargué mis manos en el barandal de las escaleras. Las luces neón comenzaban a marearme y solo incitaban más a mis ganas de querer irme de esa estúpida fiesta. Apesar de llevar vestido sentía calor y que comenzaba a sofocarme tanta gente, y por un momento estuve a punto de tirar la toalla e irme. Hasta que lo vi entrar.

Al querer ir hacia él casi resbalo, pasé entre la gente y al llegar, alguien ya me había ganado.

Jisung se encontraba hablando con Nayeon. Me alejé por dos sencillas razones. Una; yo no tenía nada que hacer con ellos. Y dos; me sentiría incómoda.

Agarré uno de los vasos rojos que había en una mesa y me recargué en una pared para poder observarlos.

No pasaba nada interesante, pero me enojaba que estuviesen juntos. Nayeon, no es de fiar.

Tiré el vaso en un bote aburrida de que no hicieran nada. Pero he ahí el problema. Nayeon pasaba continuamente su dedo por los labios de Han y esa fue la gota que derramó el vaso.

Fui hacia ellos y justo cuando ella lo iba a besar lo jalé. Ambos me miraron extrañados, Nayeon sonrió y se cruzó de brazos.

—¿Qué HyeRi? ¿Tan rápido y ya marcando territorio? —rió— No caigas tan bajo Hye.

—¿Me hablas de caer bajo Nayeon? Mira lo que estás haciendo, estás jugando con Jisung cuando todos aquí sabemos que Hyunjin es tu novio.

—¿Y qué es lo que haces tú? Sales con mi novio, Nam, no soy tonta. ¿Y qué? Jisung solamente es un juego para ti. ¿O me vas a decir que ya te enamoraste de él? —preguntó burlona— Dejemos que él decida. —tomó de la muñeca a Han y lo posicionó entre las dos— Han, ¿ella o yo?

Jisung nos miró no muy convencido pero aún así, tomó entre sus manos sus mejillas, y la besó.

Quizás lo estuviese haciendo por venganza. Pero aún así nadie podía quitar el hecho de que mi pecho dolía, y mucho.

Me fui, porque no quería estar más tiempo en ese lugar que comenzaba a asfixiarme.

Me fui, porque no quería estar más tiempo en ese lugar que comenzaba a asfixiarme

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Chris había salido con su novia, así que estaba sola en esta enorme casa.

Había bebido demasiado, y mentiría si dijera que no me sentía lo suficientemente mal cómo para vómitar.

Estaba lo suficientemente ebria como para no darme cuenta que estaba acostada en el suelo de la sala.

El timbre resonó en mis oídos provocándome un terrible dolor de cabeza. Gruñí en respuesta porque claramente no quería abrir.

Pero el timbre de nuevo sonó sacándome por completo de mis casillas.

—¡Christopher, si eres tú juro que te mataré!

HEAVEN¹ | HAN JISUNG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora