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Mis ojos se sentían pesados, y mi boca tan reseca que seguramente necesitaría litros y litros de agua. Metí los fastidiosos libros en el casillero y bufé al ver como todos caían y de tan solo pensar que debía ordenarlos de nuevo quería matarme en ese mismo momento.

Tomé entre mis dedos todos los libros apilandolos de nuevo y al alzar mi mirada tenía una foto mía con Hyunjin.

Aborrecía esa foto, y no por el momento el que pasamos juntos porque cuando tomamos esa foto habíamos ido al parque de diversiones, me había dado mi primer beso y claro; ese momento era cuando apenas era una cría; una cría enamorada de Hwang pensando que era lo máximo y el hombre más lindo del mundo. Cosa, que no era así. Ese día me había dicho que le gustaba, que mis gafas eran las más lindas y que me quedaban de maravilla, y bueno, ¿quién no creería en las palabras de Hyunjin? Solamente alguien no cuerdo. Pero, esa persona no cuerda podría haber tenido la razón sobre ese patán. Una persona que solamente te quería a su merced y tú como una loca enamorada, estarías dispuesta a todo.

Pero, tiempo después, te darás cuenta de lo patán e imbécil que es y crearás tu propio juego, en donde él es el pequeño muñeco de vudú y lo tendrás a tus pies. Y no estarás a los de él.

Quité la foto del casillero y la aplasté importándome muy poco.

Sentí cómo posaban unas manos suaves en mi cintura y sonreí al creer que era aquél chico lindo de piel canela.

—Han Jisung, ¿qué crees que haces?

Al girarme y mirarlo me cayó como un balde de agua fría, mis piernas flaquearon y mi cuerpo comenzó a temblar.

—»Hyunjin...

—Espera, espera, puedo explicarlo

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—Espera, espera, puedo explicarlo...

Corrí detrás de él pero por supuesto, él era más veloz que yo. Trataba de correr tan rápido que no me había dado cuenta de un "pequeño hoyo", mi pie se torció y el dolor era inmenso. Pero, él no se detenía.

—Hyunjin, espera. —caí en el césped y él siguió su camino— ¡Carajo, Hyunjin!

—Aléjate de mí, HyeRi.

Mire mi tobillo y estaba hinchado, rojizo tornandose a un violeta.

—» Maldición, maldita sea.

—Debes de tener más cuidado, Nam

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—Debes de tener más cuidado, Nam.

—La tendré, gracias señorita Hwang.

—Si.. Necesitas algo o medicamento puedes pedírsela a mi hijo o venir acá.

—De acuerdo, gracias.

Bajé de la camilla y me quejé por el repentino dolor, al salir de la enfermería estaba él.

—¿Estás bien?

—Si, sólo fue una torcedura, nada grave. —suspiré— ¿Qué haces aquí, Han?

—Quería verte.

—Deberías estar en clase.

Sonrió y tomó mi mano para comenzar a caminar.

De cierta forma, me sentía mal, y no por el hecho de estar con Han porque eso de ninguna manera me podría tener mal; sino por Hyunjin. Sí, no lo quería para mí por toda la eternidad, pero ya estaba tan acostumbrada a él que sentía un vacío por dentro. Mentiría si dijera que no disfruté cada una de las veces que me tuvo a su merced, que eramos uno en la cama pero eramos mejores amigos ante los ojos de Nayeon, era una rutina adictiva que se estaba acabando y eso me mataba por dentro.

—¿A dónde vamos, Jisung?

No respondió, solo agarró mi mano con más fuerza y en menos de un minuto ya estábamos encerrados en una bodega.

—¿Y bien?

—Me gustas HyeRi, y lo repetiré las veces que sean necesarias.

Sonreí y me recargué en la pared cruzandome de brazos.

—¿A qué quieres llegar?

Sonrió y comenzó a acercase a mí, colocó sus manos en mi cintura y me besó.

Mis manos yacían en su nuca y el beso parecía querer aumentar de volumen en el momento que hizo presente su lengua. Mordí su labio y se quejó ligeramente, me separé a unos milímetros de él y con su lengua delineó mi labio superior.

—Más bien... Hasta dónde —su lengua recorría mi cuello y mi respiración estaba más que agitada— queremos llegar.

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HEAVEN¹ | HAN JISUNG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora