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Ambos se miraban con una sonrisa falsa, Han tenía su mano en mi cintura mientras que él estaba frente a nosotros en este restaurante de comida rápida, con su hamburguesa enfriándose al igual que la nuestra.

—Así que tú eres el famoso Jisung.

Han me miró y me sacó de los asientos, para alejarnos un poco.

—¡¿Un sacerdote?! ¡¿Enserio?!

Suspiré y me crucé de brazos. Miré a Kim quién alzó su vaso de plástico para después beber de él.

—Bueno, ya, no estoy aquí para que me juzgues más de lo que yo hago.

—Bien, pero no planeo sentarme con él en la misma mesa.

—¡De acuerdo! Solo tomemos la comida y vayamos a casa.

—Solo, dime si tuviste algo con él cuando aún estábamos juntos.

Me encogí de hombros y mordí mi labio mirando hacia otro lado.

—No sé... Quizás, no recuerdo.

Han rió y tomó mi rostro para que lo mirara.

—Quiero que me lo digas.

—Solo un beso, y ya, una cosa tan simple que fue estando ebria.

—¿Y me reprochaste por el beso de NaYeon?

—Hay una gran diferencia en estando ebria y no saber lo que haces, a estar sobrio y ser consciente de que pasa.

—Bien, solo vamonos de aquí.

Jisung tomó la bandeja donde estaba nuestra comida y se fue de nuevo a la caja registradora.

Kim pasó su brazo por mis hombros y rió.

—Creo que no le agrado a Han.

Quité su brazo y lo miré enfadada.

—¡¿Enserio lo crees?! Dime Kim, ¿qué carajos haces aquí?

—Tranquila. Solo vengo por trabajo, lo nuestro se terminó en el convento, se quedo muy en claro, digo; lo sabíamos ambos que volverías con él. No planeo algo malo, no te preocupes, ese no es mi estilo. Lo de malo, no se me da.

—Sí pero sigues aquí.

—No planeaba encontrarte, ¿de acuerdo? Solo fue el destino, y además, no fue mi culpa que Jisung supiera lo que pasó

—¡¿Entonces tenía que quedarme callada mintiendole a mi novio?!

—Bien, no veo el porqué de tu enojo, pero, descuida, yo ya me voy.

Sonrió como si nada y se fue del restaurante. Jisung metió su mano libre a su chaqueta y solo hizo una seña para indicarme que ya podíamos irnos. Tomé mi chaqueta y salí del restaurante. Caminé hasta el auto y solo me adentré sin decir ni una sola palabra.

Él entró, se colocó su cinturón de seguridad y comenzó a conducir a nuestro departamento.

Nos quedamos un buen rato en el estacionamiento, no había nadie más que lleno de autos

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Nos quedamos un buen rato en el estacionamiento, no había nadie más que lleno de autos.

Suspiré y bajé un poco mi cuerpo quedando recostada.

—¿Ahora qué tienes? —preguntó mucho más tranquilo que hace unos minutos.

—¡¿Yo?! Yo no fui la que se enojó por una cosa tan estúpida.

Jisung suspiró, quitó con molestia su cinturón y quitó el poco cabello que caía por su frente.

—No estoy enojado, simplemente no me pareció que él estuviera como si nada al igual que tú.

—¿Y cómo querías que estuviera, Han? ¿Que lo evitara? Lo que pasó entre el y yo se acabó en el momento que yo me fui de ahí, y se quedó más que claro entre los dos, ¿y sabes porqué?, porque yo le dije de ti, de todo lo que siento por ti, él sabía... —suspiré— Él sabe a la perfección que te quiero, y si para ti arruina todo esto lo que hubo entre él y yo, lo lamento...

Salí del auto con las compras, tomé el elevador encontrándome con Hyunjin.

Me sobresalté ligeramente por la repentina sorpresa, limpié con rapidez mis lágrimas y sonreí a su dirección.

—Hola. —dijo con el ceño fruncido.

—Hola, ¿qué haces aquí?

—Minho... Me dio tu dirección y pensaba en visitarte pero no te encontré... ¿Estás bien?

—¡Sí! ¿Porqué no lo estaría? Estoy muy bien, solo tuve una pequeña discusión con mi padre y eso, solo fue eso pero sabes como soy y cómo es él.

—Sí, pero también conozco las razones por las que lloras, y jamás lloras cuando peleas con tu padre.

Aclaré mi garganta y negué.

—Estoy bien. ¿Ya te vas?

—Oh, sí, tengo que ir a ver a Minho asi que.. Si..

—De acuerdo, después nos vemos entonces.

Él salió del elevador y yo me metí, antes de que se cerrara por completo, el brazo de Jisung obstruyó el cierre y entró.

—Lo siento. —susurró.

—Está bien. —suspiré— Yo me sentiría igual. Pero ya no importa.

Salí del elevador y abrí la puerta del departamento, dejé las compras en la mesa y recargué mis manos en esta.

—En verdad lo lamento. —musitó cerca de mi cuello.

Sus manos se deslizaron por mi cintura y dejó un pequeño beso en mi mejilla

—Hye, perdón.

—Hye, perdón

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HEAVEN¹ | HAN JISUNG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora