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—No puedes seguir así HyeRi.

—¿Cree que no estoy consiente de ello? ¿Tan siquiera cree que yo quiero volver aquí? Usted no sabe en realidad como es el convento porque claramente se lo pintan todo tan lindo, pero déjeme decirle algo, esto no es una iglesia, de hecho, es todo menos una iglesia. ¿Acaso una iglesia tendría a sus visitantes como prisioneras?

Seguía enfurecida con el padre Kim, estaba reprochándome por mi actitud cuando él no sabía como había pasado todo

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Seguía enfurecida con el padre Kim, estaba reprochándome por mi actitud cuando él no sabía como había pasado todo. Creí que me entendía pero no.

La cena llegó y mi deber era colocar los utensilios en la mesa junto con Lara. El padre Kim había ido a ducharse, mientras que la madre superiora y otras monjas hacían la cena.

—No debiste haber dicho eso Hye, si la madre superiora o alguna de las monjas se enteran de lo que le dijiste, podrías estar hasta semanas encerrada en el sótano.

—No creo que diga nada, ¿o sí?

—El padre Kim tiene un carácter de los mil demonios aunque no lo parezca, y puede llegar a ser un poco intenso cuando se molesta.

—No tiene derecho a molestarse cuando me culpaba de ser una insolente.

—¿Y no lo eres?

—Sí, pero... No me gusta que lo digan y mucho menos Kim.

Una de las monjas salió de la cocina con una olla llena de arroz, y seguida de ella la madre superiora con una más grande llena de carne y huevo encima.

—¡Se están tardando mucho, niñas! —reprochó la madre superiora— ¡Ni siquiera porque son dos, lo pueden hacer deprisa!

Arrebató los cubiertos de mi mano y los empezó a colocar ella, ¿cómo carajos quería que terminaríamos rápido si en total eramos cien personas?

Lara me dio unos cuántos utensilios y los coloqué en los lugares que faltaba.

—¡Vayan a lavarse las manos! El padre Kim no tarda en llegar y si no están para cuando llegue, las castigaré.

Lara me tomó de la muñeca e hizo que corriéramos al baño más cercano, lavamos nuestras manos y volvimos al comedor, justo había llegado Kim. Una de las monjas me tomó por los hombros y me sentó, y Kim estaba frente a mí.

Lara me golpeó con su codo y rió.

—Padre Kim, es un honor tenerlo de vuelta con nosotros en la cena. Hacía mucho que no cenaba con nosotros. —Kim sonrió— ¿Podría otorgarnos sus oraciones para la cena de hoy?

Lara tomó mi mano y también la chica que estaba a mi otro lado, agaché la mirada y fingí cerrar los ojos.

—Padre, bendice nuestros alimentos, damos gracias a ti Jesucristo por tener un pan el día de hoy. Todo esto es gracias a ti —reí, alcé un poco mi rostro y me di cuenta que él me miraba— Ayuda a que estos pequeños encuentren esperanza y alivio en tu corazón, y guíalos por el buen camino —sonrió y agaché la mirada— Amén.

—Amén.

Las monjas se levantaron para servir la comida.

—Y dígame, padre. ¿HyeRi cumple con sus deberes?

—Sí, hoy tuvimos una larga charla, pero quisiera que mañana me ayudara en la capilla, sus sesiones ya terminaron así que no veo el problema para que me ayude a organizar papeles, ¿cierto Nam?

Casi me atragantaba con el arroz y Lara golpeó ligeramente mi espalda.

—¡Come más despacio HyeRi! Es cierto, no veo el problema Kim, además si ya terminó sus labores no hay ningún reproche de su parte.

¡Me lleva el carajo!

Ayude a levantar los platos y los últimos los llevé al lavabo, salí y me encontré con la madre superiora y Kim hablando

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Ayude a levantar los platos y los últimos los llevé al lavabo, salí y me encontré con la madre superiora y Kim hablando.

—He terminado madre, me retiro. —hice una reverencia y me di media vuelta.

—HyeRi —habló Kim—Necesito hablar contigo sobre lo que harás mañana.

—Si no le molesta, padre ya me tengo que ir a la cama, ¿cierto, madre?

—Si el padre dice que te quedes un momento más lo harás, yo me retiro padre.

Cerré mis ojos suspirando y me senté frente a Kim.

—¿Que sucede?

—¿Ya bebes, cierto Nam?

Se levantó de la silla y tomó la botella de vino junto con dos copas.

—El vino está prohibido, gracias.

—¿Y tú desde cuando cumples las reglas?

Colocó la copa frente a mi y se volvió a sentar.

—Es tu última sesión, Nam. Y esta vez quiero que me digas como se sintió haberle arrebatado su virginidad a Jisung.

 Y esta vez quiero que me digas como se sintió haberle arrebatado su virginidad a Jisung

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HEAVEN¹ | HAN JISUNG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora