HEAVEN¹ | HAN JISUNG

031

—No creo que sea buena idea. —dije con la cabeza agachada.

En la habitación se escuchó la risa de Sana y un ligero suspiro de Yugyeom.

Trataba de mirar a todos lados excepto a ellos, me sentía de cierta forma avergonzada, seguía solamente en sostén, y la mirada de ambos provocaban diferentes sensaciones en mi sistema.

Moví ligeramente el cuello sintiendo toda la tensión cayéndose justo ahí. La habitación comenzó a sentirse más fría pero ellos parecían no querer cambiar de opinión.

Sana... Había aceptado tener sexo con ambos.

—Vamos, no sería la primera vez que hiciéramos algo como esto HyeRi.

Cerré los ojos negando con la cabeza, me acomodé en el sofá donde estaba y los miré a ellos sentados en la cama.

—¿Así que ya lo han hecho? —preguntó burlón— Tienes muchos secretos HyeRi.

—¿Podrías cerrar la boca, Kim?

—Bien, pero apresúrate a tomar una decisión, no tenemos toda la noche.

Sana se acercó a mí, colocó sus piernas a cada lado de las mías y se sentó, colocó un mechón detrás de mi oreja y susurró.

—Será divertido, lo sabes. Además, mataría a dos pájaros de un tiro.

—¿Umh?

—Te lo dije, Kim es tan atractivo, y... Quiero volver a tenerte.

Besó mi boca por unos cortos segundos, para después finalizar mordiendo mi labio.

—¿Saben? Verlas así no ayuda en nada. —reí ante las palabras de Kim.

Quizás me arrepentiría, eso es seguro. Pero... Nadie podía negar que esto sería divertido. Y... Bueno, no podía negarme a tal propuesta.

Así que terminé aceptando, porque como dijo Sana... No era la primera vez que hacía un trío con ella.

—Vamos, no es nada del otro mundo, Hye. —dijo con una sonrisa.

—Para ti quizás no. Pero para nosotras es diferente.

—Ay, por favor Sana, no va a ser la primera vez que tengan sexo.

—Un trío es muy diferente —reproché.

Él rió y nos miró a ambas, tomó a Sana y la besó, como si nada, pero no me molestó.

Comenzaba a desnudarla y ella accedía. De pronto, me miró y sonrió.

—¿Vienes Hye? —preguntó Hyunjin.

Sentía los besos de Kim recorrer todo mi cuello, Sana seguía deslizando con lentitud mi pantalón.

Cuando los tres estábamos completamente desnudos y en la cama, de pronto sucedió, Sana había gemido al sentir a Kim dentro de ella, hundió su rostro en la almohada para silenciar un poco sus gritos.

Besé a Yugyeom.

Cualquier rastro de vergüenza y pudor que tenía antes, se había esfumado con totalidad, estaba dispuesta a disfrutar el momento y lamentarme después.

Pasaron varios minutos, varios gemidos reprimidos, y podría jurar que el labio de Kim estaría hinchado la mañana siguiente después de tanto morderlo.

Sana me besó y después besó a Kim.

Kim tomó mis caderas y sin previo aviso entró en mí.

—Oh, maldición~

No tuvo compasión, empujaba justo como lo hizo con ella, duro y fuerte, sentía que iba a desfallecer.

Cerré los ojos con fuerza y deje caer mi cuerpo en el colchón.

Pero Kim tomo mi cabello en una coleta y lo jaló hacia atrás alzando mi cabeza.

—Más —susurró Sana— Follala Kim, más duro.

Chille ante sus palabras, Kim hizo caso a las palabras de Sana y sus estocada eran más duras, más rápidas.

—No puedo~ —dije en un hilo de voz— Detente.

Sana tomó mi mentón y la miré, tenía esa misma sonrisa cómo la que tenía cuando me preguntó si me gustaba Kim, llena de sorna, con malicia, llena de maldad.

—Lo harás, lo soportarás, o si no, él lo hará más rápido —dijo esto último mirando a Kim, negué con la cabeza y gemí algo fuerte cayendo un poco.

Volví a cerrar mis ojos y abrí la boca, quería gritar y llorar lo más fuerte que pudiera. Apreté con fuerza mis dientes, no quería gemir y que nos descubrieran.

Miré de nueva cuenta a Sana y ella seguía sonriendo, me besó callando mis quejidos.

Pasaron unos minutos que para mí fueron largas horas.

Los tres terminamos rendidos en la cama, para después que Sana se quedara dormida y estaba segura de que yo también lo haría en cualquier instante, pero antes de que sucediera eso me vestí a la par que Kim, cubrimos a Sana con sus mantas y salimos de la habitación.

Me sentía incómoda, no sabía que decir, me dolían mis piernas y el cansancio que habitaba en mi cuerpo era enorme, quería ir a dormir lo antes posible.

Él tampoco dijo nada, solo me besó por un corto tiempo para después desearme las buenas noches.

Y así, ambos nos fuimos a nuestros dormitorios.

Quedé en un profundo sueño.