❝ Corrompes todo de mí, me haces pecar, haces que te mire con la ropa tan pegada que llevas puesta, me besas de una forma tan cruel, y después de eso, ¿no sientes ni una pizca de culpa ante dios? ❞
Han Jisung era el niñito raro del colegio, pues p...
Estaba decidida, mis piernas temblaban con el paso de los minutos. Jamás había confesado esto, y decírselo a Kim me daba vértigo aún más.
Sentía muy en el fondo que Kim no me juzgaría, en cambio, le daría muchas más ansias por saber el resto de la historia, y pensé que no recibiría algún comentario ofensivo de su parte.
Kim era un hombre abierto a cualquier tema, pero a la vez me daba cierto temor.
¿Qué pensaría después?
Pero, no iba a dar marcha atrás.
—¿Algún pecado nuevo que quieras contarme, HyeRi?
Miles, de hecho.
—Sí, hay uno en especial.
—Entonces —suspiró— Comencemos.
—Era el año dos mil dieciocho , yo estaba en primero de preparatoria, yo estaba en medio del campus, sentada, y observando a Hyunjin claramente, estaba con Nayeon, para ese entonces yo ya me había convertido en lo que ahora soy. Estaba conversando con Minho hasta que vi a alguien en particular, alguien que lleno mis expectativas de la belleza —dí un largo suspiro y agaché la mirada hacia mis manos— Era un poco más alta que yo.
—¿Alta?
—Sí, alta. Su cabello era castaño, largo y no era como ninguna otra, ella me miró y me sonrió, como si nos hubiésemos conocido de toda la vida. Se acercó a mí corriendo, y se sentó a lado de mí, cosa que extrañó y asustó a Minho. Ella me saludó y me dijo que un profesor le había dicho que yo me tenía que encargar de mostrarle la escuela, no reproché...
—¿Sin ningún reproche de tu parte? —rió— Eso me sorprende.
—Cállate, ¿quieres? —suspiré— En fin, pasaron los meses y ella se convirtió en mi amiga, pasaba todo el día con nosotros, y una noche tuvimos una pijamada, solo ella y yo. Bebíamos demasiado y para cuando me di cuenta, estaba totalmente ebria. Nos besamos, por largas horas que para ambas fueron minutos. Me gustaba demasiado, al día siguiente hablamos de lo sucedido, y... Fuimos novias. Tres meses después ella se fue a Japón, por alguien que en verdad ella amaba, y terminamos.
—No creí que fueras bisexual, me tomaste por sorpresa.
—No quiero que me juzgues por eso. —hablé rápidamente— Sólo te cuento esto porque quería desahogarme.
—HyeRi, ¿quién crítica hoy en día la bisexualidad?
—Los idiotas.
Kim rió.
—Bueno, pero... Yo no te juzgaré, de hecho, me alegra que me hayas dicho eso. ¿Y cómo se llama ella?
—Minatozaki Sana.
Yugyeom no dijo, nada, sólo salió un pequeño quejido de su boca, lo oí suspirar y reír un poco.
—¿Sana? ¿La que está aquí?
—Sí. Esa Sana.
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