❝ Corrompes todo de mí, me haces pecar, haces que te mire con la ropa tan pegada que llevas puesta, me besas de una forma tan cruel, y después de eso, ¿no sientes ni una pizca de culpa ante dios? ❞
Han Jisung era el niñito raro del colegio, pues p...
La madera anticuada olía más podrida que nada, sin duda alguna requería de mucho mantenimiento.
Agaché la mirada ante la cruz que estaba en la habitación del confesionario, intenté una vez más en buscar algún pequeño orificio donde se pudiera ver al padre, pero fue un intento fallido más.
—¿Estás preparada para confestarte?
—Realmente no, pero, ¿acaso tengo opción?
—¿Con la madre superiora? Lamentablemente no. Pero, descuida, no lo pondré tan difícil, haré que las cosas sean sencillas para ti. Empecemos. —suspiró— ¿Ave María Purísima?
—Sin pecado concebida.
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—Realmente no sé siquiera el como he llegado aquí, padre Kim, quiero decir; nunca supe el momento en el que me encontraba tan hundida en ese momento, el principio fue duro sin duda alguna, y no sé como sobreviví después de todo lo que me hizo.
—Recapitulemos una vez más, Nam. ¿Me estás diciendo que te metiste con el novio de tu mejor amiga?
—Sí.
—¿Y cómo se llaman?
—Nayeon y Hyunjin.
—Cuéntame, ¿cómo conociste a Nayeon?
—Fuimos amigas desde preescolar, siempre teníamos esa chispa que nos unía, pasamos juntas hasta secundaria, ella conoció a un niñito raro, no recuerdo su nombre, y por él nos empezamos a distanciar... Nayeon se volvió más... ¿Sexy? No sé como describirlo para que no se escuche tan grotesco.
—¿Te refieres que empezó su vida sexual?
—No, me refiero a que, su cuerpo comenzaba a tener forma, y sus caderas estaban más grandes, dios, su cuerpo era de envidia, cambio de amigos por supuesto, su popularidad incrementó a millones, y bueno, Nayeon siempre fue muy inteligente, se adelantó un año gracias a sus esfuerzos y para cuando yo pasé a último año de secundaria ella ya cursaba la preparatoria.
—HyeRi, no quiero ser grosero pero, no tenemos mucho tiempo ya, así que, por favor, al punto para avanzar más con las sesiones.
—Sí, lo siento. El problema empezó cuando entré a preparatoria, la encontré de nuevo, a ella y a su novio.
—Hyunjin, ¿cierto?
—Sí. Yo amh, cuando lo conocí me gustó, y es que diablos, ¿a quién no iba a gustarle? Era tan visual, su cuerpo parecía tallado por los mismísimos dioses, y sus labios. Maldición —susurré.
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