❝ Corrompes todo de mí, me haces pecar, haces que te mire con la ropa tan pegada que llevas puesta, me besas de una forma tan cruel, y después de eso, ¿no sientes ni una pizca de culpa ante dios? ❞
Han Jisung era el niñito raro del colegio, pues p...
—Vamos, no seas llorón y tomalo de una vez. Sólo es...
—Pudrete.
Minho miró mal a Hwang, Seungmin y hasta a mí por hacerlo beber el contenido del vaso rojo.
La perdición; así se hacía llamar una bebida. Eran bebidas alcohólicas mezcladas, con extracto de jugo de limón, toronja, y naranjas agrias. Era cómo la muerte en un solo vaso que se veía de lo más indefenso.
Tomó un sorbo y su expresión fue de lo más graciosa.
—Han, te toca. —dijo Minho levantando el vaso para que Jisung lo pudiese visualizar.
—Estoy bien, gracias. —dijo desde el sofá.
Minho bufó y se alejó junto con Seungmin.
Hwang se posicionó detrás de mi y pasó sus manos por mi cintura.
—Es hora cariño. —susurró en mi cuello— Quiero que vayas con él, lo lleves a bailar y eso será todo lo que harás.
Dio un leve empujón a mi cuerpo y a pesar de no estar segura de lo que haría para perjudicar a Han tenía ya un plan B, y todo para favor mío y quedar bien con el inocente chico.
Me acerqué lentamente a él y lo tomé de las manos.
—¿Bailarías conmigo? —sonreí y tire de él levantandolo del sofá rojizo.
Lo llevé hacia la pista y no rechistó, solamente se dejó llevar.
Su cuerpo se quedó estático al no saber que hacer o cómo moverse, comencé a moverlo y él sólo comenzó a reír.
—No sé bailar.
—Solo haz lo que yo. —dije en voz alta.
De pronto sentí como jalaron mi cuerpo y la pista comenzó a vaciarse, dejando solo a Han y temí al ver a unos chicos en el piso de arriba, con cubetas metálicas y ellos riendo.
—Ya hiciste demasiado —comentó Hwang— No te metas Hye.
Minho y Seungmin me llevaron a la parte trasera hasta dejarme pegada a la pared podiendo apreciar todo lo que sucedía.
—Han, creí que no caerías tan fácil —se burló— Sabía que eras un idiota, pero en verdad tienes que serlo para aceptar una invitación nuestra. Tienes que saber, que siempre... Serás un perdedor.
Los tres chicos de arriba dejaron caer el contenido de las cubetas y la pintura de colores cayó enteramente sobre él, su cabeza estaba agachada y sus manos solo apretaban las orillas de su pantalón.
De mi boca salió un suspiro al verlo ahí tan indefenso y sabía que tenía demasiada impotencia.
Sentía rabia, pues nunca me imaginé que aquellos tres planearan todo esto, ¿y solamente para qué? Para dejar en ridículo a Han.
Con su manos retiró el líquido espeso de sus ojos y me miró, agachó la mirada y retiró todo el resto de su cara, comenzó a caminar hacia la salida y al abrir la puerta sentí flojo el agarre de Minho y Seungmin. Su cuerpo se desvaneció y con ello el sonido de la puerta siendo azotada.
Todos en la fiesta rieron, y Hwang me miró solamente para guiñarme un ojo. Bufé y tomé mi chaqueta, corrí hasta Han mientras seguía escuchando cómo gritaban mi nombre.
Cerré la puerta de la casa y todavía pude ver a Han caminar con lentitud.
—¡Han!
No giró, no se detuvo, de hecho, apresuró su paso y tuve que correr para alcanzarle.
Al estar a unos centímetros de él lo tomé de la muñeca y lo detuve.
—Es muy grosero de tu parte ignorarme, Han Jisung. —dije molesta.
Han bufó y en un abrir y cerrar de ojos pude sentir sus dedos enterrarse en mi cuello mientras golpeó mi espalda por el choque con la pared.
—Y es muy grosero de tu parte traerme a una fiesta solamente para ser la burla, Nam HyeRi. ¿Qué planean tú y tu novio con todo esto?
Tomé una bocanada de aire al no poder respirar bien, cerré mis ojos con fuerza al sentir mi cuerpo cada vez más débil mientras seguía tratando de quitar la mano de Han.
—H-Han —dije con dificultad— P-Por... Favor.
Mis dedos resbalaban sobre su mano.
Soltó mi cuello y tosí al tratar de respirar. Me recargue en la pared y lo miré mal.
—En primera... Hwang no es mi novio, y en segunda... Yo no tuve nada que ver con eso, podrás creerme o no, no me interesa, pero no soy como ellos. —mi mano seguía sobando la zona en mi cuello y lo vi como si fuese un cachorro recién nacido— No soy quién tú crees.
—Lo siento. —tartamudeo.
Suspiré y asentí.
—Puedes acompañarme a mi casa y ahí tomarás algo de mi hermano, o puedes seguir siendo idiota e ir a casa en esas condiciones. Tu madre te cuestionara y no te dejará salir más, quedarás soltero toda tu vida y-..
—Está bien, está bien. Voy contigo.
Sonreí y comencé a caminar hacia mi auto.
Hora del plan B.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
