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—Yo... No sé de qué estás hablando.

—Está bien, no sé ni me interesa lo que estabas soñando.

Sacó mi celular del bolsillo de su camisa y me lo tendió.

—Hwang te estuvo llamando con insistencia. Contesté una vez la llamada y estaba gimiendo tu nombre, así que colgué la llamada.

—Lo lamento tanto.

—Nah, bueno, jamás en mi vida había escuchado a una chica gemir más que a ti hoy en la mañana y... —se quedó pensativo y negó con la cabeza— Bueno, jamás escuché a un hombre y... dios...

—¿Te gusta Hyunjin?

—¿Qué? No, no, ni siquiera sé lo que es la atracción por alguien.

—¿Seguro?

Sonreí y recargué mi barbilla en mi mano.

Agachó la mirada y no dijo nada.

Nadie en su sano juicio declararía algo, y mucho menos si alabar a Dios es tu labor y gustar de una mujer es un pecado. Pero aquí no estamos en el cielo, ni siquiera hay un testigo que confirme que exista Dios, así que el pecado no está a miles de kilómetros para no alcanzarlo, o que te atrape.

Todos en la vida tenemos derechos, y uno de ellos es amar y recibir amor. Y todos tenemos el derecho a sentir placer.

Y aunque Han lo negara o se resistía, él lo quiere tanto como yo. Su inocencia y pureza estaban a mi total disposición y no dudaría dos veces en tirarla por la borda.

—No tienes que contestar ahora, pero en algún momento sí. Iré a vestirme, puedes entrar a la habitación de mi hermano para tomar su ropa, Chan es gentil, seguro no le importará.

—Gracias.

Le guiñé un ojo y salí del comedor. Fui directamente a mi habitación. Tomé una blusa de tirantes y unos jeans claros junto con unas botas militarizadas. Coloqué una camisa a cuadros color azul cielo y después de arreglar un poco mi cabello salí.

Jisung seguía en la habitación de Chris, tenía la puerta cerrada, reí bajo y lo esperé afuera con mi mochila en mano.

Salió de la habitación con una polera holgada color amarillo y unos vaqueros, y sus zapatos impecables.

—Bien, no quiero pero tendremos que ir primero con tu madre.

—No, yo, no quiero que te vea, quiero decir, no es porque no me guste que te vean conmigo pero...

—Tu madre está loca. —interrumpí, Han se quedó callado y pensé que la había cagado— Ay, joder, lo siento, es que, tu madre me odia, lo sé, y es demasiado sobreprotectora, nunca te deja salir y mucho menos si es conmigo.

—Lo sé, y no dije nada porque sé que estás en lo cierto.

—Espera, ¿qué?

—Tienes razón —se encogió de hombros— Mi madre está loca, y lo supe el día que corrió a mi hermana de casa, solamente por no seguir sus reglas.

—Vaya, pensé que nunca dirías eso de tu madre. Y lo agradezco.

Jisung rió. Y tomó mi mano. Me sorprendió su gesto y la calidad que me otorgaba; su sencillez me llenaba de amor, y me gustaba de cierta forma.

—Concordamos en algo, mi madre está loca.

Reí.

Me acerqué a él para tomarlo de la nuca y uní nuestros labios en un abrir y cerrar de ojos. No se quejó ni protestó, solamente llevo a cabo el vaivén de nuestros labios, cerró los ojos con delicadeza a la par de mi, tomó mi cintura y me apegó a él.

Podría jurar que ya no había ni una pizca de remordimiento en Han, y eso me encantaba.

Nuestro beso era como una obra de Bob Ross, te otorgaba una hermosa sensación.

No hubo nada de morbosidad en el beso, y desde un principio había planeado eso. Porque si lo hubiese llevado no iríamos a clase, y eso sería un problema para ambos.

—Te veo en el auto.

—Bien, solamente hace falta que vayas por tu mochila

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—Bien, solamente hace falta que vayas por tu mochila.

—¿Y si ya no me deja salir?

—Por favor Jisung, tu madre nunca dejaría que faltaras al colegio.

No muy decidido Han salió del auto y se dirigió a su casa, sus manos temblaban al igual que su cuerpo, pero no era culpa del frío, sino el terror que le causaba Moosoo. Y como no aterrarse si aquella señora se había asomado para ver por la ventana a ver si su hijo llegase a aparecer. Y cuándo lo vio tocar el timbre no dudo ni siquiera dos veces en abrir. Su sonrisa de oreja a oreja causaba cierta duda, pues no se sabía si era de nostalgia o si era de una completa psicópata.

Hasta que su mirada se dirigió a mí, y su sonrisa se borró. Y mi vida corría peligro.

 Y mi vida corría peligro

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HEAVEN¹ | HAN JISUNG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora