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''Actitudes''

Harry.

Oí la voz de Heather desde la cocina mientras ingresaba para verla. Ella se encontraba cantando y bailando mientras preparaba algo de comida. Parecía haber recobrado el color rosado en sus mejillas, además de verse más feliz, lo que me tranquilizaba al dejarla sola cada vez que me marchaba luego de mi visita.

Heather dio una vuelta, me dio una mirada y sonrió mientras movía su cabeza.

Ella continuó haciendo de lo suyo mientras mi mirada no se despegaba de ella. De hecho, podía ver con claridad el pequeño bulto que comenzaba hacerse en su abdomen con aquella blusa que llevaba puesta. Aunque tan solo tuviera casi cuatro meses, podía verlo con claridad.

Con Heather, habíamos creado un tipo de amistad extraña, en la que conversábamos por las noches para luego tener sexo sin arrepentimientos. Quizá, no era lo mejor que estábamos haciendo, pero hasta ese momento, no teníamos problemas ni nada que lo impidiera hacer.

Parecíamos unos adolescentes hormonados, que no podían mantener sus manos quietas cada vez que nos reencontrábamos. Había estado yendo a su casa cada tres noches, para llevarle alguna clase de golosina o aquella tarta de coco que siempre pedía.

Heather parecía cómoda con eso, ya que no se quejaba.

Volví mi vista hacia ella cuando dio un paso hasta mí, tendiéndome de su mano. Y, cuando la tomé, trató de darme una vuelta. Aunque ante su porte y torpeza se le complicó, logró hacerlo entre risas mientras continuaba cantando una canción de Shania Twain.

—Podrías fácilmente una de mis coristas —le digo sin soltar de su mano mientras también la giro con gracia—. O podrías iniciar una carrera de cantante también —sonreí mientras posaba ahora mi mano en su cintura.

Entrecerró sus ojos.

—Espero que no te estés burlando de mí.

—No lo hago —sonreí al verla sonrojarse.

Ella se alzó de puntas, colocó sus manos en mis hombros y dejó un sorpresivo beso en mis labios. Pero antes de que se alejara, la tomé con firmeza, profundizando el beso mientras la alzaba sujetando sus muslos para sentarla en la encima de la cocina.

Heather soltó un suspiro cuando nos separamos para mirarnos.

—Ya me debo ir —murmuré, casi rozando nuestros labios—. ¿Nos vemos otro día? —pregunté.

Asintió levemente.

—No olvides traer la tarta de coco —molestó.

Solté una risa antes de volver a dejarla en el suelo para que no saltase del lugar.

Cuando me despedí de Heather y salí de su departamento, miré el móvil con llamadas de Jeffrey, a quien no le había contestado después de insistir que asistiera a aquella fiesta.

Desde que me había preguntado en asistir a una de esas reuniones, las había rechazado sutilmente. Pero en el momento en que devolví uno de sus llamados, pude sentir su molestia a través del celular. Sabía que debía comenzar a mostrarme a las personas, pero no encontraba que aquella fiesta fuera la ideal para hacerlo. Sin embargo, terminé yendo en mi automóvil para luego estacionarlo cerca del lugar. Jeff me esperaba en la entrada mientras conversaba con un tipo conocido para mí.

—Ya estoy aquí —alcé mis manos en son de paz—. ¿Qué hay Ryan? —sonreí.

—Pensamos que no vendrías —comentó el chico mientras me daba una palmadita en mi espalda, en forma de saludo—. ¿Y Mitch?

Vientre de alquiler [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora