Vientre de alquiler [H.S]

25

''Tan rota''

Heather.

Noté como Harry entrelazaba sus dedos mientras mantenía apoyados los brazos sobres sus muslos, inclinando su cuerpo hacia adelante y viéndose más serio de lo que normalmente podía estar. Y, cuando quise decir algo, él se me adelantó observándome.

—Melody está muriendo... —dijo.

Mis manos estaban tan sudorosas que tuve que limpiarlas con mis jeans.

—¿Cuánto tiempo...? —pregunté con temor.

—No lo sé —hizo una mueca—. Solo sé... solo sé que me perdonó, nos perdonó —aclaró con un suspiro, al mismo tiempo que pasaba una mano por su cabello, tirandolo hacia atrás.

Mordí mi labio repetidas veces, logrando sacar un cuerito de el.

—¿No te dijo algo más?

Me miró dudoso.

—¿Algo más? ¿Por qué?

Tragué saliva con nerviosismo, negando con mi cabeza mientras presionaba mis labios.

—Solo preguntaba...

Él dio un suspiro largo, sin decir nada más.

Harry se veía afligido, mucho más que la vez en la que nos habíamos enterado de que estaba embarazada. Parecía estar luchando contra él mismo por dentro, ya que su mirada solo reflejada preocupación y dolor al mismo tiempo; Estaba dolido. Sin embargo, sabía que todo aquello también se debía a la culpa que estaba recayendo sobre él, una culpa en la cual yo también iba incluida.

—Quise decirte —solté de pronto.

Sentí su mirada sobre mí, pero no la devolví, me dediqué a observar mis manos mientras las entrelazaba y frotaba con nerviosismo.

—¿A qué te refieres? —interrogó.

—Quise contarte sobre lo que sucedía con Melody, pero ella no me dejó.

Alcé la mirada a Harry, notando como apretaba la mandíbula, indicándome que estaba molesto. Me levanté del asiento, dirigiendo mis pies hasta la puerta cuando lo vi tratar de escapar del departamento. Me interpuse en su camino y coloqué mi mano en su abdomen, deteniéndolo.

—No puedes irte así —le dije.

—Déjame salir.

—No, quiero que me escuches.

Soltó una risa.

—¿Quieres que escuche como me ocultaron todo? —preguntó.

—Le pedí a Melody que te lo dijera.

Apretó sus labios mirando hacia el techo y, cuando se alejó unos pasos de mí, volvió a mirarme con seriedad, como si hubiese descubierto algo importante.

—Ese día —me apuntó con incredulidad—. Estaban hablando de esto, de decirme —dijo, comprendiendo finalmente—. No puedo creerlo...

—¿Estabas escuchando?

Hizo un movimientos con sus manos, dando a entender incredulidad. Apretó sus labios y volvió a caminar hacia donde me encontraba, queriendo volver a salir. Sin embargo, nuevamente se lo impedí, aferrándome a la puerta mientras llevaba mis manos hacia la espalda para tomar de la manilla de la puerta.

—Harry... —nombré tratando de hacerle entender—. Por favor...

—Basta Heather...

—Solo no quiero que te vayas de esta manera, enfadado —le digo con un poco frustración al verlo de ese modo—. No te vayas.