El principio

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Todo siempre fue de una manera aburrida hasta que conocí a Tyler, recuerdo que Tyler era un chico brillante y cálido, su sonrisa era tan sincera, que me hacía creer que tenía que hacerlo feliz para que el todo el mundo pudiera ser iluminado con la luz de su sonrisa. Jamás fui demasiado exigente con nada.
Recuerdo aquella mañana en la que conocí a Tyler, estaba en el solitario camino hacia la escuela, observando todo a mi alrededor, tratando de encontrar un platillo volador en el cielo azul grisáceo y pasando mis dedos por algunos enrejados de casas vecinas, jamás esperé nada, sólo soñaba con encontrar algo que sacara mi cabeza de un mundo triste y desolado como el mundo en el que yo vivía. Es así que cuando vi a Tyler sentí como el tiempo se había detenido, ¿quién era ese chico con calzado con estampado de flores y con mirada brillante? Jamás lo había visto así que recordé que era el chico nuevo de quién alguna vez escuché a mis padres hablar, al parecer sus padres se habían mudado muchas veces antes y posiblemente era por alguna afección de su hijo, en ese momento no me había importado en lo más mínimo aquellos rumores, pero cuando lo vi entonces sí que me pareció todo un misterio.

Antes de que me atreviera a hablarle, habían algunas cosas que me hacían pensar que tal vez yo no era la clase de persona con la que él quisiera hablar, porque al momento de que él llegara al salón de clases, todas las chicas lindas y los tipos populares ya lo habían rodeado como si fueran caníbales hambrientos. Así que pasaron algunas semanas para que se diera nuestro primer encuentro. Sí lo sé, sé que vivíamos en casas contiguas, pero cuando él caminaba del otro lado de la acera, para poder disfrutar de su árbol favorito frente a la casa abandonada, cuando pasaba sus dedos por las hojas que colgaban de las ramas de los árboles. entonces yo sólo quería observar, porque sabía que, si me acercaba a él ya no podría verlo jamás de la manera en la que lo veía. Era hipnotizante verlo, cada uno de sus movimientos eran dignos de mi atención, pero no podía evitar pensar que jamás volvería a ser lo mismo si me acercaba a él.

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