Epílogo

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Han pasado cuatro años desde que Jack me pidió ser su novia, desde que me gradué de la universidad y ahora tengo un empleo, en una de las más grandes empresas de ropa en el mundo, decidí llevar mis conocimientos al diseño.

Ahora tengo 22 años, y logré lo que jamás creía que lograría.

Jackson trabaja en la empresa de sus padres dónde le va bastante bien, decidimos vivir juntos y bueno, aquí nos tienen haciendo lo que podemos.

— Elsa, amor, ¿Haz visto el pan integral? — escuché a Jackson desde la cocina, levanté mi vista de la computadora y la lleve hasta la cocina.

— en la repisa superior, está a lado de las galletas. — llevo sus manos hasta la repisa dónde se escuchó el ruido de un empaque siendo quitado.

— ¡Las encontré! — gire los ojos sonriendo y volví mi vista hasta lo que estaba haciendo.

Unos minutos más tarde apareció Jack con dos sandwich en la mano.

— ¿Que haces? — mordió el sándwich haciendo que la mermelada saliera y callera en su plato.

— Estoy terminando un diseño, y aparte tengo que terminar la contabilidad del mes. — lleve mi mano a mi frente dándole un pequeño masaje. — estoy exhausta y estresada. 

El se acercó dejando el sándwich sobre la mesa. Acaricio mi mejilla y me acercó para darme un beso.

— yo te quito el estrés. — susurro en mi oido causando escalofríos por mi cuerpo.

— no, no, Jack debo terminar. — dije cuando el comenzó a besar mi cuello.

— Estarás más tranquila. — lo mire y sus labios se posaron sobre los míos, me acercó aún más, y enredo sus dedos en mi cabello.

Creanme, cada vez que este chico me besa me vuelve loca y dejó todo en sus manos.
La ropa comenzó a estorbar, perdí la noción de mi y del tiempo cuando sentí mi espalda desnuda chocar contra las sábanas de la cama.

Cuando desperté de mi tranquilo sueño y con solo una sábana cubriendo mi cuerpo, estire mis músculos y me límite a ver el reloj de la mesita de noche, ya era tarde y apenas el sol terminaba de esconderse, gire sobre mi para encontrarme con el chico de mis ojos. Dormía plácidamente y no quise despertarlo, se veía tan tierno.

Me quedé mirando al techo absorta en mis pensamientos solo recordando lo bueno que había sucedido en estos años; el haber encontrado a mis padres, mi graduación, mi novio, mi familia.
Realmente me había ido muy bien después de tantos años de sufrimiento, me lo merecía, esto y mucho más.

El trabajo en la oficina era demaciado, el ser la mejor del grupo daba mucho trabajo. El diseño que había llevado a cabo desde hace muchísimo tiempo estaba dando frutos, era una colección increíble, y si le gustaba al jefe podría sacar mi propia línea de ropa, pero para eso empezaré con llevarle los bocetos y si los acepta tendré mi primera pasarela.

Mi corazón latia a mil por hora. Tenis los bocetos en mis manos pero mis pies no respondian, la puerta del jefe estaba justo en frente solo es llegar, mostrarle los dibujos, que me felicité y listo, vamos Elsa, tu puedes no seas una cobarde.

— ¿Que pasa Elsa? — una voz me saco de mi mundo, gire mi vista hasta la chica de ojos verdes y cabello rojo frente a mi.

— Nada Ariel, lo que pasa es que...— trague saliva y baje la mirada al sobre en mis manos.

Ella coloco su mano en mi hombro dándole un pequeño apretón. — Tranquila, yo estaba igual que tú en mi primera vez, no tienes nada que temer, si le gustan ya ganaste.

La mire y ella como siempre con una gran sonrisa en sus labios, me tranquilizó un poco su seguridad y el ser una de las mejores diseñadoras del mundo me daba mucha más seguridad. Inhale y exhale tomando una posición de seguridad, levantando mis hombros y pecho.

— Vamos pequeña, tu puedes. — le sonreí y asentí, camine hasta la gran puerta de cristal, con el grabado John Palmer Jefe de diseño.

Toque dos veces la puerta dándome cuenta de que ya estaba hay, escuché un pase del otro lado de la puerta, entre temblando la mirada sería de aquel hombre de más de cincuenta años de carrera se encontró con la mía, como era costumbre de el me saludo con una sonrisa.

—Buenos días Elsa, ¿en que puedo ayudarte? —trague saliva dispuesta hablar.

—Buenos días John. Solo quería mostraré los diseños que prometí enseñarte hace tiempo. Quería que me dieras tu opinión. — me acerque hasta el escritorio dejando el sobre con mi libreta dentro.

— Está bien Elsa, los veré. — me sorprendió la rapidez con la acepto verlos. — Puedes sentarte.

Hice lo que dijo, sentía cada parte de mi cuerpo temblar, pequeñas gotas de sudor bajaban por mi frente. Trate de disimularlo, y solo centrarme en mis diseños. El rostro de John no me daba muchas expectativas, no daba expresión alguna para saber que pensaba.

Miraba con detenimiento cada diseño, tomaba su tiempo y después cambiaba de hoja para mirar el siguiente. Cuando terminó dejo la libreta en su escritorio y me dedicó una mirada.

— Elsa...— sentí una punzada en mi pecho. Por dios.

Llegué a casa tarde, las luces estaban apagadas y todo estaba en silencio, deje mi bolso sobre la mesa de la sala y encendí las luces dejando ver a un Jack increíblemente guapo con una mesa llena de comida. Sonreí y me acerque a el besando sus labios.

— Que bueno que llegas amor. — sonreí en línea recta. — te preparé la cena, pero antes quiero que me cuentes que tal te fue con tus diseños. —arruge la nariz un poco bajando la mirada al suelo, el levantó mi mentón mirándome a los ojos. — Tranquila, no pasa nada...

— Le gustó. — susurré. Su mirada confundida me observó me aleje de él un poco. — Le gustó, Jackson le gustaron los diseños, participaré en la siguiente pasarela.

Mi corazón no podía de la emoción, sonreí aun más, dando pequeños brincos de emoción, me deje caer en sus brazos cuando se acercó, el estaba igual de feliz que yo, me beso y después acaricio mi rostro.

— Sabía que lo lograrías, nena.

Después de cenar, le di la noticia a mis padres, a mi tía, a todos. Estaba tan contenta, el solo pensar que mis diseños estarán en la siguiente pasarela, iluminaba mi rostro.
Un sueño más se había echo realidad y puedo decir que soy las persona más feliz del mundo.

Fin.

Enamorado De Elsa Arendell JelsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora