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Nota de autor: Los nombres elegidos para esta historia no estan basados en como suenan o como se escriben... si no en el significado y origen que estos tienen... fin del comunicado.















-N-nahiara...- repitió ella, con duda de que si el nombre le calzaria... y de cuanto duraría con el.

-Si, Nahiara. Ese sera tu nombre... el nombre que yo te puse, el que te puso tu destinado.- le dijo con dulzura. Acaricio su mejilla y ella no se rehusó ante el tacto, solo se apoyo en su mano buscando más de esta.

~Me gusta estar cerca de el~ pensó.

-¿Quieres comer algo?.- ella asintió.- Bien, traeré comida para ambos, ya regreso. No tardo.

Le dio un beso en su frente antes de salir de la habitación entusiasmado. Ella empezó a extrañar se presencia... anhelandola cada vez más, como si fuese una droga... se preguntaba... ¿como sabrán sus labios? ¿Sera protector conmigo? ¿Me amara? ¿No me lastimara?. Miles de preguntas se pasaban por su cabeza, abarrotandola de estas y desconectandola de la realidad... teniendo una de las múltiples -por no decir frecuentes- ausencias que había tenido a través de los años. Gaiza se encontraba durmiendo, durmiendo rodeada de una extraña paz y seguridad que nunca había sentido... volvió en si.

-Na... Nahiara.- decía Alastair.- ¿Estas bien?.

Ella simplemente asiente mirando la comida que habla traido aquella persona que empezó a ver con otros ojos. Sopa de tomate, pan y agua era lo que le había traído.

-Esto fue lo que pude traer... madre quería darme algo muy pesado, le dije que tenias que comer ligero.- explico acomodandose mejor en la cama.

-M-me podía c-conformar con una hogaza de pan...- dijo bajamente pero no lo suficiente como para no ser escuchada.

-Que dices? No puedes comer solo pan... necesitar comer correctamente.- dijo lo más suave posible. Ella no respondió, simplemente empezó a comer con lentitud.

Alastair quería que hablara más, que dejara atrás ese silencio que tanto le entristecia. Quería que ella le sonriera y que dejara atrás aquella expresión sin vida alguna... quería ver vida en sus extraños ojos tintados como el profundo mar... pero sabia que seria muy complicado. Aiden le pedia paciencia... pero Gaiza le pedia con urgencia que le ayudara. No sabia que hacer, así que tomo ambas peticiones y las junto.






















(...)

Todos los soldados se movían de un lado a otro... entrenando, vigilando o regresando de recorridos. Habia perdido más de la mitad de su ejercito en aquella sangrienta batalla que genere una de sus perdidas más grandes... el perder a su arma. Aquel Alfa estaba ardiente de furia, armando un nuevo plan... un nuevo ataque. Uno de los soldados entro agitado y aterrado a su despacho...

-A-alfa...- dijo con respiración agitada.

-Que ocurre.- dijo serio.

-E-el caballo... n-no podemos moverlo.- dice aun asustado.

-Que quieres decir con eso, les dije que lo dejaran suelto... no lo quiero en mis tierras.

-Eso intentamos Alfa. Pero todas las riendas que usamos las rompe como si nada.

El Alfa se levanto molesto. Ese animal salvaje solo ha causado problemas, hiriendo a más de uno y matando a otros por su fuerza descomunal.

Salio con el soldado detrás directamente hasta el establo. Los relinchidos se escuchaban desde una distancia considerable, además de los gritos de las personas que trataban de retenerlo. Al llegar noto el desastre que había... algunas de las sirvientas atendían a tres de los soldados que de alguna manera terminaron heridos. El Alfa observo a aquel caballo negro de majestuoso porte... algo llamo su atención...

Una marca de media luna -de tamaño pequeño- había aparecido atrás de una de sus orejas. Sabia que aquella rata había hecho algo...

-DÉJENLO! QUE CORRA!.- grito y todos soltaron las sogas con las que intentaban retenerlo.

El animal completamente descontrolado corrió con agresividad directamente hacia el Alfa quien -si no se hubiera movido- casi fue embestido por este.

Aquel caballo negro despareció de su vista... sabia que no podían seguirlo porque se desviaria y seria peor...

Lo dejo ir.



































(...)

Nesrin se impulsaba lo más rápido que podía por los pasillos de aquella casa en la que creció. Debía contarle a su hermano lo que vio... tenía que hacerlo. Abrió la puerta de la habitación con brusquedad. Interrumpiendo a su hermano y a la chica con quien pasaba casi todo el tiempo.

-Alastair! Alastair! A... LAS.. TA... IR!.- decía sarandeandolo. Quien se mantenia serio.- Hermano!.

-Que pasa Nesrin?!.- dijo molesto.- Habla ya!.

-Vi algo! En el jardín! Un caballo!.- en eso la peliplateada deja de comer para escucharla.- Es hermoso! Como se sentirá montarlo uno? Ven!.

Empezó a jalar la manga de la camiseta de Alastair. Y este no se movió ni un centímetro.

-Nesrin...- le llamo ella, captando la atención de ambos.- Habla más despacio y claro, que tu hermano no entenderá nada.

-Claro! Que estaba en el jardín cortando  unas rosas y un hermoso caballo negro paso a toda velocidad... se detuvo frente a la fuente y empezó a beber agua. Es hermoso! No se ha movido de allí.- dijo más tranquila.

La peliplateada intento ponerse de pie, no podía creer lo que escuchaba. Alastair se alarmó y la sostuvo para que se sentara en la silla de ruedas.

-P-puedo caminar.- intento insistir sabiendo que seria en vano.

-No, no puedes. Estas muy débil.- contesto serio.

Ella guardo silencio y solo se dirigió al jardín con rapidez. Tenía que confirmarlo... se le hacia imposible. Alastair y la pequeña Nesrin salieron tras ella... pero tenía la ventaja.

-Nahiara! ESPERA!.- no escucho.

Llego al jardín y se acerco más a la fuente hasta que divisó al dicho corcel. Este al divisarla emprendió una carrera sumamente intimidante... la cual alarmó a Alastair he intento apartarla, pero fue demasiado tarde. El animal se levanto en sus dos patas traseras... el temio lo peor... pero no fue así.

Cuando sus dos patas delanteras tocaron tierra, rastrego su cabeza en el pecho de la peliplateada. Ella le hablaba en un idioma extraño para los dos presentes... pero parecía que aquel caballo negro le entendía a la perfección.

Ambas personas se acercaron cautelosamente, siendo Nesrin empujada por su hermano. Nahiara miro a la niña y le extendió su mano, la cual acepto gustosa y la puso en el cuello del animal... ella creía. Alastair miraba con atención al animal y se fijo en la marca tras su oreja...

-Nahiara...- ella le miro.- Esto es...

-Corcel de Luna... esta marcado por ella, y se me fue otorgado a mi.- contesto con admiración.

-Hermoso...

-Si...- sus miradas se conectaron.- Lo es...






































"Corcel de Luna, fiel a su ama. Alma se reconstruye... Alfa de Alma que ama sin temor"






Silencio (pausada/cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora