El sonido de las llaves y la luz de la lampara alertan a la joven d tan solo docr años, quien se encuentra en una de las lúgubres celdas de aquella manada. Ella se altera y se esconde en la esquina mas oscura, asiendose un ovillo tratando -en vano- de ocultarse. Todos le tienen miedo, la mujer que estaba en la celda de enfrente... quien fue su única compañía, murió la semana pasada por ordenes que aquel hombre despiadado que la encerró como un animal en aquella celda a sus diez años. Su esposa, la Luna Teresa... fue muy cariñosa con ella, muy atenta... pero por escuchar conversaciones se entero que esperaba un bebe y eso la entristecía.
Habían ocasiones en las que él no la alimentaba en días, y se veía forzada a hacerlo... a usar su don para influenciar a uno de los soldados de guardia para que le diera una hogaza de pan.
La celda siendo abierta junto al chirrido de las bisagras la sobresalto, haciendo que sintiera miedo.
-N-no, p-por favor no... s-se lo suplico.- imploraba la pequeña sin mirarle.
-Silencio.- demando.
-P-por favor...- dijo con un hilo de voz. Al ser tomada con fuerza del brazo para ser arrastrada a otro lugar...
Ella le llamaba La habitación del dolor, y todos le conocían como la cámara de la tortura.
La señora Teresa no sabia que la pequeña sin nombre estaba encerrada en aquel lugar tan oscuro y aterrador... ella pensaba que había sido adoptada por alguna familia.
Pero su destino fue algo mas cruel...
La puerta de pesado metal fue abierta y el alfa ingreso con la niña de cabello gris platinado... los soldados se alejaron lo mas posible para no escuchar los desgarradores gritos de la pobre niña.
Fue sentada a la fría silla de metal para luego ser atada a la misma por los brazos y tobillos... los grilletes eran de plata, que de por si, no le hace daño al ser una bendecida por la diosa.
El alfa tomo una silla que estaba en la esquina para sentarse frente a la pequeña cabizbaja. Sus cabellos grises yacían enmarañados, si vestido blanco estaba manchado de suciedad y sangre... sus manos, labios y pies estaban agrietados. Su rostro no mejoraba, sus pómulos se marcaban macabramente y sus ojeras muy notorias.
-Pequeña... ¿que haré contigo?.- ladea la cabeza.- Hay que entrenarte... pero no quieres cooperar conmigo.
-P-por favor.- se escucho como susurro por su voz quebrada.
-¿Que dijiste?.
-P-piedad...
Su gruesa y siniestra risa inundo la pequeña habitacion, causando que el miedo recorriera la médula de la niña. Él, se levanto y tomo un destornillador de la mesa donde se encontraban otros utensilios para las torturas. El frío metal de la herramienta penetro la delicada piel de la niña... arrancándole un grito lleno de dolor y sufrimiento, un grito tan agudo como el de una sirena... otro termino usado para aquel don era La voz de la Sirena, ya que las leyendas aseguraban que la sirenas con sus voces angelicales podían seducir hasta el hombre mas fuerte y hundir el barco mas débil.
La niña sollozaba y gritaba cada vez que la punta de la herramienta se enterraba en su piel. El alfa tenia cuidado de no dañar ningún nervio o hueso, ya que la necesitaba completa... no manca.
-P-por f-favor!.- grito con voz rota.- ¡Piedad!.
-SILENCIO! Mientras mas grites mas durara esto... mientras menos grites sera mas rápido.- le dio a entender.- Te convertiré en mi mas fiel sierva, solo hablaras cuando se te lo indique... cantaras para seducir a la muerte y te entrenaré como un soldado mas. Seras mi mejor arma.
Ella empezó a temer por su vida, pero si quería extenderla... tenia que obedecerle.
Tomo un cuchillo sumamente afilado, y empezó a cortar la piel de su pierna... capa por capa. La niña aguantaba lo mas que podía para mo gritar, para no rogar... y el Alfa se dio cuenta de eso. Se detuvo.
-Parece que lo captaste rápidamente, eres obediente... ahora, silencio.- expreso orgulloso de su trabajo.
Acaricio el cabello enmarañado de la niña y ella sollozaba en silencio. Las heridas punzaban como el mismísimo infierno y su garganta estaba sumamente seca.
-Ahora, querida... vamos a hacer algo ¿si?.- ella siente lento y cansado.- Te sacare de este lugar ¿que te parece?
No obtuvo respuesta, solo un silencio.
-Vamos a atender tus heridas para que estés en condiciones de entrenar ¿bien?.- solo asiente.- Que haras de ahora en adelante? Vamos, puedes contestarme.
-Obedecere y no hablare hasta que Alfa lo indique.- su voz se volvio apaga y sin vida, mecánica.
-Perfecto.- sonrió con malicia.
Tenia planes para la pequeña sin nombre.
"Una pequeña con la voz de una sirena, fue condenada a un voto de silencio".
Algo corto pero pronto mas!
Sigan apoyando!❤
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Silencio (pausada/cancelada)
Kurt Adam《Su voz era encantadora, su voz era capaz de formar caos en segundos, su voz era hechizante, su voz... era la muerte misma》 (Esta historia se dejo de actualizar debido a deseos de avanzar por parte de la autora, gracias por su comprension).