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El solo estaba metiendose, la luz anaranjada iluminaba su rostro de manera hermosa. Miraba el atardecer mientras estaba de brazos cruzados... pensando lo que estaba por hacer. Cierto aroma llego a ella y lo reconoció en unos segundos pero no dijo nada...

Aquella persona se quedo parada a su lado.

-Como has estado.

-Bien... supongo.

Erick le estudia con la mirada. Ella se ve tan... poderosa, más que la ultima vez que la vio. Sin un pie sobre su garganta, libre de cadenas.

-Que piensas hacer.

-Tu padre, no querrá ayudar. Es tan traicionero como cruel.- dice seria.- Ya cumplí mi parte.

-Yo te apoyo...- ella le miro incrédula.- No soy mi padre... puedes contar conmigo.

-Como contar contigo... en una persona que me trato como objeto.- expreso molesta.- Crees que aquellas veces que pasábamos la noche... no me daba cuenta de las drogas que ponías en las bebidas? Por favor... no me hagas reír.

-Era la única forma de hacer que te doblegaras.- confeso.- Pero todo fue plan de mi padre... yo no quería hacerte eso.

-Si no quisieras no lo hubieses hecho.

-Lo siento.

-No lo sientas.- dijo.- De todas maneras espero no volverte a ver después de esto, pero gracias...

-¿Gracias?.- expreso confundido.- Por que me das las gracias? Acaso estas loca.

-Tal vez este loca... pero te doy gracias ya que gracias a ti aprendí a desconfiar de las personas.

Ella se retiro, dejando a Erick completamente confundido. ¿Acaso ella estaba loca? O simplemente estaba actuando? Desde que ella cruzo las puertas de aquella casa nuevamente, el ya no sabia que pensar... por un lado, el quería hacerla suya nuevamente... y por otro, debía respetar la marca que había en su cuello. Erick podría ser egoísta y cruel... pero era quien más respetaba las leyes lobunas de aquella familia.

-Todo bien hermano?.- pregunto su hermana mayor.- Maritza... se ve más tranquila.

-Si, todo bien.- suspira.- Aun no puedo creer que este aquí.

-Pienso igual. Padre nos contó sobre los planes que ella tiene, yo la apoyo. Y tu... ¿la apoyas?.- le miro interesada.

-Claro que la apoyo, ire con ella... ¿tu vendrás?.

-Si.- dice cansada.- Sabes que ella podría matarnos fácilmente después de terminar con el problema en su manada ¿no?.

-Lo se, pero no perdemos nada con intentarlo.




















































(...)

El sol salía, ella termino de ensillar a su caballo para subirse en el de manera rápida. Miro el cielo, ese dia... seria importante para ella. Solo había pasado una semana desde que huyo de la manada... otro caballo estaba junto a ella, no tenía jinete... era un corcel tan negro como el suyo, buscaría a su padre como le había prometido. Si iban a buen paso, llegarían a la manada Onix al anochecer quizás un poco más. Cascos resonaron y ella se volteo inmediatamente... Erick y su hermana mayor se acercaban sobre los animales.

-Que creen que hacen.

-Vamos a ayudarte.- aclaro la mujer.

-Solo manténganse cerca, y espero que mantengas esa daga lejos de mi... Sonia.- hablo dándole la espalda.

-C-como?...

-No me tomes por estupida. Sera mejor que partamos... estamos perdiendo tiempo.- aclaro mientras hacia que el caballo avanzara.

Pasaron por el pueblo, no había nadie a esas horas. Solo algunos mercaderes que preparaban sus productos. Los hermanos se sentían molestos con su padre al ver que no cumplió su palabra... siendo un hombre que siempre cumplió cada trato.

-Porque llevas otro caballo?.- se atrevió a preguntar Erick.

-Haremos una parada rápida para buscar a alguien.- aclaro mirando al frente.- Por su padre no se preocupen... la Diosa sabrá que hacer.

-Que le pasara a nuestro padre? Si le haces algo... te juro que...

-Oi symfoníes pou spáne katadikázontai apó tous theoús.- respondió dejando en confusión a los hermanos.- Que así sea...

-Cuantos idiomas hablas? Además del antiguo.- tal vez podrían sacar provecho de la situación.

-Muchos... no podría contarlos, los que se hablan, los que no, los que se hablaran.

Bien. Esa mujer no hacia más que decir cosas confusas para ellos... o quizás no eran lo suficientemente puros como para comprender. Ellos solo la seguían, pero cuando se desviaron del camino dudaron un poco. Andaron un poco, a algunos metros se podían ver cabañas y chozas ¿Adonde les había llevado aquella peliplateada?.

Salieron del bosque, y dieron con la aldea... probablemente de una tribu. Los nativos les rodearon y ella hablo con la bruja, haciendo que les dejaran de amenazar con sus flechas a ella pero no a los desconocidos.

-No harás que nos dejen de apuntar?.

-No confían en los extraños, ya regreso... solo no los provoquen.

Nahiara bajo de su caballo, dándole las riendas de los corceles a la bruja -quien gustosa los retuvo- y empezó a caminar hacia aquella cabaña. Al llegar toco la puerta y esta fue abierta. Daren abrazo a su hija al ver que ella estaba bien.

-Papa.- dijo.

-Me alegra que estes bien.- beso la frente de la joven.- ¡Por que estas aquí? Pensé que estaría en tu manada.

-Vine por ti, quiero que estes conmigo...- contesto sincera.- Quiero a mi padre conmigo cuando mi cachorro nazca...

El abrazo a su hija con lagrimas en los ojos. Sollozo levemente.

-C-claro que estaré contigo. Eso no lo dudes.- ella tomo su mano y lo llevo a donde estaban los otros.

El miro con cautela a aquellas dos personas que acompañaban a su hija. Ella le extendió las riendas de uno de los caballos y el subió a este. Los hermanos miraban curiosos y asombrados al hombre blanco... era como Nahiara, pero en versión masculina.

-Suerte.- hablo la bruja.

Ella asintió y partieron de la tribu, su padre a su lado y los hermanos detrás.

-Nahiara... quien es el.- hablo Erick, se le hacia imposible no sentirse algo celoso.

-El es Daren de la Luna... mi padre.- contesto sin más.

-Ahora es mi turno de preguntar.- hablo Daren.- Quienes son estos de aquí.

-Son los únicos que me apoyaran en esto. Ademas de ti.- contesto.

-Mas les vale no traicionarnos.- luego señalo a Erick.- Y tu, aleja tus manos de mi hija que ella tiene pareja y esta esperando un cachorro.

Nahiara empezó a reír frenéticamente pero sin detener el paso. Le gustaba ver a su padre de manera sobreprotectora.

-Claro, señor.- levanto las manos en forma de rendición.

-Así me gusta. Lejos de mi hija se ve más bonito.




































































"La sangre comenzara a correr..."




















(...)

Silencio (pausada/cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora