Capítulo 6

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19 de Abril de 2022.

-Joaquín.

El cálido ambiente hogareño que me recibe al entrar, después de un año, al hogar en el que pase gran parte de mi vida, es lo suficientemente agradable como para lograr que las lágrimas comiencen a abandonar mis ojos por tercera -o cuarta- vez en el día.

El encontrarme otra vez en mi hogar despierta un sinfín de emociones, por una parte me hace sentir muy feliz poder ver a mi madre, pero por otra me sume en una terrible tristeza al tener que visitarla nuevamente en estás condiciones. Hacía casi un año que no ponía un pie en casa de mi madre, ya fuera por la gran demanda de tiempo que exigen mis estudios universitarios o por el largo recorrido que tenía que atravesar para llegar; poco a poco las vistas a mi madre fueron disminuyendo hasta que llegó el día en que simplemente deje de visitarla, aún mantengo el contacto con ella por llamada o videollamadas pero eso no es suficiente para llenar el vacío que me genera el no tenerla cerca ni poder refugiarme en sus brazos en momentos difíciles.

Justo como el que pase ayer.

Mis diferencias con Emilio no pudieron ser arregladas. Él no hizo intento alguno de buscarme para aclarar nuestros problemas, dejándome de esa manera las cosas más claras y haciéndome entender que definitivamente no deseaba quedarse a mi lado. Aunque aún no puedo procesar del todo que estoy esperando un bebé y mi relación con Emilio termino en un abrir y cerrar de ojos, me he prometido que daré lo mejor de mí para superarlo y para poder ser un buen padre para mi hijo.

Ahora mi bebé es lo único que debe importarme.

El ambiente familiar que me ha envuelto desde el primer momento en que entre a la residencia no me ha abandonado en ningún instante durante mi recorrido, el cuál realizo en búsqueda de mi madre. Recientemente se cumplieron diez meses desde la última vez que pise el interior de este hogar, los muebles y decoraciones siguen en su lugar de siempre aunque puedo notar que la pintura y tapiz que adornan algunas paredes son diferentes.

A pesar de que inconscientemente me he puesto a divagar entre recuerdos, una parte de mi mente sigue en el presente y alerta a todo lo que me rodea, por lo cual no me es difícil salir de mis pensamientos al escuchar los pasos que poco a poco van escuchándose más cerca.

Lentamente aparto mi vista de las pequeñas decoraciones que se encuentran el en blanco estante que cuelga de la pared. Mi vista se dirige hacia la entrada del lugar y se posa sobre mi madre cuando entra en mi campo de visión.

Elizabeth: Joaquín...— susurra al verme —

Joaco: Mamá— de manera inevitable me acerco a ella para fundirla en un necesitado abrazo. Necesitaba sentirme protegido y los cálidos brazos de mi madre siempre han logrado saciar esa necesidad —

Elizabeth: Joa— corresponde al abrazo un poco confundida —¿Joaquín? ¿Por qué lloras?— pregunta  tal vez al escucharme sollozar —

Porque me es inevitable no hacerlo. A pesar de que trate de mentalizarme para no verme afectado frente a ella, los cambios hormonales, la sensibilidad y el verla después de tanto tiempo, me hicieron olvidarme de esa estúpida coraza que sólo tenía como finalidad darme confianza y seguridad; su sola presencia desarmó esa pared en tan sólo un segundo y con tan sólo un contacto.

Casusando que todas mis emociones retenidas finalmente se desbordaran.

Joaco: Mamá... Yo, yo quería verte desde hace mucho tiempo. Toda la semana pasada me desvelé para entregar los pendientes de la universidad y así poder visitarte este fin; pero ocurrieron tantas cosas que me hicieron posponer mi visita hasta hoy— digo separándome y limpiando mis lágrimas. No me gusta demasiado el llorar por cualquier cosa o motivo, lo odio de sobremanera —Te juro que ansiaba visitarte... Pero no en estas condiciones y menos con tantas malas noticias. Lo siento mucho.

Última OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora