Capítulo 30

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[Martes 16 de Noviembre de 2027.
12: 00 p.m]

-Emilio Osorio.

A pesar de la hora, mis ánimos están por los cielos ya que hoy es la entrevista de Raúl.

Alrededor de las siete de la mañana, Diego me había llamado para avisarme que la entrevista sería por la tarde y Mara ya estaba enterada de que yo llevaría a Raúl hacia la disquera y los acompañaría a la entrevista como una especie de apoyo a Raúl. Antes de colgar, Diego me recalcó que llevara bajo perfil y no hiciera algo que desviará la atención de Raúl pues no quería que los medios lo dejaran de lado para tratar de obtener una reacción de mi parte por todo el lío que se armó en la boda.

Obviamente desde el primero momento contemple esa posibilidad por lo que en la noche me la pasé resolviendo ese asunto. Al terminar la llamada con Diego, me encargué de mandarle un mensaje a Raúl para confirmarle que pasaría por él al departamento y finalmente después me levanté de la cama para iniciar con mi día.

Una vez me encuentro, duchado, arreglado y muy presentable, salgo de mi habitación para dirigirme a la habitación donde se están quedando Joaquín y mi hijo, para verificar que sigan durmiendo y se encuentren bien. Al confirmar que sí, cierro la puerta y bajo al segundo piso con la mayor delicadeza posible para no tener algún accidente y ocasionar algún ruido que pueda perturbar su sueño.

Con todo lo sucedido ayer, deseo que estén tranquilos y duerman bien.

Al llegar al comedor, me encuentro mi desayuno ya listo y servido encima de la mesa. La empleada ha dejado un par de platillos para complementar el plato principal aún cuando le he pedido que sólo me preparara algo ligero ya que no tenía mucho tiempo. Amablemente le pido que guarde los complementos para más tarde pues son del agrado de mi hijo y estoy más que seguro de que él se molestara si de entera que los he desperdiciado y a su vez, ella aprovecha para también retirar los cubiertos y platos que ha colocado de más al comprender que, por hoy, desayunaré solo.

El desayuno lo paso en completo silencio al estar solo y tener toda mi atención centrada en la conversación que mantengo con Raúl por medio de una aplicación de mensajería. Le aviso que dentro de unos cinco minutos salgo camino a su casa mientras que él me anuncia que recién se ha levantado de la cama pero que se dará prisa en alistarse para estar completamente listo para cuando llegue por él.

Al terminar de desayunar, únicamente me levanto de la mesa con mi celular en mano para dirigirme al baño de la planta baja a lavarme los dientes. Al terminar de cepillarme los dientes y asegurarme de que todo este bien con mi imagen, salgo del baño encontrándome la mesa ya lista y a Joaquín sentado en la sala esperándome.

Emilio: Buenos días -saludo acercándome hacia donde está él para tomar mis llaves y la chamarra que he dejado sobre uno de los sofás- acabo de ir al cuarto y estabas dormido.

Joaco: Oh sí, me dí cuenta, en realidad aún tengo un poco de sueño pero desde hace algún rato estuve tratando de volver a conciliar el sueño y como no pude, decidí levantarme -responde con una ligera mueca- ¿vas a salir? -pregunta al verme colocar la chamarra. Yo respondo de manera afirmativa ante su pregunta- ¿tienes trabajo?

Emilio: Trabajo como tal, no. Voy a acompañar a uno de los nuevos talentos a una entrevista en radio que le van a hacer.

Joaco: ¿Llegarás tarde? tal vez no lo recuerdes, pero ayer le dijiste a Alex que lo llevarías al museo y que después de ahí lo llevarías a comer a su restaurante favorito.

Emilio: Lo recuerdo, regresaré a casa apenas termine mis pendientes, porque después de la entrevista tengo que ir a ver unos asuntos en la disquera.

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