Capítulo 59

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(Capítulo resubido - Agregué una parte nueva al final por si desean verla. No es de relevancia así que pueden ignorar y esperar el final ya que el capítulo sigue siendo prácticamente el mismo.)

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[Sábado 2 de Septiembre de 2028.
9:30 a.m]

-Joaquín Bondoni.

Gracias a que justo ayer la semana de desfiles ha culminado y no tengo ningún otro trabajo pendiente en Milán, es que puedo regresar finalmente a casa después de una semana tan pesada.

Admito que estos cinco días que pase en Milán fueron estupendos y los disfruté bastante al lado de mi pareja, pero mi corazón no puede dejar de extrañar el estar cerca de mis hijos. Sé que apenas pasé una semana fuera de casa, pero para mí es algo tan nuevo el separarme de mis pequeños por tantos días que me fue imposible no pensar constantemente en ellos, aún cuando estuve trabajando y pasé todo mi tiempo libre junto a Emilio.

Como buen padre preocupado, me mantuve en contacto durante toda la semana con Alex y Sara por medio de videollamadas. Nuestro hijo mayor aprovechaba los minutos para contarnos -a Emilio y a mí- acerca de su día y el como se estaba sintiendo al estarse quedando en casa de su mejor amigo; mientras que Sara nos ponía al tanto de todo lo que sucedía con Einar y nos relataba con lujo de detalle como estaban las cosas en casa ante nuestra ausencia.

Y aunque de los tres, Alex parecía ser quién mejor se la estaba pasando y más se divertía, constantemente nos pedía que volviéramos pronto a casa porque nos extrañaba y nos quería de vuelta. Razón por la cual, Emilio y yo terminamos rápidamente nuestros últimos trabajos para regresar a casa lo más pronto posible y así estar  nuevamente junto a él.

Además mi presencia ya no es de utilidad en la capital, por lo que no veo la necesidad de alargar mi estadía en la ciudad. Como el evento a beneficio ya ha finalizado y mi equipo financiero es el que se encuentra haciéndose cargo de todo lo referente al dinero recaudado, yo puedo darme el lujo de regresar hoy mismo a mi hogar sin tener ningún preocupación.

Así que, apenas el reloj marca las ocho en punto, despierto a Emilio y  ambos comenzamos a organizar nuestras maletas para que queden listas de una vez y se nos facilite emprender el viaje de regreso a casa justo después del desayuno.

Aún con las prisas, nos tomamos nuestro tiempo para disfrutar de la primera comida del día en la comodidad de nuestra habitación. Yo me encargo de preparar el desayuno más completo que puedo con los pocos alimentos que aún quedan disponibles en la cocina de la suite. Trato de hacer la mejor comida que puedo, para ahorrarme la molestia de bajar al restaurante del hotel.

Después de desayunar, procedemos a ducharnos y vestirnos con la ropa más cómoda que encontramos en nuestras maletas pues no deseamos arreglarnos mucho ya que sólo vamos de regreso a casa.

Bajamos a la recepción ya con nuestras maletas listas a las nueve horas de la mañana con cincuenta y cinco minutos. En el camino nos encontramos algunos amigos de los que nos despedimos de manera rápida con un par de palabras y algunos abrazos a los más cercanos, también nos topamos con varios modelos y diseñadores que sólo se despiden a lo lejos con un simple movimiento de manos al no ser tan cercanos a nosotros.

Finalmente, abandonamos el hotel a las diez de la mañana exactas y para las diez con cinco ya vamos transitando por las calles de Milán con rumbo al sur.

Nuestra casa se encuentra en una localidad ubicada a casi cuarenta minutos en auto del centro de Milán, por lo que debemos salir con bastante tiempo de anticipación si es que queremos llegar temprano a nuestra casa. Normalmente el trayecto es largo así que preferimos salir antes de la denominada “Hora pico” para evitar encontrarnos con algún congestionamiento vial que nos haga permanecer varados durante largos minutos en la calle, haciendo más tardado y tedioso nuestro viaje.

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