Capítulo 48

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[Sábado 8 de Abril de 2028]

-Alexander Bondoni.

Abro lentamente mis ojos debido a la pesadez que siento en ellos y la molesta luz que inunda el lugar donde me encuentro. Mi cuerpo se siente pesado, cada una de mis extremidades parecen estar dormidas ya que únicamente siento un ligero hormigueo extenderse por absolutamente todo mi cuerpo. Mi cabeza parece estar a punto de explotar pues las punzadas son demasiado constantes y algo dolorosas además de que se vuelven más fuertes cada vez que intento abrir por completo mis ojos, sólo para poder descubrir dónde es que me encuentro.

La luz y la pesadez afectan directamente mi cabeza ocasionándome más dolor ante la sensibilidad que presento debido a mi reciente despertar.

Una vez el dolor se vuelve más ligero y la sensibilidad a la luz se va, puedo abrir mis ojos para finalmente comenzar a investigar dónde es que me encuentro.

Mi mirada empieza a pasearse de manera temerosa por toda la blanca habitación en búsqueda del más pequeño indicio que me pueda ayudar a saber dónde es que me encuentro, por qué razón estoy en una habitación, cómo es que salí del lugar donde tenían a mi hermanito y por qué rayos no recuerdo absolutamente nada que me ayude a resolver mis cuestionamientos.

La habitación es completamente blanca a excepción de las sábanas y fácilmente puedo deducir que es una habitación de hospital, por la que una de mis dudas queda resuelta en cuestión de segundos.

Ahora sólo me queda resolver las dos que siguen pendientes.

La observación a fondo de la habitación se ve interrumpida debido a la abrupta interrupción que hace mi padre al cuarto. Emilio entra con un rostro que demuestra lo cansado que se encuentra, su mirada no refleja más que infinito miedo, su cuerpo entero sufre de ligeros espasmos supongo que por el nerviosismo y su respiración esta siendo demasiado irregular debido a lo agitado que viene.

La expresión asustada que se encuentra plasmada en su rostro y la demacrada imagen que da a simple vista, sin duda serán difíciles de olvidar.

Emilio: ¡Gracias al cielo que ya despertaste! —de inmediato se acerca hasta mí para recostarme nuevamente al percatarse de que me encuentro a nada de bajarme— Quédate acostado, ¿te duele algo? —pregunta con notable angustia—

Alex: No me duele nada, estoy bien —respondo para que quite esa preocupación de su mente y comience a tranquilizarse— ¿Por qué estoy aquí?

Emilio: Te desmayaste debido a la fuerte impresión que te llevaste. El doctor dijo que no fue nada grave así que sólo te trajeron aquí para que estuvieras cómodo en lo que despertabas —lentamente se sienta sobre la camilla— Raúl ya ha llegado así que te irás con él a casa para que vayas a descansar.

Alex: Yo no quiero irme a la casa, quiero estar contigo -—digo de inmediato. No puedo dejar a mi papá solo en estos momentos difíciles y tampoco puedo irme con Raúl pues mi papá Joaquín nos tiene prohibido estar con él a solas—

Emilio: No te estoy preguntando nada, te estoy avisando que te irás. Quieras o no. Tienes que descansar después del desmayo y no puedes pasarte el día entero en el hospital —responde con clara angustia—

Alex: Tenemos que estar juntos, no puedo dejarte.

Emilio: No puedes estar aquí, Alex —recalca con seriedad— tienes que dormir cómodamente en tu habitación, comer a tus horas y hacer tu tarea porque pasado mañana tienes colegio. Yo no puedo cuidarte porque debo estar al pendiente de tu hermano y tu papá.

Última OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora