Capítulo 54

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[Viernes 28 de Julio de 2028]

-Joaquín Bondoni.

Mis palabras podrán sonar algo descabelladas, pero muy dentro de mí, mi intuición me advertía que las cosas no habían estado tan perfectas en estos meses que estuve ausente. Y haber escuchado a Emilio y Alex hablar a escondidas al respecto de ocultar alguna cosas, sólo confirmo mis sospechas al respecto de que no todo había salido tan bien teniendo a Emilio al mando de la casa y los niños.

Y de que obviamente Emilio me lo estaba ocultando y al parecer planeaba seguir haciéndolo.

Desde el momento en que Emilio me confirmó que se encontraba recibiendo ayuda de Damián, supe que algo malo debió haber pasado. Yo conozco a Emilio desde hace años, estuvimos un año completo juntos y hemos convivido un pequeño par de años más, por ello es que sé muy bien  como es que él maneja el rencor y sobrelleva sus problemas. Sé que jamás aceptaría ayuda de Damián a menos de que en verdad lo necesitará, porque su orgullo no le permite mostrarse vulnerable y necesitado de ayuda frente a las personas con las que no mantiene una buena relación, y Damián se encuentra -o encontraba- dentro de ese círculo de personas.

Así que claramente algo grave tuvo que haber pasado para que Emilio aceptara la ayuda de Damián. Una situación que generó el impacto suficiente en él para que admitiera necesitar ayuda y aceptara la mano amiga que -irónicamente- uno de sus enemigos le ofrecía. Una situación tan delicada que logró hacerle dejar de lado su odio hacia Damián y el enorme coraje que demostró tenerle al saber que lo había envuelto en una gran mentira. Ese odio que ocasionó la fuerte discusión que tuvimos antes de mi accidente.

Una situación delicada que yo estoy dispuesto a descubrir.

Joaco: Damián, por favor cuéntame lo que pasó en estos meses. Sólo estamos nosotros, así que se sincero conmigo —pido con tranquilidad—

Realmente mis palabras no son por completo verdad ya que Alex y Matías se encuentran sentados en el suelo, dibujando en sus cuadernos frente a nosotros. Damián y yo nos encontrábamos tomando algo de jugo a la vez que conversábamos tranquilamente sobre cosas triviales y temas importantes sobre nuestros hijos. En algún punto de la conversación me sentí tan cómodo con él a mi lado que decidí era el momento perfecto para externar las dudas que carcomían mi mente y me llevaban días atormentando, así que no dude en preguntarle y aprovechar su cercanía y confianza para intentar sacarle la verdad de lo que sucedió en este tiempo que estuve en el hospital.

Damián era la única opción razonable que me quedaba para saber lo sucedido en mi ausencia, por lo que debía aprovechar la oportunidad.

Durante toda la semana estuve  intentado -sin obtener éxito alguno- el hacer que Alex me contará cómo fueron sus días en mi ausencia y todo lo que sucedió mientras estuve en coma, pero él mantuvo una firme postura respecto a ese tema y no pude sacarle nada de información. Mi hijo siempre se ponía muy nervioso apenas yo hacía la primera pregunta, pude percatarme de que sí me prestaba atención y sabía perfectamente bien lo que le estaba preguntando, pero simplemente prefería hacerse el desentendido para  evitar darme una respuesta y así terminar huyendo de mí apenas se le presentara una mínima oportunidad. Al igual que con las chicas, las cuáles también me desviaban el tema o fingían no escuchar mis preguntas cuando comenzaba a tocar dicho tema.

Su comportamiento al respecto me pareció sumamente extraño por lo que la teoría de que algo muy importante o estresante había pasado en mi ausencia, sólo comenzó  a tomar más fuerza en mi mente.

Conozco perfectamente bien a mi hijo y sé que Alex sólo evade las cosas cuando hablar de ellas lo hace llenarse de malos o melancólicos sentimientos. Evita hablar cuando algo le incómoda y opta por no compartir sus experiencias cuando algo malo sucede, así que fue demasiado fácil el percatarme de esos raros y sutiles comportamientos. Darme cuenta me hizo poner mis sentidos a trabajar, manteniéndome alerta para tratar de encontrar la causa de las cosas e intentar resolver cualquier problema que se estuviera susitando, pero Alex sencillamente no quiso poner de su parte y terminó haciéndome las cosas más difíciles.

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