Capítulo 39

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[Jueves 23 de Diciembre de 2027.
7:25 p.m]

-Alexander Bondoni.

Aunque tal vez mis padres puedan creer fervientemente que yo no me doy cuenta de lo que sucede ni percibo el tenso ambiente, están muy equivocados.

Desde un día antes de mi cumpleaños pude notar que por la noche ya se encontraban algo distanciados y no se dirigían ni una mísera palabra. Fácilmente descubrí que algo había pasado aún cuando ellos intentaron mantener una buena convivencia para no hacerme despertar sospechas, algo que no lograron evitar pues yo los conozco perfectamente bien y puedo saber que es lo que sucede entre ellos con sólo verlos unos segundos.

Gracias a eso pude darme cuenta que todo el problema venía de parte de mi papá Joaquín. Él era quién rehuía de la mirada de Emilio, quién no le dirigía la palabra y quién se encargaba de alejarse cada vez que este intentaba acercarse. Al principio pensé que su comportamiento estaba justificado por la presión que podía estar teniendo al recordar que al día siguiente se encontraría con mi abuela Elizabeth después de pasar meses sin hablar debido a los problemas que no han podido resolver, más su comportamiento siguió siendo el mismo aún después de que mi cumpleaños haya pasado.

Hasta ahora mi papá Joaquín sigue comportándose distante con Emilio y hasta cierto punto llega a ser cortante con él.

Otra de mis teorías -y la que más razones me da para entender su comportamiento- es que se encuentra molesto por la situación que vivimos días atrás con Damián. Por más que él haya dicho que aceptará al bebé y estará de acuerdo con todo, en el fondo yo sé que si le ha afectado el enterarse de que existe esa posibilidad de que Emilio y Damián tengan un hijo en común.

Y es completamente entendible porque a mí eso también me afectó en ciertos aspectos, más no por ello me encuentro ignorando a mi papá que no es culpable de nada pues ni siquiera sabía de su existencia.

Alex: Si tienen algo de que hablar, háganlo en ese momento porque yo no estoy dispuesto a seguir conviviendo bajo esta horrible tensión —admito levantándome de la mesa para hacer que ambos me miren— si no arreglan esto, me iré a casa de mi tía Bianca hasta que lo hagan.

Joaco: Tú no vas a irte de esta casa.

Alex: Lo haré si no dejas de tener esa actitud. ¡Ya estoy cansado de que te la vivas ignorando a mi papá!, ¡si tienes algo que reclamarle, hazlo de una vez y deja estos tontos juegos de niños!

Emilio: Alex no le grites a tu papá. Te castigaré si vuelves a hacerlo —advierte—

Alex: Pues castígame, prefiero estar encerrado en mi cuarto que tener que soportar este ambiente tan asfixiante.

Joaco: Tú no tienes porque ordenarme nada. El problema es mío y yo sabré en que momento debo intentar resolverlo, no tienes que entrometerte ya que a ti no te incumbe.

Alex: Claro que me incumbe —respondo con cierta tristeza— estás tirando a la basura todos los avances  que hemos tenido durante estos meses, además de que estás haciendo que yo dejé de sentirme cómodo en mi propia casa. Ya estoy cansado de esto. Entiendo que sus problemas no me importan, más sí me afectan mucho pues me ponen bajo presión. Al verlos enojados no puedo evitar pensar que hice algo mal y gracias a ello comienzo a presionarme a hacer la cosas rápido y no dar problemas para no ganarme un regaño. ¡No quiero seguir viviendo así! —finalmente grito sacando toda la frustración que me he guardado durante estos días—

Las lágrimas inevitablemente empiezan a acumularse en mis ojos y no tardan nada en comenzar a caer de una por una. La situación me sobrepasa demasiado y en momentos como estos es en los que odio no ser igual a todos los niños de mi edad que viven en su burbuja e ignoran olímpicamente los problemas de los adultos.

Última OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora